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lunes, 4 de abril de 2016

Divisiones principales de Ez. 1

Siguiendo el esquema de Parunak (1980), Ez. 1 se puede dividir así:
A. Circunstancias de la Visión (1:1–3)
    1. Fecha y lugar de la revelación
    2. Identidad del profeta
B. Confrontación divina: acercamiento del carro (1:4–28)
    1. El torbellino (v. 4)
    2. Los seres alados (vv. 5-14)
    3. Las ruedas (vv. 15-21)
    4. La plataforma (vv. 22-25)
    5. El trono (vv. 26-28)
Este esquema con dos partes principales (situación del sueño-visión y el sueño-visión en sí) sigue el patrón de las narraciones de sueños-visiones (Oppenheim, 1956).

sábado, 2 de abril de 2016

Estudios en Ezequiel

La intención de este artículo es proporcionar información que ayude a la exégesis y exposición. En esta ocasión nos detendremos en Ezequiel. En la iglesia de Fe tenemos un pequeño grupo que estamos entrenándonos en la exposición bíblica. Estas notas son para ayudar con la comprensión del texto y la preparación posterior de bosquejos expositivos. Una cuestión básica es la estructura del texto. Por ahora, estamos concentrados en el cap. 1 de Ezequiel. El cap. 1 es parte de una unidad estructural del libro. W. Zimmerli (1983) hizo un análisis detallado del libro de Ezequiel, especialmente la estructura del texto. Concluye que la sección 1:1–3:15 debe ser entendida como una unidad completa. Esta unidad contiene el llamamiento profético. De acuerdo al estudio comparativo de las narraciones de llamamiento profético (ver aquí) hecho por N. Habel (1965), la estructura de Ez. 1:1–3:15 es similar a otros textos de “llamamiento profético” (p.ej.: Gedeón, Moisés, Jeremías, Isaías).
1. Confrontación divina, 1:1-28,
2. Palabra introductoria, 1:29-2:2,
3. Comisión, 2:3-5,
4. Objeción (implícita en 2:6 y 2:8),
5. Consuelo, 2:6-7,
6. Señal 2:8-3:11.
H. Parunak (1980) ha realizado un análisis estructural muy detallado que revela la forma de quiasmo en esta narración de llamamiento profético.
A Circunstancias de la Visión (1:1–3)
    B Confrontación divina: acercamiento del carro (1:4–28)
        C Palabra introductoria (2:1–2)
            D Primera comisión y consuelo (2:3–8a)
                E Señal confirmatoria (2:8b–3:3)
            D’ Segunda comisión y consuelo (3:4–11)
        C’ Palabra introductoria (3:12)
    B’ Confrontación divina: alejamiento del carro (3:13)
A’ Circunstancias de la Visión (3:14–15)
Parunak (1980:66) afirma que
Ez. 1:1–3:15 es una intricadamente estructurada adaptación de la clásica narrativa de llamamiento, modificada para expresar la elevada trascendencia de la Deidad a la cual Ezequiel da expresión. El énfasis vocacional del pasaje es claro no solo desde las categorías usuales del patrón de llamamiento en la estructura quiástica total de los capítulos, sino también desde el enfoque dirigido a una promulgación altamente simbólica del proceso revelatorio en el contro de todo el quiasmo, y desde de la repetición de la comisión del profeta en el mismo centro de esa señal.
En otras notas breves daremos información adicional del texto de Ezequiel 1.

martes, 26 de enero de 2016

¿ἐὰν μή debe traducirse "sino" o "excepto" en Gálatas 2:16?

Hace más de 30 años que Dr. Dunn en su conferencia “The New Perspective on Paul” (en la Universidad de Manchester en 1982) propuso que ἐὰν μή en Gálatas 2:16 debería traducirse como “excepto” o “a menos que”: “sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, EXCEPTO por la fe de Jesucristo”. Dunn argumenta que ἐὰν μή tiene un sentido de excepción.[1] Como era de esperarse, esto produjo mucha polémica. La mayoría de traducciones le dan un sentido adversativo.[2]
LBLA: sin embargo, sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino mediante la fe en Cristo Jesús, también nosotros hemos creído en Cristo Jesús, para que seamos justificados por la fe en Cristo, y no por las obras de la ley; puesto que por las obras de la ley nadie será justificado.
NVI: Sin embargo, al reconocer que nadie es justificado por las obras que demanda la ley sino por la fe en Jesucristo, también nosotros hemos puesto nuestra fe en Cristo Jesús, para ser justificados por la fe en él y no por las obras de la ley; porque por éstas nadie será justificado.
Peregrino: sabemos que el hombre no alcanza la justicia por observar la ley, sino por creer en Jesucristo; nosotros hemos creído en el Mesías Jesús para alcanzar la justicia por la fe en el Mesías y no por cumplir la ley, pues por cumplir la ley nadie alcanza la justicia.
RV1960: sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado.
DHH: Sin embargo, sabemos que nadie es reconocido como justo por cumplir la ley sino gracias a la fe en Jesucristo. Por esto, también nosotros hemos creído en Jesucristo, para que Dios nos reconozca como justos, gracias a esa fe y no por cumplir la ley.
Si se traduce como “excepto” parecería que Pablo está diciendo que las obras de la ley justifican cuando están acompañadas de la fe. Esto está en contradicción con lo que dice en el resto del versículo. Por ello, la mayoría rechaza la traducción “excepto”. Dunn lo resuelve diciendo que Pablo está mostrando un progreso en su manera de pensar, que comienza con obras de la ley + fe, y termina con la justificación solo por fe. Esta explicación es especulativa y por eso muy difícil de aceptar.
Traducir ἐὰν μή como “sino” (adversativa) tiene a favor que resuelve la contradicción con el contexto posterior, pero le atribuye a ἐὰν μή un significado diferente al normal de excepción. Zerwick señala que ἐὰν μή (de excepción) es intercambiable con ἀλλά (adversativa), pero en los ejemplos que cita Zerwick ἐὰν μή puede leerse en el sentido normal de excepción.[3] 
La mayoría de críticos de Dunn han apelado al contexto para abogar por la traducción “sino”. Por esa misma razón ¿por qué no se ha apelado al contexto para entender la excepción dentro del discurso? ¿Es probable que la excepción en lugar de ser una afirmación de Pablo es un supuesto usado con fines retóricos? Pablo está confrontando públicamente a Pedro delante de todos. En su argumentación emplea expresiones que impactarán a su audiencia judía recién llegada de Jerusalén. Tales judíos eran los que de acuerdo a Hechos 15 consideraban que las obras de la ley debían acompañar a la fe. Pablo, culmina conclusivamente que esto no es así al final del v. 16. Somos justificados sin las obras de la ley.
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[1] “The New Perspective on Paul” en The New Perspective on Paul (Tübingen: Mohr Siebeck, 2005), 112-114. BDAG y BDF consideran ἐὰν μή como construcción de excepción.
[2] Las propuestas son: (1) un sentido de excepción: Dunn, Das, Tarazi; (2) un sentido parcial de excepción: Lightfoot, Burton, Walker; (3) un sentido adversativo: Bruce, Carson, Räisänen, Hunn, Schreiner, Moo, Witherington, Martyn, y la mayoría de traducciones.
[3] Max Zerwick, Biblical Greek Illustrated by Examples, §470.

jueves, 23 de julio de 2015

El centurión, el criado (Mateo 8:5-13) y la Hermenéutica "queer"

La Hermenéutica "queer" consiste en releer y reinterpretar la Biblia desde perspectivas diferentes como, por ejemplo, la lectura feminista de la Biblia o la lectura desde las llamadas minorías sexuales. Un caso que podría citar es la relectura homosexual del texto de Mateo 8:5-13. Supuestamente, de acuerdo a estos autores, en ese texto Jesucristo estaría “bendiciendo” indirectamente una relación homosexual y pederasta al sanar al criado del centurión. Esto fue propuesto por primera vez por Tom Horner en su libro Jonathan Loved David: Homosexuality in Biblical Times ([Philadelphia: Westminster, 1978], 122). Luego, la exposición más detallada la escribió Donald Madar en su artículo “The Entimos Pais of Matthew 8:5–13 and Luke 7:1–10” publicado en el libro Homosexuality and Religion and Philosophy ([ed. Wayne R. Dynes y Stephen Donaldson; New York: Garland, 1992], 223–235). En el año 2004, Theodore W. Jennings, Jr. y Tat-Siong Benny Liew publicaron el artículo “Mistaken Identities but Model Faith: Rereading the Centurion, the Chap, and the Christ in Matthew 8:5-13”, en el vol. 123 de Journal of Biblical Literature. Jennings y Liew en su artículo de 27 páginas concluyen que el criado del centurión era la pareja homosexual de dicho centurión. Al determinar el significado de παῖς los autores consideran "plausible" el significado de "muchacho amante" para esta palabra. Los autores son conscientes que ese significado no aparece especialmente en BDAG. Esto constituiría un uso selectivo de significado. En el intento de releer este texto ¡terminan haciendo una apología en pro de la pederastia! Cuando hacen la reconstrucción mateana de Jesucristo, proceden de la misma manera. Haciendo una revisión crítica de este artículo D.B. Saddington concluye: 
Todo lo que puede decirse es que definitivamente el centurión en Mateo era un gentil: su origen étnico real no se puede determinar. Él pudo haber tenido una relación homosexual con su παῖς-¿quién puede decirlo? Pero, que él podría tener dicha relación no es apoyada por la sugerencia de que su comportamiento era similar al de la sociedad de clase alta en la misma Roma o al de los oficiales en regimientos estacionados en puntos clave en las fronteras del imperio. Se necesita conocer más acerca de cómo los capitanes en los ejércitos de los reyezuelos de Oriente pensaban y se comportaban. (D.B. Saddington, "The Centurion in Matthew 8:5-13: Consideration of the Proposal of Theodore W. Jennings, Jr., and Tat-Siong Benny Liew", en Journal of Biblical Literature [125, N° 1, 2006]: 142.
Para un estudio clásico acerca de la composición del ejército romano en Palestina del siglo I ver la obra de Giovanni Forni, Esercito e Marina di Roma Antica.: Raccolta di Contributi en la cual nos informa que no precisamente eran italianos en su mayoría. Un problema con la relectura queer es que cuestionarla equivale a neocolonialismo, heterosexismo, discriminatorio, conservadurista, etc. Por mi parte, estoy leyendo literatura de ambas orillas: Scroggs, Martin, Brownson, Nardelli, Gagnon, Wright, Zehnder, entre otros. Pero, esto obviamente no será satisfactorio para los autores queer. Me aferro a lo que dice Pablo:
Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo. (Gálatas 1:10 R60)

jueves, 17 de abril de 2014

La Gran Comisión (Mt. 28:19) y el participio πορευθέντες (“id”), una vez más

En este artículo estoy reexaminando la traducción y la gramática de la Gran Comisión. La versión Reina-Valera traduce correctamente el participio aoristo pasivo plural πορευθέντες como el imperativo plural “id”. Pero, me llama la atención la existencia de una interpretación muy difundida la cual sostiene que el participio πορευθέντες debe traducirse como el gerundio “yendo” y que tiene la idea casual de “mientras estéis yendo”. Con esta perspectiva, toda la iglesia no tendría que obedecer al supuesto mandato de “id”, pues no sería un mandato sino una situación casual.
La versión revisada de la Gran Comisión sería “si es que estáis yendo” y circunstancialmente se referiría los misioneros que cruzan fronteras. Bajo este criterio, no es necesario que toda la iglesia vaya, pero es posible que vaya en alguna forma.
Es cierto que la palabra griega πορευθέντες en su forma es un participio aoristo pasivo plural. Pero, en su función tiene sentido imperativo porque es una circunstancia acompañante. El participio de circunstancia acompañante se usa para comunicar una acción que está coordinada con el verbo finito y recoge el modo del verbo principal.[1] πορευθέντες es un participio aoristo que está antes del verbo principal, y el verbo principal está en modo imperativo aoristo. En el evangelio de Mateo, todas las veces que aparece el participio aoristo de πορεύομαι precediendo a un verbo imperativo aoristo tiene el sentido imperativo.
y enviándolos a Belén, dijo: Id (participio aoristo πορευθέντες) allá y averiguad (imperativo aoristo ἐξετάσατε) con diligencia acerca del niño; y cuando le halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore. (Mt. 2:8).
Id (participio aoristo πορευθέντες), pues, y aprended (imperativo aoristo μάθετε) lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento. (Mt. 9:13).
Respondiendo Jesús, les dijo: Id (participio aoristo πορευθέντες), y haced saber (imperativo aoristo ἀπαγγείλατε) a Juan las cosas que oís y veis. (Mt. 11:4).
Sin embargo, para no ofenderles, ve (participio aoristo πορευθεὶς) al mar, y echa (imperativo aoristo βάλε) el anzuelo, y el primer pez que saques, tómalo, y al abrirle la boca, hallarás un estatero; tómalo, y dáselo por mí y por ti. (Mt. 17:27).
E id (participio aoristo πορευθεῖσαι) pronto y decid (imperativo aoristo εἴπατε) a sus discípulos que ha resucitado de los muertos, y he aquí va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis. He aquí, os lo he dicho. (Mt. 28:7).
Si el participio πορευθέντες tiene un sentido imperativo, entonces este mandato sí es vinculante a toda la iglesia y a cada creyente. Por tanto, la iglesia es la llamada a ser la misionera, cada creyente debe ser un misionero. Entonces, surge la pregunta: ¿cómo es que toda la iglesia puede cumplir este mandato? Para algunos, en la práctica es imposible. El problema es la forma como se ha entendido el resto del texto. Así, la expresión “todas las naciones” se ha entendido sólo en su extensión geográfica, pero la palabra griega ἔθνος tiene un sentido principalmente social y cultural, se refiere a “un cuerpo de personas unidas por parentesco, cultura y tradiciones comunes”[2]. La iglesia no sólo cumple el mandato de ir al cruzar una frontera geográfica de un Estado, sino principalmente al cruzar las fronteras socio-culturales, económicas, políticas y religiosas. Es decir, el mandato de “id” demanda el abandono del etnocentrismo que es la “tendencia emocional que hace de la cultura propia el criterio exclusivo para interpretar los comportamientos de otros grupos, razas o sociedades” (DRAE), para ir y hacer discípulos a todos los grupos de personas.
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[1] Cf. Daniel B. Wallace, Greek Grammar Beyond the Basics: Exegetical Syntax of the New Testament (Grand Rapids: Zondervan, 1996), 640,645.
[2] W. Bauer et al., A Greek-English Lexicon of the New Testament and Other Early Christian Literature (3a ed.; Chicago: University of Chicago Press, 2000), 276.

lunes, 7 de abril de 2014

Dorcas y la Misión Integral

La misión integral no es algo novedoso, es sencillamente la misión encargada por Cristo a sus discípulos conocida como la Gran Comisión, de hacer discípulos que obedecen lo mandado por Cristo (Mat 28:20). Al imitar a Cristo en el predicar y en el hacer, se cumple la Gran Comisión. Es cumplirla como lo hacía Jesucristo “haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo” (Hch. 10:38). El relato de Tabita/Dorcas puede ilustrarnos esto. El texto lucano dice:
Había entonces en Jope una discípula llamada Tabita, que traducido quiere decir, Dorcas. Esta abundaba en buenas obras y en limosnas que hacía.Y aconteció que en aquellos días enfermó y murió. Después de lavada, la pusieron en una sala. Y como Lida estaba cerca de Jope, los discípulos, oyendo que Pedro estaba allí, le enviaron dos hombres, a rogarle: No tardes en venir a nosotros. Levantándose entonces Pedro, fue con ellos; y cuando llegó, le llevaron a la sala, donde le rodearon todas las viudas, llorando y mostrando las túnicas y los vestidos que Dorcas hacía cuando estaba con ellas. Entonces, sacando a todos, Pedro se puso de rodillas y oró; y volviéndose al cuerpo, dijo: Tabita, levántate. Y ella abrió los ojos, y al ver a Pedro, se incorporó. Y él, dándole la mano, la levantó; entonces, llamando a los santos y a las viudas, la presentó viva. Esto fue notorio en toda Jope, y muchos creyeron en el Señor. (Hch. 9:36-42)
Generalmente se resalta el milagro de la resurrección de Tabita/Dorcas (“gacela” o “cierva”), pero ahora quiero destacar otros detalles de este relato. Se nos dice que la mujer ἦν πλήρης “estaba llena”, tenía plenitud/riqueza ¿en qué, o de qué? La llenura de Tabita era ἔργων ἀγαθῶν καὶ ἐλεημοσυνῶν ὧν ἐποίει “buenas obras y acciones de caridad”, ἐλεημοσυνῶν las "acciones de caridad" se refieren a las limosnas. La generosidad hacia los necesitados no es una característica peculiar del cristianismo, la Ley contenía normas para proteger a los necesitados (Dt. 10:18; 24:17-21; 26:12-13; 27:19). Jehová siempre cuidó de los desamparados. Tabita era una creyente con un corazón generoso hacia los desamparados, específicamente a las viudas. Sabemos que las viudas generalmente eran mujeres que estaban en el desamparo. Lo distintivamente cristiano consistía en la Persona de Jesucristo mostrada a través de la vida de Tabita. Al mirar a Tabita, aquellas viudas veían un ejemplo vivo de lo que significa ser un discípulo de Cristo resumido en dos palabras: fe y amor. Un detalle importante es que sólo aquí se usa la palabra μαθήτρια “discípula”, seguidora de Jesucristo. El relato nos informa que Tabita enfermó y murió. Si bien es cierto que la muerte del creyente es estimada a Jehová (Sal. 116:15) y es ganancia (Flp. 1:21), en este caso aunque para Tabita sea ganancia, no lo era para aquellas viudas desamparadas. Alguien podría haber protestado diciéndoles a las viudas “dejen de llorar y permitan que Tabita descanse en paz, ella está en mejor vida”. Las viudas lloran porque el amor de Tabita hacia ellas había cosechado el amor desde ellas. Y, sí, lloran no por el desamparo, sino porque aman a alguien que les mostró amor concreto. Por eso, cuando llega Pedro le muestran llorando las túnicas que Tabita les hacía. El amor de Tabita era abundantemente visible.
A Pedro lo mandan a llamar con urgencia. Es probable que haya habido en el corazón de los hermanos y los desamparados de Jope esperanza en el poder de Dios sobre la muerte. Se conservaba el cadáver por tres días porque se creía que después de tres días el alma se iba definitivamente (m. Yebamot 16.3; Levítico Rabbah 18.1; Eclesiatés Rabbah 12.6). La distancia entre Jope y Lida era alrededor de 16 km, por ello no sorprende que haya llegado pronto la noticia de la presencia de Pedro en Lida. Con la prisa con que fueron enviados aquellos dos creyentes probablemente hicieron el viaje aproximadamente en 2 horas y media (si fueron a pie). La frase μὴ οκνήσῃς “no tardes” es un hapax del cual se conjetura que se trataba sólo de una petición formal o indicaba que tenían temor de que Pedro no accediera a la petición. A mi juicio, debido al contexto esta expresión revela la urgencia que hay en el pedido. La respuesta de Pedro también merece nuestra consideración. Para Pedro, atender al pedido de aquellos hermanos de Jope no era una alteración de su agenda apostólica, más bien esta era su agenda y la de Cristo. Lo demás lo conocemos perfectamente. Pedro llega, recibe el informe del testimonio de Tabita y se produce el milagro, ¡un extraordinario milagro!
Juan Calvino observa que Dios pudo haber mantenido viva a Dorcas para seguir cuidando a las viudas. Pero al levantarla de entre los muertos, Dios le dio dos vidas. Al mismo tiempo, mostró a las viudas el poder de su Hijo, quien es el autor de la vida.[1]
Ciertamente, Tabita no sólo fue devuelta a la vida para mostrar caridad a las viudas, sino que aquellas viudas debían conocer que el Señor de Tabita trasciende al poder tan temido de la muerte. Las viudas seguirán siendo ayudadas en lo temporal, con su mirada puesta en lo intemporal. Ellas comprendieron que Jesucristo es el Sustentador y el Dador de la Vida.
El texto termina informándonos que muchos creyeron al conocerse esto. La misión integral no comete el error del evangelio social en donde se suplanta la necesidad trascendente por la inmanente. Es decir, sólo da el pan físico olvidando al Pan de Vida. Pero, inversamente la misión integral evita la dualidad platónica de sólo preocuparse por el “espíritu” y el “más allá” cerrando los ojos a las necesidades temporales del “cuerpo” y del “más acá”. La misión integral es eso, integral, teniendo como mensaje y contenido central al Señor Jesucristo, “para que en todo tenga la preeminencia” (Col. 1:18).
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[1] Simon J. Kistemaker, Hechos (Grand Rapids, MI: Libros Desafío, 2007), 386.

martes, 18 de marzo de 2014

"Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse..." (Daniel 1:8)

Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse. (Dn. 1:8).
Este es probablemente uno de los versículos más querido del libro de Daniel. De niño lo aprendí de memoria y sigue siendo tan desafiante e inspirador como en aquella etapa de mi vida. Anoche, en nuestras clases de estudio bíblico, John Jairo Paredes llamó mi atención a este texto al citar la opinión de Christopher J. H. Wright acerca de Dn. 1:8 en su libro Probados por el fuego. Mi interés en este artículo es repasar una de las explicaciones que se han dado sobre la decisión de Daniel, y es la siguiente:
El participar de la comida traída de la mesa de rey era para ellos contaminador, porque estaba prohibido por la ley: no tanto porque la comida no hubiese sido preparada según la ordenanza levítica, sino que tal vez consistía en animales que para los Israelitas eran inmundos, ya que en dicho case los jóvenes no estaban bajo la necesidad de abstenerse del vino. Pero la razón de su abstención era que los paganos en sus fiestas ofrecían en sacrificio a sus dioses parte de la comida y la bebida y de este modo consagraban sus comidas mediante un rito religioso; por lo tanto, no sólo aquel que participaba en tal comida participaba en la adoración a ídolos, sino que la comida y el vino como un todo eran la comida y el vino del sacrificio a un ídolo y participar de éste, según lo escrito por el apóstol (1 Co. 10:20) es lo mismo que sacrificar a los demonios. El abstenerse de tal comida y bebida no manifiesta ningún rigorismo que exceda la ley mosaica, tendencia que se manifestó en tiempos de los macabeos.[1]
Esto es citado con aprobación por E. L. Carballosa[2]. Esta interpretación es muy popular entre los comentaristas, pero presenta un obstáculo infranqueable. Es verdad que los babilonios ofrecían diariamente a sus dioses la comida y la bebida, pero no sólo ofrecían la carne y el vino, también ofrecían a sus dioses los vegetales y hasta el agua.[3] Virtualmente toda la comida babilónica era inmunda (cf. Ez. 4:13).[4] Por otro lado, Nehemías era un creyente que compartía la copa con el rey, pero no leemos ninguna objeción al respecto, y en el libro de Ester se guarda silencio al respecto. Un detalle que me llama la atención es que la alimentación con agua y vegetales era común entre los pobres quienes sólo comían carne roja durante los festivales[5]. Es evidente que la explicación de no contaminarse debe ser otra. Por tanto, a mi juicio, la explicación más probable es esta:
La contaminación no está tanto en algo relacionado con la comida en sí, sino en el programa total de asimilación. En ese momento, el gobierno babilonio ejerce control sobre todos los aspectos de sus vidas. Cuentan con pocos medios con los cuales resistirse a las fuerzas de asimilación que los controlan. Echan mano de una de las pocas áreas en las que aún pueden ejercer su decisión, como una oportunidad de conservar su identidad propia.[6]
Quizá, también subyace en la decisión de Daniel una identificación de él, un príncipe de Judá, con su pueblo que está en cautiverio y pobreza. De esta manera se libera de la contaminación que representa la injusticia de comer abundantemente en el palacio babilónico, teniendo un pueblo que sólo disfrutaría de ello sólo en situaciones excepcionales.

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[1] C. F. Keil y F. Delitzsch, Commentary on the Old Testament (Peabody, MA: Hendrickson, 2002), 9:539-540.
[2] Cf. Evis L. Carballosa, Daniel y el reino mesiánico (ed. rev.; Grand Rapids, MI: Portavoz, 1999), 47.
[3] Cf. Julye Bidmead, The Akitu Festival: Religious Continuity and Royal Legitimation in Mesopotamia (Gorgias Press LLC, 2004), 114. Cf. H. W. F. Saggs, Everyday Life in Babylonia and Assyria (Dorset Press, 1987), 174; A. Leo Oppenheim, Ancient Mesopotamia: Portrait of a Dead Civilization (ed. rev.; Chicago/London: University of Chicago, 1977), 193; John E. Goldingay, Daniel (WBC 30; Dallas: Word, Incorporated, 2002), 18-19; John H. Walton, Victor H. Matthews y Mark W. Chavalas, Comentario del contexto cultural de la Biblia: Antiguo Testamento (El Paso: Mundo Hispano, 2004), 830.
[4] Cf. Joyce G. Baldwin, Daniel: An Introduction and Commentary (TOTC 23; Nottingham, England: Inter-Varsity Press, 1978), 92.
[5] Cf. Saggs, op. cit., 175. La carne era cara, los dioses y el rey recibían grandes cantidades de carne (cf. Karen Rhea Nemet-Nejat, Daily Life in Ancient Mesopotamia [Greenwood Publishing Group, 1998], 159).
[6] Walton et al., op. cit., 830.

jueves, 27 de febrero de 2014

Felipe y el etíope: evangelismo personal y alcance de la misión

Quiero compartir mi relectura del relato registrado en Hechos acerca del encuentro de Felipe con el etíope. 
ἀνὴρ Αἰθίοψ lit. “(un) hombre etíope”. Hasta este punto en el relato lucano la proclamación del evangelio ha sido pública hacia una audiencia colectiva. En Pentecostés, Pedro habló a una multitud (Hch. 2:1); en el pórtico de Salomón, Pedro y Juan hablaron a “todo el pueblo” (Hch. 3:11); Dios por medio de un ángel les ordena a Pedro y Juan que predicasen públicamente al pueblo en el Templo (Hch. 5:20); el ministerio de Esteban se realizaba “entre el pueblo” (ἐν τῷ λαῷ Hch. 6:8); Felipe predicaba a la “ciudad de Samaria” (Hch. 8:5); los apóstoles predicaron en diferentes aldeas de samaritanos (Hch. 8:25). Todos estos casos son ejemplos de una evangelización masiva. Pero, ahora se nos reporta un caso de evangelización personal. No es personal por la cantidad de oyentes (en este caso es una persona), sino por la aproximación que hay. “Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro” (Hch. 8:29), la proclamación masiva no necesariamente implica un acercamiento personal. Por el contrario, la evangelización personal requiere aproximación, el juntarse. No hay contradicción entre la predicación masiva y la personal, la primera encuentra su complemento en la segunda. La predicación masiva muchas veces corre el riesgo de tornarse estadística e impersonal, llena de reportes numéricos y generalidades. Para evitar esto es muy apropiado regresar a este relato y aprender de Felipe que la evangelización se produce en el marco de un acercamiento personal para llevar a cada individuo a un encuentro personal más sublime con Jesucristo. 
II 
Curiosamente Lucas registra su identidad étnica, su condición, y su ocupación, pero no nos informa del nombre del interlocutor de Felipe. Considera de mayor importancia la identidad étnica (en la expresión ἀνὴρ Αἰθίοψ “la etnicidad es el componente primario”, BDAG, 126). Este hombre es de Etiopía, la cual no se refiere a la actual Etiopía, sino a la antigua Nubia al sur de Egipto (Filóstrato, Vita Apollonii 3.20; 6.1; Fitzmyer, 1974; Polhill, 1992; Witherington III, 1998; Bruce, 2007; Kistemaker, 2007; Bock, 2007). Resulta sumamente interesante que entre los escritores griegos Etiopía fuese considerada como lo “último de la tierra”. Homero decía que los etíopes eran ἔσχατοι ἀνδρῶν “los últimos hombres” (La Odisea 1:23; citado por Estrabón, Geografía 1.1.6; 1.2.24). También, encontramos esta designación en Herodoto (Historia 3.25.114: τὰ ἔσχατα γῆς; Heliodoro, Aethiopica). Esto no es mera coincidencia, pues la estrategia de Cristo para la misión de la iglesia fue establecida en Hch. 1:8, y en ese texto leemos que la misión es ἕως ἐσχάτου τῆς γῆς “hasta lo último de la tierra”. Hasta el cap. 6 la misión se centró étnica y culturalmente en los judíos. Felipe es el precursor en la proclamación del evangelio de acuerdo a la agenda de Jesús: Jerusalén, Judea-Samaria y lo último de la tierra. La actividad evangelizadora de Felipe entre los samaritanos fue imitada por los apóstoles. En ese orden es natural leer la narración del encuentro con el etíope como un cumplimiento de la estrategia de Cristo de ser testigo con alguien que pertenece al grupo de aquellos que son de los confines de la tierra: Etiopía (pace Ellis [1991] quien considera que lo último de la tierra es España). Por otro lado, estoy plenamente de acuerdo con Moore (1997) que la expresión ἕως ἐσχάτου τῆς γῆς “hasta lo último de la tierra” (Hch. 1:8) no se debe limitar al aspecto geográfico (algo muy frecuente). Dicha expresión nos enseña más bien la universalidad étnica de la misión, y por mi parte añadiría la universalidad social, cultural y económica de la misión. Es decir, la misión de Jesús el Mesías debe atravesar las barreras sociales, culturales, económicas y geográficas. 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
BOCK, Darrell L. (2007). Baker Exegetical Commentary on the New Testament: Acts. Grand Rapids, MI. Baker Academic. 
BRUCE, F. F. (2007). Hechos de los Apóstoles. Grand Rapids, MI. Libros Desafío. 
ELLIS, E. Earle, “‘The End of the Earth’ (Acts 1:8)” en Bulletin for Biblical Research 1 (1991): 123-132 
FITZMYER, Joseph A., S.J. (1974). The Acts of the Apostles. New York. Doubleday. 
KISTEMAKER Simon J. (2007). Comentario Al Nuevo Testamento: Hechos. Grand Rapids, MI. Libros Desafío. 
POLHILL, John B. (1992). Acts. Nashville. Broadman & Holman Publishers. 
TOUSSAINT, Stanley D. (1996). “Hechos” en John F. Walvoord y Roy B. Zuck, El Conocimiento Bíblico, Un Comentario Expositivo: Nuevo Testamento. Tomo 2. Puebla, México. Ediciones Las Américas, A.C. 
WITHERINGTON III, Ben (1998). The Acts of the Apostles: A Socio-Rhetorical Commentary. Grand Rapids, MI. Wm. B. Eerdmans Publishing Co.

lunes, 30 de diciembre de 2013

Fee y el significado de la frase μὴ διακρίνων τὸ σῶμα "sin discernir el cuerpo" (1 Corintios 11:29)

El significado de esta frase ha sido difícil de determinar. Gordon D. Fee nos ofrece una alternativa de interpretación cuya virtud radica en darle mucho valor al contexto (Primera Epístola a Los Corintios [Grand Rapids, 1994], 637):
La frase «sin discernir el cuerpo» que se halla en este pasaje se ha interpretado frecuentemente de modo que signifique ya sea (1) el no lograr distinguir el alimento eucarístico del alimento común de sus cenas privadas, o (2) el no lograr reconocer el cuerpo del Señor, es decir, reflexionar sobre su muerte, al comer. La primera de estas posibilidades debe descartarse como algo totalmente ajeno al contexto. La segunda tiene más a su favor. Quienes la adoptan consideran que está apoyada por «el paralelismo entre los versículos 27 y 29», en los cuales esta frase ha de entenderse como abreviatura de «el cuerpo y la sangre del Señor». Pero esto también parece perder de vista el argumento que tenemos entre manos, el cual señala en otra dirección. Lo más probable es que el término «cuerpo», aunque nos llegue por medio de las palabras de institución en el v. 24, recuerde deliberadamente la interpretación que hace Pablo del pan en 10:17, indicando así que lo que le interesa es el problema mismo de los corintios, entre los cuales los ricos ofenden a los pobres. Toda la evidencia parece apuntar en esta dirección.
A mi juicio, la debilidad de la explicación de Fee consiste en restarle importancia al contexto inmediato. Lo más natural es considerar como el referente inmediato de τὸ σῶμα "el cuerpo" a secas del v. 29 es la mención de τοῦ σώματος καὶ τοῦ αἵματος τοῦ κυρίου "del cuerpo y de la sangre del Señor". Recordemos que la carta fue escrita para ser leída y escuchada. Al ser leída en voz alta, lo normal habría sido conectar v. 29 con el precedente v. 27. Sin embargo, eso no significa que la propuesta de Fee deba ser descartada. Puesto que al haberse ya leído ὅτι εἷς ἄρτος, ἓν σῶμα οἱ πολλοί ἐσμεν, οἱ γὰρ πάντες ἐκ τοῦ ἑνὸς ἄρτου μετέχομεν "Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan" (1 Co. 10:17), para los oyentes la palabra τὸ σῶμα "el cuerpo" también tiene incorporado el significado de la iglesia como "cuerpo". Anthony C. Thiselton protesta que el texto de 1 Co. 10:17 es muy lejano (The First Epistle to the Corinthians: A Commentary on the Greek Text [Grand Rapids, 2000], 893). Pero, ¿lejano para Pablo, para los corintios o para nosotros? Parece que para Pablo la ecuación τὸ σῶμα "el cuerpo" = la iglesia no es un concepto tan lejano porque "cuerpo" como metáfora de la iglesia se desarrolla extensamente a continuación en el cap. 12. 
Entonces, no discernir el cuerpo es no "reconocer" (BDAG, 231) lo sagrado de la Cena que simboliza el sacrificio de Nuestro Señor Jesucristo y que además incorpora la comunión de los creyentes. Éste último elemento es crucial, porque los corintios no son acusados de descuidar la observancia de la Cena, sino de su abuso e incomprensión debido a su conducta abusiva con los pobres atentando contra la comunión y corporeidad eclesial. Marion L. Soards considera la conclusión de Fee como una reducción del evangelio a una máxima moral: "a causa del juicio de Dios, agradable, especialmente con los menos afortunados que tú. Paul no es tan trillado" (1 Corinthians [Peabody, 1999], 247). Pero, hasta donde podemos leer el contexto es el mismo Pablo que ha establecido ese punto: "Pues qué, ¿no tenéis casas en que comáis y bebáis? ¿O menospreciáis la iglesia de Dios, y avergonzáis a los que no tienen nada? ¿Qué os diré? ¿Os alabaré? En esto no os alabo" (1 Co. 11:22). Lo que Pablo escribe a continuación no sólo es instrucción sino también corrección. Aunque suene trillado, el avergonzar a los que no tienen nada sigue siendo motivo de juicio. C. K. Barrett (seguido por Thiselton) opina que interpretar τὸ σῶμα "el cuerpo" como la iglesia "requeriría un genitivo con cuerpo, y forzaría el significado del verbo (διακρίνειν)" (The First Epistle to the Corinthians [Peabody, 1968], 275). Que la expresión exija genitivo no es determinante, por otro lado no veo cómo se sea forzado el significado del verbo διακρίνειν.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

El rico y Lázaro ¿una leyenda egipcia/judía?

Desde la publicación de la monografía de Hugo Gressmannn, Vom reichen Mann und armen Lazarus: Eine literargeschichtliche Studie (Abhandlungen der königlichen preussischen Akademie der Wissenschaften phil.-hist. Kl. 7; Berlin: Königliche Akademie der Wissenschaften, 1918) (se puede leer aquí), muchos estudiantes de la Biblia consideraron el relato acerca del rico y Lázaro (Lc. 16:19-31) como una reelaboración de un cuento antiguo de origen egipcio. Fitzmyer resume la propuesta de Gressmann así:
... [La investigación de Gressmann] llamó la atención de los investigadores sobre una historia egipcia, escrita en lengua demótica al dorso de un documento griego, fechado el año siete del emperador Claudio (año 47 d. C); la historia se refiere a la retribución, en el más allá, de las penalidades sufridas en la vida presente. Un niño egipcio, reencarnación de Si-Osiris y engendrado milagrosamente por Satme Khamuas, lleva a su padre a visitar el reino de los muertos, Amente. Su intención es mostrarle la suerte que han corrido dos personajes diferentes: uno, un rico que, al morir, fue llorado por todo un coro de plañideras, lo amortajaron con los vestidos más finos y selectos y le hicieron un funeral de lo más suntuoso; el otro, un pobre desgraciado, un mendigo que, al morir, no fue objeto de duelo, sino que se lo llevaron en una parihuela y lo enterraron en una fosa común en la ciudad de Menfis. Ahora, ahí está el rico, con un pivote de las bisagras de su puerta clavado en la órbita de su ojo derecho, que le produce un tormento atroz; pero en otro recinto está Osiris, rey de Amente, sentado en su trono y, junto a él, radiante de felicidad, está el mendigo, engalanado con los vestidos del rico. Entonces, Si-Osiris dice a su padre: “Cuando tú llegues a Amente, ojalá te traten como a ese mendigo y no como al otro, el desgraciado ricachón”.[1] 
Los detalles de esta historia se pueden leer en F. L. Griffith, Stories of the High Priests of Memphis [Oxford: Clarendon, 1900] 42–43 (ver aquí). Gressmann sostuvo que la leyenda egipcia fue introducida en el judaísmo por medio de los judíos alejandrinos cristalizándose en el cuento del publicano rico Bar Maʿyan (j Ḥagiga 77d [2:2]). El relato talmúdico cuenta acerca de dos hombres santos en Ascalón que comían y bebían juntos, y estudiaban la Torah juntos. Uno de ellos murió y no se le hizo un duelo apropiado. Pero, cuando Bar Maʿyan, el publicano del pueblo, murió todo el pueblo hizo duelo por él. El amigo sobreviviente comenzó a llorar por la aparente injusticia. En esa circunstancia se le aparece en sueños el amigo difunto quien le dijo que había cometido un solo pecado, mientras el publicano rico había hecho una sola obra buena. El entierro sin duelo fue el castigo por ese único pecado que consistió en ponerse primero la filacteria de la cabeza antes de la que se coloca en la mano (¡!). La obra meritoria de Bar Maʿyan fue un banquete que hizo para sus concejales los cuales no llegaron y convidó al pobre para que la comida no se desperdicie. Al cabo de unos días el santo vio en sueños a su compañero paseando entre jardines, huertos y fuentes de agua. En cambio, vio a Bar Maʿyan con la lengua fuera, junto a un río que no podía alcanzar.[2] 
Como dice Bauckham, si la versión judía en el Talmud palestino es aparentemente la misma historia egipcia, esto no se puede decir del relato registrado en Lucas. Gressmann resaltó sus semejanzas, pero no se prestó mucha atención a las diferencias que son cruciales. Bauckham alista estas diferencias: 
  1. La historia egipcia y su versión en el Talmud comienzan con la forma de trato en los entierros del rico y el pobre que juega un rol clave, mientras que en el relato de Lucas no hay ninguna referencia al entierro de Lázaro. El énfasis en el relato lucano está en las condiciones de vida. 
  2. Las leyendas egipcia y judía contienen una revelación del destino de los dos hombres después de la muerte. Esta revelación es dada a uno de los personajes de la historia que había presenciado sus entierros. Esto no sucede en el relato lucano, los oyentes o lectores saben lo que sucede a Lázaro y al rico sin que haya un personaje de la historia que revele. Este contraste no es tan simple porque en el mismo relato bíblico el rico pide una revelación para advertir a sus hermanos pero se rechaza la posibilidad esa revelación de los destinos de Lázaro y el rico posteriores a la muerte. 
  3. En las historias egipcia y judía los destinos del rico y del pobre dependen de sus obras. El destino del pobre se debe al hecho de que sus buenas obras superan en número a sus malas acciones, mientras que el destino del rico se debe al hecho de que sus malas obras superan en número a sus buenas acciones. La historia judía convierte en recompensa el noble entierro del rico por una buena obra que hizo, y el entierro ignorado del pobre fue el castigo por un solo pecado. En cambio en el relato de Lucas no hay ninguna referencia a las buenas obras de Lázaro o a las malas obras del rico. La razón que se da es “Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado” (Lc. 16:25).[3] 
Hay quienes han usado las conclusiones de Gressmann para afirmar que Jesús sólo usó un cuento egipcio. Pero, luego de prestar atención a estas diferencias, coincido con Bauckham cuando afirma 
Este análisis debe dejar en considerable duda la suposición de que la historia egipcia era verdaderamente la fuente de la parábola, como Gressmann arguyó y muchos le han seguido en esa afirmación.[4] 
Por eso, hay razones de peso para cuestionar a quienes catalogan de "cuento egipcio" el relato del rico y Lázaro.

____________________
[1] Joseph A. Fitzmyer, S.J., El evangelio según Lucas III: traducción y comentario. Capítulos 8,22-18,14 (Madrid: Cristiandad, 1985), 749. 
[2] Cf. Jacob Neusner, The Jerusalem Talmud: A Translation and Commentary (Peabody,: Hendrickson, 2008), j Ḥagiga 77d (2:2). 
[3] Cf. Richard Bauckham, "The rich man and Lazarus: the parable and the parallels" en The fate of the dead: Studies on the Jewish and Christian Apocalypses (Leiden: Brill, 1998), 99-100. 
[4] Bauckham, op. cit., 101.

domingo, 27 de octubre de 2013

El hombre cojo de nacimiento en Hechos 3:1-10

Quiero meditar un poco en este hombre. La perspectiva de lo que hoy denominamos enfermedades en tiempos bíblicos era un tanto diferente. Por ejemplo, en Hch. 3:2 se nos dice que había un hombre cojo (χωλός jōlos, NVI: "lisiado", Biblia del Peregrino: "paralítico"). Este adjetivo aparece 5 veces en Mt., 1 vez en Mr., 3 veces en Lc., 1 vez en Jn., 3 veces en Hch. y 1 vez en He. 12:13 (un total de 14 veces). 
Los escritores clásicos usaron este adjetivo para referirse a un impedimento para caminar ya sea por un problema en los pies o en otra parte de las piernas. Posteriormente esta palabra se usó para referirse a una deformidad o problemas en las manos. 
El AT fue escrito en hebreo y la palabra para cojo es פסח pissēaḥ. En la traducción del AT al griego llamada la Versión de Los Setenta se usa χωλός jōlos que traduce pissēaḥ. A partir de lo que dice Lv. 21:18, en el judaísmo de esos tiempos se consideraba esta discapacidad como un defecto, una deficiencia física, y no como una enfermedad en el sentido moderno. Esta condición descalificaba a un varón de cumplir el oficio sacerdotal. Es probable que alguien no sólo se sorprenda, sino que se escandalice de este tipo de regulaciones. Pero, eso sería muy precipitado porque en la visión del mundo que hay en la Biblia el pecado ha arruinado todo, incluso el mundo físico. La imperfección corporal es evidencia de aquel problema que es el mal cósmico, el pecado. La perfección corporal era vista como una expresión externa de la idea de santidad. En nuestras sociedades no somos realmente conscientes de la naturaleza destructiva del pecado. Sólo se le estudia desde un punto de vista moral o "espiritual" como si no afectase la totalidad del ser. A la vez, este texto nos muestra que para acercarse a Dios la norma es la perfección. 
El dolor emocional experimentado por el hombre cojo de Hch. 3 debió haber sido muy profundo. Un hombre cojo no sólo sufría por su discapacidad, sino también por la imposibilidad de acercarse a Dios. Angustia espiritual era probablemente la experiencia interna vivida todos los días por aquel hombre cojo del capítulo 3 de Hechos desde que fue consciente de su condición. En cambio, cuántos líderes religiosos dentro de aquél santuario gozaban de "perfección" física, aptos para los rituales levíticos, pero tan inconscientes de su propia perversidad. El cojo dependiendo de las limosnas y los líderes religiosos enriquecidos traficando con las almas. El cojo dependiendo de que otros le transporten, los líderes religiosos en cambio llenos de poder por su posición. Es por eso que nuestro hombre cojo está más lleno de la esperanza mesiánica que aquellos religiosos que creían ser ya parte del reino de Dios. 
Este hombre cojo probablemente tenía en su mente, como buen judío aquél pasaje del profeta Isaías 33:23 y 35:5-6. Jesús le mandó a decir a Juan el Bautista que su ministerio consistía que los cojos andasen (Lc. 7:22). Y, como Jesús, la iglesia continúa llevando la esperanza mesiánica a los cojos. Al ser sanado en el nombre de Jesús, este cojo es hecho perfecto, puede acercarse a Dios, puede entrar al templo. Pero, es en el nombre de Jesús, no como una fórmula mágica, sino como El Único Nombre en el cual hay salvación. Me llama la atención que hay un cojo judío siendo sanado, pero hay también cojos samaritanos (Hch. 8:7) y un cojo gentil en Listra (Hch. 14:8) indicando que el Mesías no sólo salva a y es la esperanza de Jerusalén y Judea, sino también de Samaria y hasta lo último de la tierra (Hch. 1:8).

viernes, 2 de agosto de 2013

Mazzaferri, Bauckham y los rollos de Apocalipsis caps. 5 y 10

Estudiar la Biblia, y en especial el libro del Apocalipsis, es fascinante. Debido a la consulta hecha por un estudiante de la Biblia acerca de los rollos del Apocalipsis caps. 5 y 10, le envié unas observaciones. Escribo estas breves líneas con el deseo de que puedan servir para un diálogo acerca de esta cuestión.
En 1989 Frederick David Mazzaferri publicó su obra The Genre of the Book of Revelation from a Source-critical Perspective (Berlin-New York: Walter de Gruyter), donde propone (págs. 265-279), entre otras interpretaciones, que el rollo del cap. 10 es el mismo rollo del cap. 5. Mazzaferri escribe: “Por lo tanto, propongo que el peso sólido de la evidencia exige la conclusión segura que τὸ βιβλίον de 5 es idéntico a τὸ βιβλαρίδιον/βιβλίον de 10” (op. cit., 278, negritas mías).
A juicio de Richard Bauckham (The Climax of Prophecy: Studies on the Book of Revelation [Edinburgh: T&T Clark, 1993], 243), Mazzaferri ha establecido la identidad de los rollos de un modo concluyente.
 Aprecio mucho la labor académica de R. Bauckham, es muy enriquecedor leer sus trabajos que destacan por su formidable erudición, también es encomiable el trabajo minucioso de F. D. Mazzaferri. Sin embargo, en cuanto a la tesis de identificar los rollos de caps. 5 y 10, tengo reparos para considerarla tan concluyente.
Mazzaferri se esfuerza en establecer la identidad semántica de βιβλαρίδιον con βιβλίον. Hace bien en tratar los problemas textuales con relación a estas palabras (Mazzaferri, op. cit., 67). El orden de aparición de las palabras de acuerdo a las conclusiones de Mazzaferri es: 10:2: βιβλαρίδιον; 10:8: βιβλίον. El orden de apariciones de los sustantivos es diferente para quienes defienden el texto mayoritario (10:2: βιβλίον; 10:8,9,10: βιβλαρίδιον) como Maurice A. Robinson y William G. Pierpont en su The New Testament in the Original Greek: Byzantine Textform 2005 (Southborough: Chilton, 2005) y Zane Clark Hodges y Arthur L. Farstad en su The Greek New Testament According to the Majority Text (2ª ed.; Nashville: T. Nelson, 1985), 753.
Como 10:8 usa βιβλίον para referirse a βιβλαρίδιον del 10:2 entonces Mazzaferri concluye la identidad semántica de estos sustantivos. Llama nuestra atención que Mazzaferri pase por alto las otras referencias a βιβλαρίδιον en 10:9 y 10. Si βιβλίον es idéntico a βιβλαρίδιον, ¿por qué el escritor se empeña en seguir usando βιβλαρίδιον en 10:9 y 10?
Por su parte, Bauckham apoya su punto citando a Hermas, Visiones 2.1.3 y 2.4.3 en donde se usa βιβλαρίδιον, βιβλίδιον y βιβλίον concluyendo que βιβλαρίδιον y βιβλίον son sinónimos. La pertinencia del Pastor de Hermas se debe a que es el único documento dentro de la literatura griega en donde ocurre βιβλαρίδιον. Bauckham siguiendo a Mazzaferri arguye que en Apocalipsis hay diminutivos en forma pero no en significado.
El punto a demostrar es que βιβλαρίδιον no es un diminutivo real y que se trata de τὸ βιβλίον del cap. 5. Que βιβλαρίδιον no sea diminutivo en significado es debatible, pues βιβλίον tiene dominios semánticos sin referencia necesaria al tamaño (cf. Johannes P. Louw y Eugene Albert Nida, Greek-English Lexicon of the New Testament: Based on Semantic Domains [2ª ed.; New York: UBS, 1989], 6.64; 33.52; 33.8), en cambio el dominio semántico de βιβλαρίδιον como diminutivo incluye la dimensión del documento. Otro problema con el cual se debe lidiar es que virtualmente todos los léxicos consideran βιβλαρίδιον como un diminutivo (cf. Pierre Chantraine, Dictionnaire Étymologique de la Langue Grecque [Paris: Klincksieck, 1968], 1:200; BDAG, 176; EDNT 1:217; TDNT 1:619; LSJ, 315).
Un detalle gramatical que no toma en cuenta Mazzaferri es que el escritor de Apocalipsis conoce y usa el artículo anafórico. Con respecto a esto, Blass nos informa que tenemos “el uso 'anafórico' (desde Apolonio Díscolo s. II a.C.) porque hay una referencia hacia atrás (ἀναφορά) a lo que se conoce o se supone que se conoce” (A Greek Grammar of the New Testament and Other Early Christian Literature [Chicago: University of Chicago Press, 1961], §252). Nuestro escritor de Apocalipsis precisamente usa el artículo anafórico en 10:8 (τὸ βιβλίον) y en 10:9,10 (τὸ βιβλαρίδιον) para referirse a βιβλαρίδιον de 10:2. Por otro lado, si el βιβλίον del cap. 5 cuya apertura de sellos es tan importante, ¿por qué el autor de Apocalipsis no usa el artículo anafórico con βιβλαρίδιον en el cap. 10 para referirse al mismo glorioso βιβλίον del cap. 5? Lo más sorprendente es que βιβλαρίδιον es anarticular, es decir, aparece sin artículo.
Estas observaciones en ninguna manera desmerecen el enorme trabajo de estos autores. A pesar de disentir con la tesis de Mazzaferri, saludo el esfuerzo invertido a fin de clarificar el mensaje del Apocalipsis.

viernes, 5 de julio de 2013

Levítico 1:1, algunas reflexiones

וַיִּקְרָ֖א אֶל־מֹשֶׁ֑ה וַיְדַבֵּ֤ר יְהוָה֙ אֵלָ֔יו מֵאֹ֥הֶל מוֹעֵ֖ד לֵאמֹֽר׃ 
wayyiqrāʾ ʾel-mōše waydabbēr yhwh ʾēlāyw mēʾōhel môʿēd lēʾmōr
Estas palabras abren la primera sección de Levítico que va desde el cap. 1 hasta el cap. 7. Esta sección trata acerca de las regulaciones de los sacrificios y ofrendas. El tema de la santidad es fundamental no sólo en Levítico, sino para Dios y para Su pueblo, tanto en el AT como en el NT. Es cierto que el tema de la santidad no es muy popular en el mundo contemporáneo supuestamente tolerante con ciertos criterios e intolerante con otros. Pero, eso es de esperarse pues la Biblia va a contrapelo de la cultura pagana. Lo desconcertante es la inconsistencia de ciertos sectores cristianos en donde el tema de la santidad se ha vuelto no sólo impopular sino ausente.
Los primeros 7 capítulos de Levítico nos recuerdan una verdad sencilla y urgente: una vida santa es imposible sin la expiación por el pecado. La santidad no puede sustituir nuestra pecaminosidad, tiene que haber expiación sustitutoria. וַיִּקְרָא waw consecutivo + verbo Qal imperfecto 3a persona masculino singular "y llamó". Como lo he señalado, el waw consecutivo conecta esta narrativa con Éx. 40:24-38. Existe, pues, unidad entre la revelación sinaítica y el código de santidad. Hay tres verbos usados, dos imperfectos "llamó... habló..." y uno en infinitivo "diciendo...". Esto no es muy usual. La fórmula más común es וַיְדַבֵּ֤ר יְהוָה֙ אֶל־מֹשֶׁ֔ה "y habló YHWH a Moisés" que se usa 33 veces (Lv. 4:1; 5:14, 20; 6:1,12,17; 7:22,28; 8:1; 11:1; 12:1; 13:1; 14:1,33; 15:1; 16:1; 17:1; 18:1; 19:1; 20:1; 21:16; 22:1,17,26; 23:1,9,23,26,33; 24:1,13; 25:1; 27:1). En cambio esta fórmula es reservada para situaciones excepcionales y muy solemnes (cf. Éx. 3:4; 19:3; 24:16). אֶל־מֹשֶׁה preposición + nombre propio "a Moisés", señala al mediador que es humano (cf. 1 Ti. 2:5-6) por medio del cual nos llega la revelación, la voz de Dios. וַיְדַבֵּר waw consecutivo + verbo Pi’el imperfecto 3a persona masculino singular "y habló". יהוה nombre propio "YHWH". Es el mismo Señor quien habla e instruye acerca de la santidad y los sacrificios, haríamos bien en oír atentamente Su voz. אֵלָיו preposición + sufijo de 3a persona masculino singular "a él", es decir, a Moisés. מֵאֹהֶל מוֹעֵד preposición + nombre masculino singular constructo + nombre masculino singular "desde [el] tabernáculo [de] reunión", el lugar destinado a manifestar la presencia de Dios en medio de Su pueblo. לֵאמֹר preposición + verbo Qal infinitivo constructo "diciendo".

miércoles, 20 de marzo de 2013

Apocalipsis: oír a Jesucristo vs. oír a los expertos en escatología

La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan, (Ap. 1:1) 
Uno de los libros de la Biblia que me apasionaba leer en mi adolescencia era Apocalipsis. Pero, con tantas controversias acerca de la interpretación de este libro aquella promesa de ser bienaventurado (Ap. 1:3) por oír esta profecía la sentía diluirse en el mar del debate escatológico. Esto siempre me pareció injusto, pues sentía que la mente humana me estaba robando el gozo de oír a Jesucristo. Por eso, luego de un breve desencanto retomé mi lectura del Apocalipsis. 
Me agrada releer este precioso libro, pero en voz alta porque fue redactado para ser oído (οἱ ἀκούοντες, Ap. 1:3). Una vez prediqué este libro sin enfrascarme en el debate escatológico. Tan sólo lo expuse tratando de leer el texto tal como está ahí, e hice aplicaciones pastorales, porque creo que ese es el punto. No suelo expresar mis opiniones exegéticas acerca del Apocalipsis porque es Jesucristo quien debe ser oído, no tanto el predicador o el experto en escatología. Me adhiero, no sin reservas, a una forma de entender este texto. La escuela de interpretación a la que me refiero se conoce como premilenarismo en su versión dispensacional. Sin embargo, mi entendimiento del Apocalipsis es quizá un dispensacionalismo “heterodoxo” para algunos que consideran como dogma la forma cómo John F. Walvoord, Charles C. Ryrie o Robert L. Thomas estructuran e interpretan este libro. Respeto profundamente a tales maestros de las Sagradas Escrituras y agradezco a Dios por ellos, pero no les atribuyo infalibilidad. Al releer una y otra vez el Apocalipsis no quiero ser fiel a un sistema de interpretación, sólo quiero cual María la hermana de Lázaro, escuchar al Divino Maestro a sus pies. 
Ahora quiero resaltar algunos detalles poco advertidos. Considero afortunado que R. Bauckham me haya hecho reparar en el primer versículo de este libro para apreciar la “cadena de revelación”[1] o “cadena de comunicación de la revelación”[2], como él le llama: Dios, Jesucristo, el ángel, Juan y los cristianos. Algo que sobresale en esta cadena es la trascendencia de los dadores de la revelación. El ángel se niega a recibir adoración (22:8-9), pero Jesús sí es adorado (5:8-12) lo cual indica claramente que Juan considera a Jesucristo como trascendente en contraste con los intermediarios. Otra feliz observación de Bauckham es que Jesucristo no es visto por Juan como un intermediario. Dios y Jesucristo son para Juan los dadores de la revelación, y el ángel con Juan son los instrumentos para comunicar a los cristianos tal revelación.[3] 
La realidad intermediaria del ángel es digna de resaltar, al menos en una sociedad occidental tan secularizada y poco consciente del mundo angelical. Robert L. Thomas considera que el ángel es una referencia a los ángeles como en 17:1 y 21:9, y posiblemente incluye a los cuatro seres vivientes (cap. 4) como seres angelicales.[4] Me parece más acertada la observación de Bauckham quien, además de notar el acuerdo verbal entre 1:1 y 22:6 (probablemente con una relevancia estructural)[5], considera que el ángel de 1:1 es el mismo de 22:6,16, y considera que es el mismo ángel del cap. 10 porque ningún ángel aparece como mediador a Juan hasta el cap. 10.[6] Estas afirmaciones evidentemente son debatibles, pero tiene a su favor la presencia del artículo definido con ἄγγελος que indicaría que Juan tiene en mente a un ángel específico. Como observa David Aune un ángel único sólo se menciona en el prólogo (1:1–8) y en el epílogo (22:6–21).[7] Nuevamente, en ambos pasajes se exalta a Jesucristo como el dador de la revelación. 
_________________ 
[1] Richard Bauckham, The Climax of the Prophecy: Studies on the Book of Revelation (Edinburgh: T&T Clark, 1993), 85. 
[2] Ibid., 135. 
[3] Ibid. 
[4] Robert L. Thomas, Revelation 1-7: An Exegetical Commentary (Chicago: Moody, 1992), 56. Carballosa sigue a Thomas en esta interpretación (Apocalipsis: La consumación del plan eterno de Dios [Grand Rapids: Portavoz, 1997], 42). 
[5] Bauckham, op. cit., 23.
[6] Ibid., 255-256. 
[7] David E. Aune, Revelation 1-5:14 (WBC 52A; Dallas: Word, 2002), 16.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Mateo 1:19: ἐβουλήθη λάθρᾳ ἀπολῦσαι αὐτήν ("quiso dejarla secretamente")

En la navidad generalmente se recuerda a los personajes relatados en los evangelios, pero con muy poca frecuencia se resalta la figura de José. La tradición lo ha colocado en un segundo plano en contraste con María, atribuyéndole importancia por su función legal como padre adoptivo de Jesús. Mi intención es releer el texto en su trasfondo histórico y atisbar el carácter de este joven pero muy noble hombre. Un aspecto de su carácter es su actitud compasiva. La justicia de José no radicaba en la observancia irrestricta de la norma del divorcio, sino en el divorcio llevado con discreción, en privado. Aunque el adulterio estaba penalizado con la muerte por apedreamiento, no queda muy claro a la luz de la evidencia histórica que las cortes judías durante el período del Segundo Templo hayan ejecutado sentencias capitales que podían ser objetadas por los procuradores romanos.[1] Sin embargo, el adulterio era un delito que en la lex Iulia de adulterii no fue tomado como un crimen capital en su totalidad.[2] A pesar de que la ley judía prescribía la pena de muerte para la infidelidad sexual (Dt. 22:21-24), sin embargo en el período del Segundo Templo la ejecución era materia de controversia. Es debatible si María corría el peligro legal de ser juzgada y lapidada. Por ejemplo, en el apócrifo Susana se aprueba la pena de muerte para una mujer adúltera (44-45), pero en Enoc eslavo se relata que el hermano de Nir descubrió que su esposa estaba embarazada y el niño no era suyo pero no le condenó a muerte (71.6-7).[3] Lo que no es debatible constituye el estatus de deshonra que ocasionaría a su prometido y a su familia. María al aceptar la voluntad de Dios se exponía a una terrible situación que desde nuestra cultura occidental perdemos de vista. No menos fue la vergüenza que tendría que enfrentar José. En la cultura mediterránea, la ley romana, señaló como proxeneta a un esposo que no se divorció de su esposa infiel.[4] La situación constituía una suma vergüenza para José. Las familias en el mundo mediterráneo antiguo preferían la muerte de su hija a que viviera toda su vida con deshonra. Era manifestación de virtud que una mujer prefiriera morir a vivir con la deshonra, pues cuanto más público fuera el hecho más pública sería la deshonra y la humillación para María, su esposo y su familia.[5] José como era justo no quiso exponer (δειγματίζω) públicamente en desgracia a María.[6] El adverbio λάθρᾳ indica que quería hacerlo en secreto sin que muchos lo sepan[7], es decir, lo menos público posible evitando ir a una corte pública. No quiere decir que era totalmente secreto, pues la carta de divorcio o repudio requería que sea entregada delante de dos testigos.[8] A pesar de la gravedad y la terrible deshonra, José no quiso actuar vengativamente, más bien tenía planeado actuar con misericordia y compasión hacia María. ¡Puede decirse que en la vida de José el texto de Oseas 6:6 era una realidad! “Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos”.
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Mateo 1:18: πρὶν ἢ συνελθεῖν αὐτοὺς ("antes que se juntasen")
Mateo 1:19: ἐβουλήθη λάθρᾳ ἀπολῦσαι αὐτήν ("quiso dejarla secretamente")
Mateo 1:19: Ἰωσὴφ δὲ ὁ ἀνὴρ αὐτῆς, δίκαιος ὢν ("José su marido, como era justo")
¿Los ángeles cantan?
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[1] Cf. Josefo, Guerras de los Judíos 2.117. 
[2] Cf. A. N. Sherwin-White, Roman Society and Roman Law in the New Testament (Grand Rapids: Baker, 1978), 42. 
[3] Cf. Tal Ilan, Jewish Women in Greco-Roman Palestine (Tübingen: J. C. B. Mohr; Peabody: Hendrickson, 1996), 136. 
[4] Cf. Pseudo-Fociles, Sentencias 177-178, en James H. Charlesworth, The Old Testament Pseudepigrapha and the New Testament (New Haven; Londres: Yale University Press, 1985), 2:580. 
[5] Cf. Craig S. Keener, The Gospel of Matthew: A Socio-Rhetorical Commentary (Grand Rapids; Cambridge: Eerdmans, 2009), 93. 
[6] Cf. BDAG, 214. 
[7] Cf. BDAG, 581. 
[8] H. Strack y P. Billerbeck, Kommentar zum Neuen Testament aus Talmud und Midrasch (6 vols.; Munich: Beck, 1926–61), 1:304-305.

lunes, 17 de diciembre de 2012

Mateo 1:19: Ἰωσὴφ δὲ ὁ ἀνὴρ αὐτῆς, δίκαιος ὢν ("José su marido, como era justo")

José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. (Mt. 1:19 R60)
Ἰωσὴφ δὲ ὁ ἀνὴρ αὐτῆς, δίκαιος ὢν καὶ μὴ θέλων αὐτὴν δειγματίσαι, ἐβουλήθη λάθρᾳ ἀπολῦσαι αὐτήν. 
Estoy escribiendo algunas reflexiones relacionadas con la navidad, ahora me enfocaré en José. El carácter de José y de María son mejor apreciados sobre su trasfondo cultural. Ellos tuvieron que enfrentar a una sociedad muy estricta. En las sociedades de medio oriente consideraron que una pareja comprometida no podía estar a solas por 20 minutos porque eso significaría que habían tenido cópula sexual.[1] José era justo al planear divorciarse de María y al no querer exponerla, en ambos casos se evidencia como una persona justa (¡y a muy temprana edad!). La palabra δίκαιος designa a una persona justa en el sentido legal y espiritual, y con toda probabilidad José es justo en ambos sentidos. Los esponsales incluían arreglo económico y era un asunto legalmente serio por lo cual era muy raro romper un compromiso salvo alguna causa de suma gravedad. José no tenía opción en el marco de las normas sociales del judaísmo del Segundo Templo. La sociedad en la cual vivió José no daba una segunda oportunidad a los adúlteros. La ley judía exigía que un hombre acuse a su esposa inmediatamente en caso de descubrir que ella no había sido una virgen.[2] El guardián de la virginidad de una desposada era su propio padre, quizá para disminuir la vergüenza pública la familia de María podía haberla enviado lejos. Pero, el texto no dice que María fue llevada a otro lugar. Recordemos que Nazaret no era una gran ciudad, sino una aldea pequeña donde las noticias correrían con mucha rapidez. El embarazo no podía ocultarse, y a pesar de las explicaciones que María hubiera ofrecido a José (que el texto no registra que hizo tal cosa), José no tenía razones suficientes para no divorciarse. Aceptar a María no sería bien visto, pues se consideraría que era un hombre extremadamente débil.[3] Es ahí donde Dios interviene por medio de la Revelación. Una lección es el carácter piadoso de José que se enfoca más en Dios porque finalmente acepta la voluntad de Dios. A José le importa más obedecer a Dios que su propia reputación o imagen pública.
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¿Los ángeles cantan?
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[1] Carol Delaney, “Seeds of Honor, Fields of Shame” en Honor and Shame and the Unity of the Mediterranean (edit. David D. Gilmore; Washington: American Anthropological Association, 1987), 41. 
[2] Cf. p. Ketubot 1.4, §4. 
[3] Craig S. Keener, The Gospel of Matthew: A Socio-Rhetorical Commentary (Grand Rapids; Cambridge: Eerdmans, 2009), 91.

Mateo 1:18: πρὶν ἢ συνελθεῖν αὐτοὺς ("antes que se juntasen")

18 El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo. (Mt. 1:18 R60) 
Τοῦ δὲ Ἰησοῦ Χριστοῦ ἡ γένεσις οὕτως ἦν. μνηστευθείσης τῆς μητρὸς αὐτοῦ Μαρίας τῷ Ἰωσήφ, πρὶν ἢ συνελθεῖν αὐτοὺς εὑρέθη ἐν γαστρὶ ἔχουσα ἐκ πνεύματος ἁγίου. 
Mateo nos relata el origen (navidad) de Yēšû el Mesías, ben Dāwid (hijo de David). Nuestro autor quiere dejar muy en claro a sus lectores que Jesús no tuvo un origen humano. El orden de palabras es inusual, pero se explica por el contexto. Se debe conectar esta perícopa con la genealogía precedente. Se nos informa que María estaba desposada con José. Ya hemos visto que los esponsales (μνηστεύω) se llevaban a cabo a muy temprana edad. Por ejemplo, Agripa I antes de morir en el año 44 d.C. desposó a sus dos hijas Mariamme (nacida el 34/35 d.C.) y Drusila (nacida el 38/39 d.C.) de 10 y 6 años [1]. Para nosotros tal práctica de comprometer a tan temprana edad es inaceptable, pero no así en dicho contexto histórico-cultural. La primera etapa de ’ērûsîn y qîddûšâ (los esponsales o compromiso) era elegir a una esposa. Las familias en medio oriente generalmente comenzaban y efectuaban los arreglos. Los varones contaban con 18 años y las mujeres 12 ó 12½ años.[2] La segunda etapa consistía en el arreglo oficial que era un acuerdo prenupcial delante de testigos, tanto varón como mujer entraban en el estado de compromiso, es decir, desposados. Este acuerdo era legalmente vinculante, era como un contrato que confería derechos legales al hombre sobre la mujer y sólo podía romperse mediante un proceso formal de divorcio.[3] Aunque había casos en que los desposados vivían en la casa del padre del esposo, en Galilea la mujer no dejaba la casa paterna hasta la boda.[4] La norma en cualquier caso era abstenerse de las relaciones maritales manteniendo su pureza sexual hasta la ceremonia de bodas. La infidelidad sexual durante la etapa de los esponsales fue considerada como adulterio cuya pena era la muerte por lapidación (cf. Lv. 20:10; Dt. 22:23–24). La ceremonia de bodas se llevaba a cabo 12 meses después del compromiso o esponsales[5]. Entre los romanos (desde el tiempo de Augusto) la ley requería un plazo de dos años.[6] El texto de Mateo no nos especifica el tiempo que llevaban comprometidos, pero vemos que José y María a pesar de su temprana edad mantenían su pureza sexual ya estando comprometidos.
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[1] Joachim Jeremias, Jerusalén en tiempos de Jesús: Estudio económico y social del mundo del Nuevo Testamento (2ª ed.; Madrid: Cristiandad, 1980), 376, n. 54. 
[2] Cf. m. ’Abot. 5:21; b. Qiddushim 29b–30a. 
[3] Cf. m. Ketubot 1:2; 4:2. Se les trataba como “esposo” y “esposa”. 
[4] Cf. m. Ketubot 1:5; b. Ketubot 9b, 12a; Clinton E. Arnold, Zondervan Illustrated Bible Backgrounds Commentary Volume 1: Matthew, Mark , Luke (Grand Rapids: Zondervan, 2002), 11. 
[5] Cf. m. Ketubot 5:2; m. Nedarim 10:5. 
[6] Cf. Dio Cassius, Roman History 54.16.7

sábado, 15 de diciembre de 2012

Navidad, José, María y la adolescencia

http://uploads5.wikipaintings.org/images/bartolome-esteban-murillo/the-holy-family-with-the-little-bird.jpg

La navidad ha inspirado a los artistas que usando su imaginación han pintado las escenas relatadas en los evangelios. Desde mi infancia imaginé a José como un hombre mayor muy barbudo (casi anciano) y a su esposa, María, como una mujer adulta pero más joven que José. Como en los evangelios luego no se menciona a José, concluía que debió ser muy anciano cuando se casó y posiblemente había fallecido antes de que Jesús iniciara su ministerio. Todas estas ideas fueron alimentadas y reforzadas por el arte tradicional. Dejando atrás mi imaginación infantil, lo más probable es que José haya tenido entre 18 a 20 años al momento de desposar a María, pues esa era la edad normal para contraer matrimonio en el caso de los varones.[1] De acuerdo a la Mishná era aconsejable que un varón se case a los 18 años, a los 20 asuma la responsabilidad de proveer para la familia (m. ʾAbot 5:21). Se consideraba que un varón de 20 años y aún soltero gastaba todo el día en el pecado (b. Qiddushin 29b). Los judíos de la diáspora contraían matrimonio aproximadamente a los 22 años.[2] En el caso de las mujeres, la edad normal para contraer matrimonio era 12 a 12½ años.[3] Se consideraba como un mal proceder no dar en matrimonio a una hija una vez pasada la pubertad (m. Sanhedrin 76b; Pesiqta de Rab Kahana 11:6), había casos inusuales de mujeres casándose a los veinte. Los varones tenían que asumir responsabilidades de adulto a los 13 años (m. ʾAbot 5:21; ʾAbot de Rabbi Nathan 16A; Pesiqta de Rab Kahana Suplemento 3:2), y José a los 18 o 20 años ya reunía los requisitos para poder casarse.[4] 
En nuestra cultura occidental se considera la adolescencia como una etapa de crisis de identidad. Psicólogos, sociólogos y educadores consideran la adolescencia como una etapa del desarrollo que plantea una problemática constante. A contrapelo de lo que sucede en nuestra cultura, en la Biblia, y especialmente en las narraciones acerca del nacimiento de Jesús, José y María (dos adolescentes con toda probabilidad) son un modelo de fe, humildad y obediencia a la voluntad de Dios.
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¿Los ángeles cantan?
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[1] Joachim Jeremias, Las Parábolas de Jesús (3ª ed.; Estella: Verbo Divino, 1974), 159. 
[2] Corpus Inscriptionum Iudaicarum, 1:409, §553. 
[3] Hermann L. Strack y Paul Billerbeck, Kommentar zum neuen Testament aus Talmud und Midrasch (München: Beck, 1924), 374. 
[4] Craig S. Keener, The Gospel of Matthew: A Socio-Rhetorical Commentary (Grand Rapids; Cambridge: Eerdmans, 2009), 88.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Recursos con relación a los pasajes de advertencias en Hebreos

Como mencioné, estoy leyendo el libro de Four Views on the Warning Passages in Hebrews. Me identifico con el artículo de Buist Fanning, pero la lectura de esta interactuación es fascinante y aleccionadora. Además de estos cuatro artículos y sus respectivas respuestas, hay algunas referencias que vale la pena leer. Por ejemplo,
  1. Scot McKnight, "The Warning Passages in Hebrews: A Formal Analysis and Theological Conclusions" en Trinity Journal 13NS (1992) 21-59. Hay una copia escaneada del artículo disponible en PDF aquí. Este es un artículo extenso defendiendo la posición arminiana (quienes enseñan que la "salvación se pierde").
  2. Thomas Schreiner, "Calvinism and the Warning Passages: A Brief Reply to Scot McKnight", esta es una muy breve réplica desde el punto de vista calvinista con un tono bastante irénico. Para un análisis más detallado ver The Race Set Before Us: A Biblical Theology of Perseverance & Assurance. Schreiner está de acuerdo con McKnight en que Hebreos 6:4b-5 describe a genuinos creyentes, pero que se trata de advertencias y no de descripciones. Estas advertencias son medios que Dios usa para preservar a los genuinos creyentes hasta el fin.
  3. Wayne Grudem, "Perseverance of the Saints: A Case Study from Hebrews 6:4-6 and the Other Warning Passages in Hebrews" en The Grace of God, the Bondage of the Will: Biblical and Practical Perspectives on Calvinism (Grand Rapids: Baker, 1995), 1:133-182. Hay una copia disponible del artículo en la página web del Dr. Grudem en PDF, ver aquí. Grudem defiende la seguridad de la salvación y que las personas a quienes se refiere Hebreos 6:4b-5 nunca habían experimentado verdaderamente la salvación.
  4. Bruce Compton, "Persevering and Falling Away: A Reexamination of Hebrews 6:4-6" DBSJ 1 (1996): 135-67. Disponible aquí. Similar al punto de vista defendido por Grudem.
Espero que sea de utilidad.

miércoles, 29 de agosto de 2012

Rigor y humildad hermenéutica

Estoy leyendo el libro multiautoral: Four Views on the Warning Passages in Hebrews. Me edifica mucho el diálogo sostenido por los autores. En particular me encanta el ensayo escrito por B. Fanning. En dicho artículo (pág. 174), Fanning cita a William W. Klein ("Exegetical Rigor with Hermeneutical Humility: The Calvinist-Arminian Debate and the New Testament" en New Testament Greek and Exegesis: Essays in Honor of Gerald F. Hawthorne). Dicha cita me ha impresionado, y me ha hecho repensar esto. Con frecuencia, en el mundo evangélico se descalifican los puntos de vista distintos al propio acusando al contrincante teológico de carecer de una metodología correcta, como si los prejuicios sólo afectan negativamente sólo a nuestros oponentes y no a nosotros. Y, pensar que consideramos el amor hacia los enemigos como un imperativo de Jesús el Mesías. Pero, ¡qué poco amor se nota en los intercambios entre calvinistas y arminianos! Creo que podremos establecer un mejor y enriquecedor diálogo cuando dejemos de ver a quienes piensan diferente a nosotros como desorientados o como carentes de habilidad exegética.