Yo creo que Porter y Fanning están mayormente en lo correcto, que las formas léxicas de los tiempos verbales no comportan sentido de tiempo en y de sí mismas pero se les atribuye ese sentido en la interacción más amplia de las formas dentro del contexto estructural. Sin embargo, Porter exagera su caso cuando exige un cambio de paradigma que reemplace todas las categorías tradicionales. Los verbos son ciertamente usados dentro de aquellos parámetros y comportan aquellas clases de acción dentro de contextos específicos. Por tanto, las categorías de Blass-Debrunner-Funk y otros son todavía viables. Al preparar mi comentario sobre Apocalipsis, consideré el uso de los verbos en ambas opciones, tanto la tradicional como la aspectual, y descubrí veces cuando la teoría del aspecto proveyó la mejor solución, y otras veces cuando las categorías tradicionales respondieron mejor a cómo Juan estuvo usando el verbo. Mi sugerencia es considerar la teoría aspectual como un suplemento valioso para la teoría tradicional y formular todas las preguntas (desde las teorías tradicional y aspectual) al estudiar un contexto, entonces ver cuál funciona mejor [1]
miércoles, 26 de noviembre de 2008
¿Gramática tradicional vs. la teoría del aspecto verbal?
La Universidad Bob Jones y la discriminación
En la Academia Bob Jones fui confrontado con una subcultura anglosajona racista y triunfalista. El ambiente artístico era muy impresionante. Todos los años se presentaban producciones teatrales shakespereanas. Se exaltaba la literatura aglosajona. Cada domingo había servicios vespertinos, con producciones musicales y dramáticas de alta calidad, pero enfocados, en su mayoría, en la gran herencia religiosa angloamericana. Los cultos diarios se caracterizaban por un ethos cruzadista y avivamientista típico del "deep South" norteamericano. Predominaban los grandes valores puritanos, manifestados, entre otras cosas, en un sistema de noviazgo controlado con procedimientos disciplinarios rígidos. Abiertamente se defendía y justificaba teológicamente el racismo. Sobre todo, se sostenía la creencia triunfalista del destino divino (manifest destiny) de los Estados Unidos. Todas estas configuraciones culturales me llevaron a preguntarme si había lugar para un hispanoamericano en ese mundo. Años más tarde llegué a la conclusión de que no lo había (negritas mías, p. 18).
La historia de BJU [Bob Jones University] se ha caracterizado principalmente por la lucha para alcanzar esas metas; pero como cualquier institución humana, tenemos faltas también. Por casi dos siglos el cristianismo americano, incluyendo BJU en sus primeros tiempos, se caracterizó por el ethos segregacionista de la cultura americana. Por consiguiente, por demasiado tiempo, permitimos que las políticas institucionales con respecto a la raza fueran moldeadas más directamente por ese ethos que por los principios y los preceptos de las Escrituras. Nos conformamos a la cultura en lugar de proporcionar un contrapunto cristiano claro para ella.
Al obrar así, no pudimos representar con precisión al Señor y cumplir el mandamiento de amar a otros como a nosotros mismos. Por estas faltas estamos profundamente apesadumbrados. Aunque ningún antagonismo conocido hacia las minorías o expresiones de racismo a nivel personal jamás se ha tolerado en nuestro campus, permitimos que permanecieran las políticas institucionales que eran hirientes racialmente.
En la televisión nacional en marzo del 2000, Bob Jones III, quien fue el presidente de la Universidad hasta el año 2005, indicó que BJU estuvo en lo incorrecto al no admitir a estudiantes afroamericanos antes de 1971, la cual era tristemente una práctica común tanto de las universidades públicas como de las privadas en los años anteriores a ese tiempo. En el mismo programa, anunció el levantamiento de la política de la universidad contra el enamoramiento ["dating"] inter-racial.
Ἀνοίξας δὲ Πέτρος τὸ στόμα εἶπεν· ἐπʼ ἀληθείας καταλαμβάνομαι ὅτι οὐκ ἔστιν προσωπολήμπτης ὁ θεός (NA27, 351)Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas (RV60)Hch. 10.34
martes, 25 de noviembre de 2008
Aniversario de nuestra familia espiritual
ἄφες ἐκεῖ τὸ δῶρόν σου ἔμπροσθεν τοῦ θυσιαστηρίου καὶ ὕπαγε πρῶτον διαλλάγηθι τῷ ἀδελφῷ σου, καὶ τότε ἐλθὼν πρόσφερε τὸ δῶρόν σου.
deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.
Mt. 5.24
miércoles, 19 de noviembre de 2008
El aoristo παραστῆσαι (Ro. 12.1): ¿"presentar una vez y por todas"?
Παρακαλῶ οὖν ὑμᾶς, ἀδελφοί, διὰ τῶν οἰκτιρμῶν τοῦ θεοῦ παραστῆσαι τὰ σώματα ὑμῶν θυσίαν ζῶσαν ἁγίαν εὐάρεστον τῷ θεῷ, τὴν λογικὴν λατρείαν ὑμῶν· (NA27, 431).
Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. (RV60)
De acuerdo a F. Godet nuestra consagración es "realizada una vez por todas (el aoristo παραστῆσαι, v. 1)” [negritas mías][1]. παραστῆσαι es infinitivo aoristo activo de παρίστημι, usado como un terminus technicus [palabra técnica] “en el lenguaje del sacrificio ofrecer, traer, presentar” (BDAG s.v. 1d, 778). La cuestión es si παραστῆσαι indica que la consagración se realiza “una vez por todas” debido a que se trata de un aoristo.
Al parecer, puesto que los gramáticos han descrito el aoristo como el “tiempo” puntual, algunos han deducido que el aoristo presenta la acción “una vez y por todas”[2]. Veamos lo que dicen dos gramáticos conocidos. William H. Davis describe así el tiempo aoristo (§ 179):
El tiempo aoristo expresa acción en su forma más simple –indefinida; no distingue entre acción completa o incompleta. El tiempo aoristo trata la acción como un punto; -esta clase de acción es llamada puntual… [negritas mías] [3]
Dana-Mantey, por su parte, escriben (§ 179):
Nos acercamos ahora al más prevaleciente y más importante de los tiempos griegos. Es también el tiempo más característico del idioma griego. El significado fundamental del aoristo es denotar acción simplemente como ocurriendo, sin referencia a su progreso. Es el tiempo indefinido (ἀοριστος, ilimitado). No tiene esencial significación temporal, hallándose sus relaciones de tiempo únicamente en el indicativo, donde se le usa como pasado y por lo mismo aumentado. Su función verdadera se le puede ver mejor en los modos potenciales, y debiera ser cuidadosamente considerada en interpretación. El aoristo no significa nada en cuanto a conclusión, sino que simplemente presenta la acción como alcanzada. El establece el hecho de la acción o evento sin consideración de su duración. […] Él presenta la acción o el evento como un “punto”, y, de aquí que se le llame “puntual”.[4]
Asumir que una acción ocurrió “una vez y por todas” sobre la base de la forma-verbal aoristo debido a que es descrito como puntual, es “abusar” del aoristo.[5] “Si el aoristo significa que una acción que ocurre sólo una vez, se indica por medio de otros factores contextuales” [negritas mías] [6]. Por tanto, como dice D. J. Moo:
Pero el tiempo aoristo en sí mismo no indica esto [un acto “una vez y por todas”]; y no hay razón en el contexto para pensar que Pablo viera esta presentación como una ofrenda que hacemos sólo una vez. Pablo simplemente nos ordena realizar esta ofrenda, sin decir nada acerca de cuán a menudo se necesita hacer.[7]
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lunes, 17 de noviembre de 2008
Διονύσιος ὁ Θρᾷξ (Dionisio de Tracia)
χρόνοι τρεῖς, ἐνεστώς, παρεληλυθώς, μέλλων. τούτων ὁ παρεληλυθὼς ἔχει διαφορὰς τέσσαρας, παρατατικόν, παρακείμενον, ὑπερσυντέλικον, ἀόριστον· ὧν συγγένεια τρεῖς, ἐνεστῶτος πρὸς παρατατικόν, παρακειμένου πρὸς ὑπερσυντέλικον, ἀορίστου πρὸς μέλλοντα.
Tres tiempos [χρόνοι], Presente, Pasado, Futuro. De estos, el pasado tiene cuatro divisiones: Imperfecto, Perfecto, Pluscuamperfecto y Aoristo; los cuales están en tres relaciones respectivas [συγγένεια]: el Presente con el imperfecto, el Perfecto con el Pluscuamperfecto, y el Aoristo con el futuro.
Stanley E. Porter
El Dr. Porter afirma que la función de los denominados 'temas de tiempo' del verbo griego no tienen que ver con niveles de tiempo, sino con el aspecto verbal.El griego no gramaticaliza tiempo [‘tense’] en cualquiera de las tres categorías principales de tiempo [‘tense’].[1]
En griego, el aspecto verbal se define como una categoría semántica (significante) por medio de la cual un hablante o escritor gramaticaliza (i.e. representa un significado mediante la elección de una forma-palabra) una perspectiva acerca de una acción por medio de la selección de una forma-tiempo [tense-form] particular en el sistema verbal.[2]
Constantine R. Campbell y el aspecto verbal griego
miércoles, 12 de noviembre de 2008
Gramática y Erasmo
Figuran en primer lugar los gramáticos, casta que sería seguramente la más desgraciada, la más afligida y la más menospreciada de los dioses, si yo no acudiera a mitigar los enojos de su triste profesión con cierto género de una agradable locura... (p. 134)
He conocido a un erudito que domina el griego, el latín, las matemáticas, la Filosofía y la Medicina y no sé cuántas cosas más, que siendo ya sexagenario, abandonó todas estas ciencias para dedicarse exclusivamente a la Gramática, en la que hace más de veinte años se rompe la cabeza y se devana los sesos, diciendo que sería completamente feliz si le fuera dado vivir solamente el tiempo preciso para determinar claramente el modo de distinguir las ocho partes de la oración, cosa que, hasta ahora, según él, ni los griegos ni los latinos han logrado hacer de una manera satisfactoria, como si fuera un casus belli el confundir una conjunción con un adverbio. De aquí que, habiendo tantas gramáticas como gramáticos, o, mejor dicho, más (pues sólo mi amigo Aldo Mauricio ha impreso más de cinco), no se encuentra ninguna, por bárbara y enojosa que sea, que nuestro hombre no haya hojeado y meditado, para no tener que envidiar al más inepto pedante que se dedique a estas especulaciones. ¡De tal modo teme que se le quite su gloria y que se malogren tantos años de trabajo!
¿Cómo queréis llamar a esto locura o necedad? Llámese con uno u otro nombre, poco importa, con tal que reconozcáis que, gracias a mis beneficios, el animal más miserable de todos goza de tal felicidad, que no querría trocar su suerte por la de los reyes de Persia. (pp. 136-137)