viernes, 5 de julio de 2013

Los niños y el Levítico

Con Levítico sucede lo que decía M. Burrows que muchas áreas del judaísmo como el sistema sacrificial requieren relativamente poca atención porque ya no son importantes para la religión del Nuevo Testamento (M. Burrows, An Outline of Biblical Theology [Philadelphia: Westminster, 1946], 5). Hay muchos creyentes que estarían muy prestos a defender la inspiración plenaria y verbal de las Sagradas Escrituras, pero no tienen la misma pasión para estudiar el también inspirado libro de Levítico, y mucho menos encuentran lecciones para aplicarlas a la vida en el siglo XXI. Si esto sucede con los cristianos adultos, resulta muy inusual que los niños de la iglesia cristiana sean introducidos a la lectura del libro de Levítico. Hace algún tiempo que Víctor Hamilton nos recordó que el primer libro que un niño judío estudiaba era el libro de Levítico (V. P. Hamilton, “Recent Studies in Leviticus and Their Contribution to a Further Understanding of Wesleyan Theology,” en A Spectrum of Thought: Essays in Honor of Dennis F. Kinlaw, ed. M. L. Peterson [Wilmore: Asbury College, 1982], 146). Si Jesucristo citó con autoridad este libro sagrado, cuánto más nosotros. En palabras de G. Wenham, "Si deseamos caminar tras las huellas de Nuestro Señor y tener sus pensamientos, debemos procurar entender el sistema sacrificial de Levítico. Éste fue establecido por el mismo Dios que envió a Su Hijo para morir por nosotros; y al redescubrir los principios de adoración del AT escritos allí, podremos aprender la manera de acercarnos a un Dios Santo" (Gordon J. Wenham, The Book of Leviticus [NICOT; Grand Rapids: Eerdmans, 1979], 37).

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