lunes, 23 de enero de 2012

Llegando de Cajamarca

Gracias a Dios, retorné a Trujillo. Estuve en la ciudad de Cajamarca (Perú), invitado para exponer la palabra de Dios.
Comunicar las Escrituras constituye un asunto muy serio.
Μὴ πολλοὶ διδάσκαλοι γίνεσθε, ἀδελφοί μου, εἰδότες ὅτι μεῖζον κρίμα λημψόμεθα.
Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos un juicio más severo. (Stg 3:1 LBA)
Y, a la vez, la palabra de Dios es una fuente de delicia.
גַּֽם־עֵ֭דֹתֶיךָ שַׁעֲשֻׁעָ֗י אַנְשֵׁ֥י עֲצָתִֽי׃
También tus testimonios son mi deleite; ellos son mis consejeros. (Sal 119:24 LBA)
La tensión responsabilidad/delicia está en armonía con la Santidad de Dios y Su Hermosura.

Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, Para contemplar la hermosura de Jehová [בְּנֹֽעַם־יְ֜הוָ֗ה], y para inquirir en su templo. (Sal 27:4 R60)
Siempre estoy agradecido por el inmerecido privilegio de exponer las Sagradas Escrituras.

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