Entonces el rey se turbó, y subió a la sala de la puerta, y lloró; y yendo, decía así: ¡Hijo mío Absalón, hijo mío, hijo mío Absalón! ¡Quién me diera que muriera yo en lugar de ti, Absalón, hijo mío, hijo mío! (2S. 18:33)
A pesar del comportamiento de Absalón, el dolor que experimenta David nos muestra el amor de un padre. En estos últimos días, por medio de la red me he enterado de la decisión de Bart Campolo (hijo del influyente líder evangélico Tony Campolo) de dejar la fe cristiana y ahora identificarse como agnóstico. El 30 de septiembre Christianity Today publicó un artículo comentando esta "desconversión", ese día quedé consternado. Los comentarios acerca de temas como herejías, apostasía y el cristianismo "light" se pueden multiplicar. Pero, en este momento pienso en el padre, pienso como padre. No estoy tratando de ser melodramático, sino de empatizar con Tony Campolo. Desde que se enteró Tony Campolo el 2011 vive con el dolor. Hay un libro que tienen planeado publicar titulado "Un diálogo doloroso entre un padre evangélico y su hijo agnóstico". No dudo acerca de lo doloroso. Por eso, nuestras plegarias a Dios sean por ambos.
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