La Organización de Estados Iberoamericanos
anunció la disminución del analfabetismo en el Perú al 3.7%. “Según estándares internacionales, una región se declara libre de ese flagelo cuando tiene un índice menor al 4 por ciento.” Esta es una noticia un tanto diferente a la que, por ejemplo,
anunció el diario
Perú21: “Los índices de analfabetismo en el Perú cayeron de 12.8% a 7.1%, lo cual representa una reducción de 5.7%, respecto al último estudio realizado en 1993 por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).” A pesar de toda la tecnología disponible, el manejo de las estadísticas del analfabetismo es complejo y más cuando detrás hay intereses políticos. Ahora, si queremos reconstruir los niveles de capacidad de escribir y leer en el mundo antiguo (en particular el s. I), debemos reconocer las dificultades y limitaciones que tenemos. Existen estudios que tratan de indagar acerca de si Jesús y sus apóstoles sabían leer y escribir. Con relación a si los apóstoles –en particular Pedro y Juan- sabían leer y escribir, una cita del NT es particularmente significativa:
Θεωροῦντες δὲ τὴν τοῦ Πέτρου παρρησίαν καὶ Ἰωάννου καὶ καταλαβόμενοι ὅτι ἄνθρωποι ἀγράμματοί εἰσιν καὶ ἰδιῶται, ἐθαύμαζον ἐπεγίνωσκόν τε αὐτοὺς ὅτι σὺν τῷ Ἰησοῦ ἦσαν
Hch. 4.13
RV60: Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras [ἀγράμματοί] y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús.
Las autoridades judías usan el adjetivo ἀγράμματος que significa primariamente “incapaz de escribir” (BDAG, 15; LSJ, 14)[1]. Pero, ¿eso significa que Pedro y Juan eran incapaces de leer o escribir, analfabetos? Si fueron analfabetos, ¿quién o quiénes escribieron las obras atribuidas a ellos? O, ¿el adjetivo ἀγράμματος puede tener otro significado (polisemia)? La
NETBible tiene la siguiente
nota de estudio:
No educados, no significa “analfabetos,” esto es, incapaces de leer o escribir. Entre los judíos de la época del NT hubo una capacidad de leer y escribir casi universal, especialmente como resultado de la propagación de escuelas de las sinagogas. El término se refiere al hecho de que Pedro y Juan no tuvieron un entrenamiento rabínico formal y de este modo, ante los ojos de sus acusadores, no estaban calificados para exponer la ley o enseñar públicamente. La objeción es similar a la de Hechos 2:7.
NVI traduce “gente
sin estudios [ἀγράμματοί]
ni preparación [ἰδιῶται]”.
De hecho, se indica que ἀγράμματος se refiere a una persona que “no ha adquirido una educación formal (refiriéndose primariamente al entrenamiento formal)” (LN, 27.23).
De acuerdo al profesor C. K. Barrett,
Para ἀγράμματος, la palabra opuesta no sería el γραμματικός sino (en el uso del NT) el γραμματεύς: de ahí, un hombre sin entrenamiento de escriba en la ley.[2]
El Dr.
Craig A. Evans tiene una explicación similar:
Las palabras ἀγράμματοί e ἰδιῶται no se deben traducir “indoctos e ignorantes,” como en la versión King James (y ASV). Ser un ἀγράμματος es la falta de entrenamiento de un escriba (así LSJ) y, de hecho, es lo opuesto a γραμματεύς el “escriba” profesional. Ser ἀγράμματος no necesariamente significa ser incapaz de leer.[3]
La afirmación de que en la época del NT “hubo una capacidad de leer y escribir casi universal”, la encontramos en LN, 27.23 (citada por NETBible). Si la mayoría de los judíos del s. I eran letrados, ¿qué evidencia tenemos para dicha afirmación? Alguien que ha investigado la cuestión de la capacidad de leer y escribir en la antigüedad, y en particular en el s. I, es el profesor
Alan Ralph Millard, Profesor “Rankin” de Hebreo e Idiomas Semíticos Antiguos (1992-2003), profesor emérito de la Universidad de Liverpool. El profesor Millard escribe:
A la luz de la evidencia de todas las fuentes parece que la capacidad de leer y escribir abarcó más allá de los palacios y templos de Israel y Judá hacia asentamientos muy pequeños. Esto quiere decir que los oráculos proféticos, himnos, leyes pudieron haber circulado en forma escrita desde una época muy temprana para ofrecer una autoridad y un control sobre la tradición oral. En la discusión de la historia de los libros del AT, el rol de la capacidad de leer y escribir del israelita merece que se otorgue una mayor prominencia.[4]
Al parecer, Pedro y Juan sabían leer y escribir, pero no habían sido educados en las escuelas rabínicas formalmente. La obra de Dios no se hace basados en la sabiduría humana, ni acumulando PhD de varios seminarios (lo cual no es malo). La obra de Dios, la proclamación del evangelio, se hace con el poder del Espíritu Santo (Hch. 1.8).
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[1] Cf. “no letrado, i.e. iliterato: -sin letras” (James Strong, Nueva Concordancia Strong Exhaustiva: Diccionario [Nashville, TN: Caribe, 2002], 2); “no versado en la erudición de las escuelas judías” (Joseph Henry Thayer, Greek-English Lexicon of the New Testament, 8).
[2] C. K. Barrett,
A Critical and Exegetical Commentary on the Acts of the Apostles (ICC; Edinburgh: T&T Clark, 2004), 1:234. Siguen esta misma interpretación por ejemplo Simon J. Kistemaker,
Exposition of the Acts of the Apostles (NTC; Grand Rapids: Baker Book House, 1990), 157; John B. Polhill,
Acts (NAC; Nashville: Broadman & Holman, 1992), 145; John MacArthur,
Acts (Chicago: Moody, 1994), 135; Ben Witherington III,
The Acts of the Apostles: A Socio-rhetorical Commentary (Grand Rapids: Eerdmans, 1998), 195; Raúl Caballero Yoccou,
Hechos (CBCN; Miami, FL: Unilit, 1992), 1:128.
[3] Craig A. Evans,
“Jewish Scripture and the Literacy of Jesus”, 42.
[4] A. R. Millard, “Literacy: Ancient Israel”,
The Anchor Yale Bible Dictionary (David Noel Freedman ed.; New York: Doubleday, 1992), 4:340. Para ver otros artículos de Alan R. Millard, ver
aquí.