miércoles, 26 de agosto de 2009

"el mucho estudio (וְלַהַג) es fatiga de la carne" (Ecl. 12.12)

Retrato del Erudito de Domenico Feti (1589-1623)
(imagen: amfirstbooks.com)
Es común la protesta en contra de la investigación bíblica. Se cree que el estudio es incompatible con la obra del Espíritu Santo. Generalmente se apela a Ecl. 12.12:
Ahora, hijo mío, a más de esto, sé amonestado. No hay fin de hacer muchos libros; y el mucho estudio (וְלַהַג) es fatiga de la carne.

Duane A. Garrett (foto: sbts.edu)



Resulta particularmente curioso que en el AT heb. la palabra לַהַג (“estudio, i.e., devoción a los libros”[1]), sea usada negativamente por el autor de Eclesiastés. Pero, como afirma el Dr. Duane A. Garrett, profesor “John R. Sampey” de interpretación del Antiguo Testamento en el Southern Baptist Theological Seminary,


El contraste no es entre el estudio de la sabiduría canónica versus el de la sabiduría no-canónica, sino entre el fracaso en apreciar la sabiduría por un lado y el celo excesivo por el estudio en el otro lado[1]

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[1] BDB, 529.

[2] Duane A. Garrett, Proverbs, Ecclesiastes, Song of Songs (NAC 14; Nashville: Broadman & Holman, 1993), 344.

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