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jueves, 20 de agosto de 2009

"No juzguéis" Mt. 7.1

En un artículo que escribí hace poco, destaqué una cita del Dr. Carson en donde nos advierte a que revisemos nuestras actitudes a la hora de evaluar las falacias exegéticas. Bueno es empezar por evaluar las propias. Por mi parte, me siento terriblemente responsable de muchas falacias que pronuncié. Ha sido una bendición acceder al púlpito a temprana edad, y a la vez, una condenación pesa sobre mí (Stg. 3.1: εἰδότες ὅτι μεῖζον κρίμα λημψόμεθα sabiendo que recibiremos mayor condenación”). Si bien es cierto, creía sinceramente que había interpretado rigurosamente la Biblia, en realidad estaba sinceramente equivocado. No puedo retroceder en el tiempo, pero puedo autoexaminarme, autoconfrontarme y corregir lo erróneo de mi metodología exegética. Tengo el derecho de estar en desacuerdo con mi anterior exégesis defectuosa. Sería una tragedia mayúscula permanecer impávido sin enmendarme.

Un texto que es pertinente respecto a la autocrítica y la autoevaluación es Mt. 7.1-5. De este pasaje, el v. 1 es el más famoso. Es breve y fácil de memorizar aún en griego:

Μὴ κρίνετε, ἵνα μὴ κριθῆτε

“No juzguéis, para que no seáis juzgados.”

Lo lamentable con este texto es que sencillamente ha sido malentendido. Por ejemplo, el Dr. Stam ha escrito varios artículos en donde cuestiona a la luz de la Biblia la veracidad de las enseñanzas divulgadas por algunos que se autodenominan “apóstoles.” En tales discusiones, Mt. 7.1 es esgrimido casi como un cliché para defender a los implicados. Peor aún, uno de los “apóstoles” enseñó que se debe dejar de juzgar. Lo absurdo de esto es que quienes usan este texto también están ejerciendo el juicio crítico, a saber, quienes citan Mt. 7.1 están convencidos que el proceder de personas como el hermano Stam están en lo incorrecto (¡!). (Ver respuesta del hermano Stam)

Si este texto existiera aislado en el NT, y si fuera el único, el mandato parecería absoluto. Pero, un principio muy sencillo para recordar es que un texto se debe entender en su contexto.

El verbo que usa Cristo es κρίνω que significa “juzgar, emitir un juicio sobre, expresar una opinión.”[1] Ahora, κρίνετε es un imperativo presente, lo que indicaría que Jesús está prohibiendo la práctica de un hábito (o la continuación de una acción).[2] A esto preguntamos ¿Jesucristo prohíbe toda clase de juicio? La respuesta es definitivamente no. Porque el Señor Jesucristo mismo indica la existencia de personas que identifica como “perros y cerdos” (Mt. 7.6), y advierte acerca de los falsos profetas (7.15-20).[3] Además, Jesucristo asume que debemos hacer juicios éticos con relación al hermano que peca como lo evidencia el texto de Mt. 18.15-17. En Jn. 7.24, el Señor Jesús ordena: μὴ κρίνετε κατʼ ὄψιν, ἀλλὰ τὴν δικαίαν κρίσιν κρίνετε “No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio” (nótese el imperativo presente). Por otro lado, Cristo mismo fue muy severo en sus críticas en contra de los fariseos. El apóstol Pablo juzgó el caso de un corintio en 1Co. 5.3: “he juzgado” κέκρικα (indicativo perfecto de κρίνω, el mismo verbo de Mt. 7.1). Lo significativo es que Pablo entiende que en dicha sentencia la iglesia en pleno está llamada a participar. Y eso no es todo, en 1Co. 5.12 hace una pregunta retórica: “¿No juzgáis (κρίνετε) vosotros a los que están dentro?” La respuesta a esta pregunta es: sí (cf. el mismo verbo κρίνω en 1Co. 6.2-3; 10.15; 11.13). Considérese la forma más enfática διακρίνω “evaluar prestando una cuidadosa atención,” de ahí, “emitir un juicio, juzgar”[4] en 1Co. 14.29 cuando se trata de las profecías, i.e., ¡los profetas no estaban exonerados de la evaluación crítica!). Pablo anatemiza a los que pregonan el falso evangelio (Gá. 1.8-9: “sea anatema” ἀνάθεμα ἔστω, este último es un verbo imperativo; cf. Flp. 3.2; 1Jn. 4.1). El ejemplo clásico son los bereanos (Hch. 17.11). De todos modos, se debe precisar como dice el Dr. Carballosa: “Una cosa es criticar en el sentido bíblico y otra cosa es ser un criticón y un censurador de todo lo que no gusta.”[5] Esto último, por supuesto, es incorrecto. Sin embargo, debe quedar claramente establecido que el juzgar de acuerdo a los parámetros bíblicos no es opcional, sino que es un mandato, y por lo tanto, un deber. La negligencia en cumplir este deber ha producido una omisión de la disciplina en la iglesia además de la introducción de enseñanzas heréticas.

¿Qué clase de juicio desaprueba el Señor Jesús? Sencillamente hay que leer el resto del pasaje (Mt. 7.2-5):

2 Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido. 3 ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? 4 ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? 5 ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.

Jesucristo desaprueba el juicio hipócrita. La hipocresía es la máscara de piedad con la que cuestionamos, pero debajo de la máscara están ocultas nuestras propias faltas que permanecen intactas y exceptuadas del juicio. Exigimos en los demás lo que no nos esforzamos en cumplir nosotros mismos. Censuramos en los demás lo que toleramos en nuestra propia vida. Condenamos a los demás sin percatarnos que estamos peor. Honestamente, debemos empezar por nuestra propia vida y de este modo poder ayudar a los demás.

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[1] BDAG, 567 s.v. κρίνω 2a.

[2] Cf. Daniel B. Wallace, Grammar Greek Beyond the Basics: An Exegetical Syntax of the New Testament (Grand Rapids: Zondervan, 1996), 724-25.

[3] D. A. Carson, Matthew. Expositor's Bible Commentary en CD-ROM.

[4] BDAG, 231 s.v. διακρίνω 3b.

[5] E. Luis Carballosa, Mateo 1-14: La Revelación de la Realeza de Cristo (Grand Rapids: Portavoz, 2007), 259.

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