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viernes, 12 de diciembre de 2008

Oral Roberts, D. Yonggi Cho y 3 Juan 2

A veces en mi correo electrónico he encontrado cartas de personas a las que no conozco. Dichos mensajes tienen un encabezado más o menos así:
Estimado señor Manuel,
Le saludamos, deseándole el bienestar suyo y el de sus familiares [...]
No sé si aquellas personas desconocidas realmente me estiman, ni tampoco sé si realmente desean mi bienestar y el de mi familia. Sin embargo, eso no es relevante porque se trata de un saludo convencional. Sé que algunos mensajes son producidos automáticamente por algún software de alguna mensajería. Lo que hago es ir al cuerpo de la carta.
Por otro lado, en algunas cartas de amigos puedo leer un saludo convencional similar:
Estimado Manuel,
Te saludo deseando que estés bien de salud y en todos los aspectos, juntamente con tu familia [...]
Sé que este saludo es convencional, pero puedo sospechar que hay sinceridad en las palabras de mis amigos. Sé que esas palabras, aunque convencionales, expresan los buenos deseos de mis amigos. Pero, nuevamente, voy al cuerpo de la carta para enterarme de alguna noticia, etc.
Supongamos que dentro de 2000 años alguien que se crea "el iluminado", husmee en mis mensajes y lea este encabezado "Te saludo deseando que estés bien de salud y en todos los aspectos, juntamente con tu familia". Luego, dicho iluminado diga algo como esto:
He estado orando y llorando todos los días. Después de rogar, Dios me habló. Luego de revisar al azar los e-mails de Manuel (los cuales he revisado decenas de veces), me topé con el e-mail número LVII. Fue un gran descubrimiento porque era la palabra que me hacía falta. Esta palabra está en el LVII e-mail a Manuel versículo 2: "Te saludo deseando que estés bien de salud y en todos los aspectos, juntamente con tu familia". Dios nos ha prometido buena salud, y prosperidad en todos los aspectos. Y no sólo eso, sino que bendecirá a toda nuestra familia. Desde ahora toda nuestra teología depende de LVII e-mail a Manuel versículo 2. El lema y el fundamento de mi ministerio será LVII e-mail a Manuel versículo 2.
¿Qué opinarías de este iluminado? Quizá ahora vas a dar mucha mayor relevancia a los encabezados de las cartas y mensajes que recibas. :-) Hace casi 2000 años atrás, un anciano escribió una carta a un amigo muy amado. En el encabezado/saludo escribió estas palabras:
Ἀγαπητέ, περὶ πάντων εὔχομαί σε εὐοδοῦσθαι καὶ ὑγιαίνειν, καθὼς εὐοδοῦταί σου ἡ ψυχή. (NA27, 627)
Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma. (RV60)
Como otras cartas de la época era un saludo convencional [1], pero evidentemente escritas con sinceridad. Lo sorprendente es que algunos autores escriban cosas como estas:

Oré y lloré día tras día, derramando lágrimas, buscando intensamente. Luego de pasar mucho tiempo suplicando a Dios, El me habló al corazón. Sus palabras, cálidas, llenas de esperanza, fueron un descubrimiento para mí. La palabra que Dios me envió contenía la verdad de la bendición triple que está escrita en III Juan 2 y que consiste en salvación, salud y prosperidad: "Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma."

Desde entonces esa verdad ha sido la base de todos mis sermones y he colocado como fundamento de mi ministerio ese versículo. Cuando mi interpretación de toda la Escritura tomó la perspectiva de la luz de la verdad que arroja este versículo en particular, Dios comenzó a manifestarse no solamente como el Dios del pasado y del futuro, sino como el Dios del presente, aquel que vive en el tiempo presente. Posteriormente, a causa del poder de este mensaje, nuestra iglesia se ha expandido internacionalmente y continuará creciendo en el futuro.[2]

Estas son palabras de David (Paul) Yonggi Cho. No es de extrañarse, pues Oral Roberts escribe en el prólogo al libro de Yonggi Cho:

Cierto día abrí mi Biblia al azar y quedó abierta en la 3° Epístola de Juan. Mi vista cayó sobre el versículo 2; no recordaba haberlo leído nunca antes. Estas palabras eran lo que me faltaba a mí, como una llave maestra.

Evelyn (mi esposa) y yo las leímos una y otra vez, sollozando, regocijándonos y sintiéndonos inundar por la presencia de Dios en la manera que lo necesitábamos para poder invadir la tierra con el poder de Jesús, para ganar a las almas, sanar a los enfermos, echar a los demonios y mostrar a las personas sufrientes que Dios es un buen Dios... y que El desea prosperar todos los aspectos de sus vidas.[3]

¿Se trata eiségesis? ¿Sobre qué base hermenéutica se establecen estas afirmaciones? ¿Qué opinarían el apóstol Juan o Gayo?
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[1] Cf. Klauck, Hans-Josef & Bailey, Daniel P. , Ancient letters and the New Testament : a guide to context and exegesis (Waco, Tx.: Baylor, 2006), 31-32. Véase también la carta de Apión a su padre Epímaco (Deissmann, A., & Strachan, L. R. M, Light from the ancient East the New Testament illustrated by recently discovered texts of the Graeco-Roman world [London: Hodder & Stoughton, 1910], 169ss).
[2] Yonggi Cho, David, Las Tres Bendiciones en Cristo: cómo reclamarlas y obtenerlas (Bs. As.: Peniel, 2005), 14.
[3] Yonggi Cho, op. cit., 10-11.

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