¿Por qué el Cristo resucitado se apareció primero a mujeres? La respuesta es pura conjetura. El hecho es que lo hizo así.
Desde el punto de vista de la investigación histórica, las mujeres como testigos oculares constituyen un valioso dato. Si tomamos en cuenta lo valioso que era el testimonio ocular para los pensadores. Nótese la máxima “los ojos son testigos más seguros que las orejas” de Heráclito, afirmación aludida por Polibio (200-118 aC), Heródoto (484-425 aC), Tucídides (460-396 aC), Luciano (121-181 dC). En varias ocasiones, como indica Bauckham, a las mujeres se les hace referencia con verbos que significan “VER”:
1. Vieron cuando Jesús murió (Mt 27.55; Mr 15.40; Lc 23.49).
2. Vieron cuando Jesús fue sepultado en una tumba (Mr 15.47; Lc 23.55).
3. Fueron a ver la tumba el primer día de la semana (Mt 28.1).
4. Vieron la piedra removida (Mr 16.4).
5. Vieron al joven sentado al lado derecho (Mr 16.5).
6. El ángel les invitó a ver el lugar vacío (Mt 28.6; Mr 16.6).
Los sinópticos tienen cuidado de no mantener en el anonimato a las mujeres, sino que se les nombra consistentemente. Recuérdese la exigencia de la Torah en Dt 19.15 de dos o tres testigos.
Sin embargo, pese a que las mujeres son testigos de excepción, culturalmente no se les consideraba como testigos confiables como lo atestigua Pseudo-Filón y especialmente Josefo quien afirmaba "No se admitirá el testimonio de las mujeres, por su ligereza [κουφότης] y la temeridad [θράσος] de su sexo" (Antigüedades 4.219). Por otro lado, en el rabinismo consideraban que las mujeres no eran competentes como testigos (Cf. mSheb. 4.1; mRosh haSh. 1.8; bBab. Kam. 88a). Y, la situación no era tan distinta en el mundo greco romano. Las mujeres eran consideradas como crédulas en asuntos religiosos y especialmente orgullosas para las fantasías supersticiosas y excesivas en prácticas religiosas (cf. entre otros Estrabón; Juvenal; Plutarco).
Como señala G. Ladd, si los evangelios hubiesen sido producto del invento de los cristianos, los primeros testigos hubieran sido los apóstoles y no las mujeres. Por tanto, las mujeres en la tumba nos muestran que el relato de la resurrección definitivamente no fue un invento.
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Samuel Byrskog, Story as history - history as story (Mohr Siebeck, 2002).
Richard Bauchkam, Gospel women (Eerdmans, 2002).
Richard Bauchkam, Jesus and the eyewitnesses (Eerdmans, 2006)
N. T. Wright, La resurrección del Hijo de Dios (Verbo Divino, 2008).
G. E. Ladd, Creo en la resurrección (Caribe, 1977).
2 comentarios:
pastor Rojas, bendiciones hermano, excelente entrada, muy aclaratorio y documentado, Dios le guarde estimado hermano.
Gracias pastor Edinson por visitar este sitio. Bendiciones de Nuestro Padre.
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