jueves, 21 de abril de 2011

"...resucitado para [διά ] nuestra justificación" Romanos 4.25

Esta cláusula está construida como un parallelismus membrorum:

ὃς
παρεδόθη   διὰ       τὰ        παραπτώματα     ἡμῶν
καὶ
ἠγέρθη       διὰ      τὴν        δικαίωσιν           ἡμῶν.

El paralelismo podría sugerir prima facie que la preposición διά en ambas cláusulas debería tener el mismo sentido. Sin embargo, debido a que en la segunda cláusula el sentido causal difícilmente encaja con la expresión, debe haber otra forma de entender el uso de las preposiciones. De acuerdo al Dr. Murray J. Harris habría tres probables soluciones: (1) διά tiene un sentido final en ambas cláusulas; (2) διά es causal en la primera cláusula y final en la segunda; (3) διά es causal en ambas cláusulas: v. 25a “a causa de (la necesidad de expiar)” y v. 25b “a causa de (la necesidad de lograr o confirmar)”.[1] A mi juicio, este paralelismo contiene ideas contrapuestas. Hay un contraste entre los pasivos (1) παρεδόθη implica muerte y (2) ἠγέρθη implica vida; entre los sustantivos en acusativo (1) παραπτώματα, en plural, implica culpabilidad y (2) δικαίωσιν, en singular, implica inocencia. Si es así, entonces habría distinción en el uso de διά en cada una de las frases preposicionales. Esto no quiere decir que διά tenga varios significados, sino que el contexto nos ayuda a determinar la dirección causal de esta preposición. Si esto es correcto, διά en la primera cláusula es restrospectivo pudiéndose traducir como “a causa de”, y διά en la segunda cláusula es prospectivo pudiéndose traducir como “para”.[2] La resurrección es el sello de la aprobación divina de la obra de Cristo.[3]

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[1] Cf. Murray J. Harris. “Appendix: Prepositions and Theology in the Greek New Testament”, en NIDNTT, 1184.
[2] Cf. E. H. Gifford, The Epistle of St. Paul to the Romans (Londres: John Murray, 1886), 109; Sanday-Headlam, 116.
[3] Cf. Harris, op. cit., 1184.

martes, 19 de abril de 2011

Importancia de la resurrección de Cristo

Al acercarnos al Domingo de Resurrección, estoy releyendo los siempre emocionantes relatos bíblicos de la resurrección del Señor Jesús. También, estoy revisando principalmente dos estudios dedicados a ello. El trabajo de George E. Ladd y el voluminoso estudio de N. T. Wright. 
El apóstol Pablo destaca la relevancia del hecho de la resurrección de Jesucristo en los siguientes términos:
14 y si Cristo no ha resucitado, vana es entonces nuestra predicación, y vana también vuestra fe. 15 Aún más, somos hallados testigos falsos de Dios, porque hemos testificado contra Dios que Él resucitó a Cristo, a quien no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan. 16 Pues si los muertos no resucitan, entonces ni siquiera Cristo ha resucitado; 17 y si Cristo no ha resucitado, vuestra fe es falsa; todavía estáis en vuestros pecados. 18 Entonces también los que han dormido en Cristo han perecido.
1 Corintios 15:14-18 (LBLA)

No cabe duda que la resurrección está en el centro de nuestra fe. Y, como dice el profesor Ladd:
Empero si Jesús no resucitó, la historia de la redención termina en el callejón sin salida de una tumba palestina. Entonces resulta que Dios no es el Dios vivo, ni es el Dios de los que viven, como dijo Jesús (Mr. 12:27). La muerte es más poderosa que Dios; la muerte es más poderosa que la palabra de Dios. Se demuestra que los actos de Dios son vanos ante el mayor enemigo del hombre: la muerte. No se puede descartar la resurrección y al tiempo aceptar el testimonio de la Biblia tocante a la historia de la redención.[1]
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[1] George E. Ladd, Creo en la resurrección de Jesús (Miami: Caribe, 1977), 189.

Otros breves artículos que publiqué sobre la resurrección son:
Las mujeres y la resurrección
Martin Hengel y la resurrección de Jesús

Testigos de la resurrección

Es evidente que la palabra “testigo” (μάρτυς) en el libro de los Hechos retiene la carga semántica de trasfondo legal. El testigo es alguien que certifica la ocurrencia de un hecho, y lo único que cuenta es su palabra. La prueba del testimonio es que la palabra dada corresponda con la realidad. Pero, ante un hecho irrepetible y pretérito, el testimonio cristiano firma su declaración con la sangre. El testigo está frente a todos nosotros trayéndonos el bendito mensaje del Jesús resucitado. Me llama muchísimo la atención que en el libro de los Hechos el sustantivo μάρτυς está íntimamente relacionado con la proclamación del Cristo vivo: Hch 1.3 cf. 1.8; 1.22; 2:32; 3:15; 5:32; 10:39,41; 13:31.
El Dr. George E. Ladd, en su refinado estilo, lo expresa así:
El hecho de que la resurrección continuó siendo el punto central de la proclamación de los cristianos se comprueba por las reseñas de sermones posteriores. Cuando el evangelio fue llevado a los gentiles por vez primera, Pedro hizo a Cornelio una brevísima declaración tocante a la vida y la muerte de Jesús. Luego afirmó: "A éste levantó Dios al tercer día, e hizo que se manifestase; no a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios había ordenado de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de los muertos". (Hch. 10: 40-41). Pedro dio testimonio, no sólo de la resurrección, sino de la reanudación de su propia experiencia de comunión con el Señor resucitado.[1]

Celebremos la resurrección de Nuestro Salvador, y agradezcamos a Dios por el testimonio apostólico que tiene la impronta de la sangre.


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[1] George E. Ladd, Creo en la resurrección de Jesús (Miami: Caribe, 1977), 54.

lunes, 18 de abril de 2011

"Griego del Espíritu Santo"

Eruditos de antaño consideraban que el griego del Nuevo Testamento era un griego inspirado especialmente por el Espíritu Santo. El teólogo luterano alemán Ricard Rothe afirmó esto en su obra Zur Dogmatik:
Man kann in der That mit gutem Fug von einer „Sprache des heiligen Geistes" reden.[Podemos hablar con propiedad de un idioma del Espíritu Santo][1]. Otro teólogo alemán, Hermann Cremer, asumió esa tesis en su obra Biblico-Theological Lexicon of the New Testament Greek.[2]
La discusión acerca de este tema tiene una larga historia. No obstante, no podemos despojar al Nuevo Testamento de su génesis en el tiempo y el espacio. El Nuevo Testamento emergió en un contexto específico con un idioma muy humano sin dejar de ser el Libro de Dios.


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[1] Richard Rothe, Zur Dogmatik (Gotha: F. A. Perthes, 1863), 238.
[2] Hermann Cremer, Biblico-Theological Lexicon of the New Testament Greek (3a edic.; Edinburgh: T&T Clark, 1886), iv.

sábado, 16 de abril de 2011

Uso y abuso del aoristo

"Este verbo, en griego, está en aoristo lo cual significa que la acción se produce una vez y para siempre".
Afirmaciones de este tipo son comunes entre nosotros. La misma palabra "aoristo" es asociada con cierto conocimiento esotérico e inaccesible, que sólo las almas iluminadas pueden acceder a él.
Una obra seminal que ha ayudado a la desmitologización del aoristo es el artículo del profesor Frank Stagg publicado en 1972 (¡!). El artículo está disponible en internet, se intitula "The abused aorist".

Por ejemplo, en Marcos 1.11 leemos "Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia [εδκησα indicativo aoristo de εδοκω “tener complacencia”]". Obviamente no entendemos que Dios tuvo complacencia en Su Hijo sólo una vez en algún punto de la eternidad.
Me parece acertado lo que dice el profesor Stephen Levinsohn:
"Termino con una advertencia final. Si al hacer la exégesis de un pasaje, se tienen en cuenta los rasgos discursivos del texto griego, por lo general el resultado NO será una nueva interpretación del pasaje. Pero el hecho de haber tenido en cuenta tales rasgos permitirá al exegeta poder escoger entre las diversas interpretaciones existentes".

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viernes, 15 de abril de 2011

¿Cuál es el antecedente del pronombre demostrativo neutro singular τοῦτο (“esto”) en Efesios 2.8?

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios
Τῇ γὰρ χάριτί ἐστε σεσῳσμένοι διὰ πίστεως· καὶ τοῦτο οὐκ ἐξ ὑμῶν, θεοῦ τὸ δῶρον
Efesios 2.8


De acuerdo al Dr. Daniel B. Wallace hay 4 alternativas: (1) “gracia”; (2) “fe”; (3) el concepto de salvación por gracia por medio de la fe; (4) y καὶ τοῦτο teniendo una fuerza adverbial sin tener antecedente, siendo equivalente a “y especialmente”.[1]

El problema con las alternativas (1) y (2) es que χάριτί (“gracia”) y πίστεως (“fe”) son sustantivos femeninos, mientras que el pronombre τοῦτο es neutro.
Hasta donde sé, Agustín de Hipona fue uno de los primeros en proponer la alternativa (2). Con respecto a si la fe es un don de acuerdo a Efesios 2:8, en el nivel gramatical podemos concluir que las palabras "fe" y "gracia" probablemente no son los antecedentes del pronombre neutro. Mientras es verdad que en raras ocasiones, cuando un pronombre aparece entre dos sustantivos, el pronombre no coincide en género con el sustantivo antecedente porque es atraído por el sustantivo consecuente. Sin embargo, el caso de Efesios 2:8 no tiene paralelo.

Puesto que "don" (δῶρον) está en neutro singular nominativo algunos han considerado que τοῦτο está relacionado con δῶρον. El problema es que no es el predicado nominal de τοῦτο. Es por ello que la probabilidad gramatical y el contexto indicarían que el concepto de salvación por gracia por medio de la fe sería el antecedente de τοῦτο. A. T. Robertson se inclina por esta interpretación, que es la alternativa (3).
El Dr. Wallace defiende la alternativa (4), que la expresión καὶ τοῦτο cumple una función adverbial sin tener antecedente, enfocándose en el participio perfectoo σεσῳσμένοι, siendo equivalente a “y especialmente”[3]. De acuerdo a Wallace, el texto podría traducirse "por gracia habéis sido salvados a través de la fe, y especialmente no de vosotros, es don de Dios". Esta interpretación, hasta donde tengo información, no es muy difundida entre los comentaristas.


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[1] Daniel B.Wallace, Greek Grammar Beyond the Basics: An Exegetical Syntax of the New Testament (Grand Rapids: Zondervan, 1996), 334.

[2] A. T. Robertson, A Grammar of the Greek New Testament in the Light of Historical Research, 704.

[3] Wallace, op. cit., 335.

lunes, 17 de enero de 2011

Nuevamente en la red

Estoy desarrollando en la iglesia una serie de estudios en la primera carta de Pablo a Timoteo. Me parece acertada la opinión de G. Fee que esta carta era quasi una carta poder que confería a Timoteo un certificado escrito para efectuar las correcciones respectivas. No es, pues, casual que Pablo escriba en el encabezado:
Παῦλος ἀπόστολος Χριστοῦ Ἰησοῦ κατ᾽ ἐπιταγὴν θεοῦ σωτῆρος ἡμῶν καὶ Χριστοῦ Ἰησοῦ τῆς ἐλπίδος ἡμῶν
1Ti 1.1
Así, destaca la cuestión de la autoridad Divina. Pues, ¡el apóstol define su ministerio en base al ἐπιταγή ("autoridad", BDAG) de Dios!

sábado, 23 de octubre de 2010

Carballosa y el significado de ὄρος (“montes”) en Ap 17.9


Comentando Ap 17.9,10, el Dr. Carballosa asevera lo siguiente:
Un detalle que debe observarse es que Roma está ubicada sobre colinas o collados (bounós) que es una elevación menor que una montaña (véase Lc. 3:5; 23:30). El vocablo “montes” en Apocalipsis 17:9 es órei (plural de óros). Este vocablo se usa generalmente para referirse a un monte alto o montaña (véanse Mt. 5:14; Lc. 9:28; Ap. 6:16). De modo que el uso del vocablo “montes” (óros) como símbolo de un reino es perfectamente apropiado.[1]
Aquí tenemos el texto griego de Ap 17.9:

δε νος χων σοφαν. Α πτ κεφαλα πτ ρη εσν, που γυν κθηται π ατν. κα βασιλες πτ εσιν·
Esto, para la mente que tenga sabiduría: Las siete cabezas son siete montes, sobre los cuales se sienta la mujer,

El Dr. Carballosa es un expositor que defiende la autoridad de las Sagradas Escrituras que sobresale por su insistencia en la sana exégesis. Sin embargo, hay  algunos problemas con el manejo de la semántica por parte del Dr. Carballosa en Ap. 17.9.
  1. No se presenta evidencia de escritores griegos en donde a las colinas de Roma se les haya llamado βουνς.
  2. Hubiera sido conveniente citar algún diccionario que certifique que a las colinas de Roma se les haya llamado βουνς. 
  3. Un detalle que no se toma en cuenta es que ὄρος significa tanto “monte” como “colina”[2]. Además, se debe señalar que la terminología topográfica es un tanto relativa (cf. NETBible). 
  4. Por otro lado, Estrabón usa la palabra ρος para referirse a dos de las colinas de Roma (Geographica 5.3.7.11: τ Καίλιον ρος κα τ βεντνον ρος). Dio Casio denomina precisamente a las colinas de Roma con la palabra ὄρος  (Historiae Romanae 53.27.5: ἐν τῷ Παλατίῳ ὄρει)[3]. 
  5. No se toma en cuenta que los autores latinos usan intercambiablemente collis (“colina, collado”) con mons (“monte, montaña”) cf. Horacio, Carmen Saeculare 7: septem placuere colles; Tibullo, Elegiae 2.5.55-56: de septem montibus herbas; Varro, De Lingua Latina 6.24.6: septem montibus. 
  6. Un fenómeno interesante es que Varro en su De Lingua Latina 6.24.5 denomina a la ubicación de Roma como Septimontium, y Suetonio en su De Vita Caesarum (Vida de Domiciano 4.5) con referencia a Roma como Septimontia. 
  7. Lo llamativo es que el Dr. Carballosa a lo largo de su comentario ha interpretado literalmente (como una referencia topográfica) todas las otras 6 apariciones de la palabra ὄρος en el Apocalipsis (Ap 6.14,15,16; 8.8; 14.1; 16.20; 21.10). Y, sólo en este pasaje interpreta la palabra ὄρος simbólicamente.
Vemos que la tarea exegética exige indagaciones en el campo de la semántica que pueden resultar tediosas. Pero, como el mismo Dr. Carballosa afirma:
un digno enfoque del Apocalipsis debe dar seria consideración a una exégesis profunda del texto que no escatime esfuerzos por estudiar las cuestiones pertinentes al mensaje del libro.[4]
Estas observaciones sugieren que la expresión πτ ρη (“siete montes”) puede probablemente referirse a Roma. Y esta interpretación no es necesariamente una postura que adolezca de “serios defectos y problemas exegéticos”. Nuestra falibilidad exige una revisión, y en algunos casos corrección, constante de nuestras investigaciones.

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[1] Evis L. Carballosa, Apocalipsis: La consumación del plan eterno de Dios (Grand Rapids: Portavoz, 1997), 334.
[2] Cf. LSJ, 1255; BDAG, 724; Friberg, 285; TLNT 2:597; TDNT 5:475; EDNT 2:534; NIDTT. Esto es correctamente reconocido por G. K. Beale, The Book of Revelation (NIGTC; Grand Rapids: Eerdmans, 1999), 868. Debe notarse que el Dr. Beale no identifica los siete montes con Roma por otras razones, sin apelar al significado ὄρος.
[3] Cf. Werner Foerster, TDNT 5:475.
[4] Carballosa, Apocalipsis, 16.

miércoles, 13 de octubre de 2010

J. S. Bach: Choral BWV 147

Espero que disfruten este arreglo para guitarra. ¡Siempre disfruto a Bach!
[http://www.youtube.com/watch?v=lEOKARw23iU&feature=related]