viernes, 20 de agosto de 2010

"Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?"

En su blog, Larry Hurtado profesor de la Universidad de Edinburgh nos comparte sobre los estudios realizados acerca de Mr 15.34:

En ocasiones, los eruditos han señalado que el grito también es una cita del Salmo 22:1, y se han preguntado si esto hace la diferencia, especialmente en que el Salmo 22 en realidad combina el tema de una "víctima justa" con un empuje más optimista, seguro y final. Así, lo que podrían significar estas palabras en labios de Jesús es verle morir citando las escrituras, y citando un pasaje que expresa su confianza en que Dios no va a dejar, de hecho, a la víctima abandonada, sino que la reivindica, capacitándole para "proclamar su nombre a mis hermanos "(Sal. 22:22)...


Para leer en inglés el artículo completo ver aquí.

¿Por qué amamos a la iglesia?


El libro de Kevin DeYoung y Ted Kluck, Why We Love the Church: In Praise of Institutions and Organized Religion ha despertado mi interés. Como dice Albert Mohler en su endoso de este libro:
"Una actitud de indiferencia hacia la iglesia ha llegado a ser trágicamente común dentro del cristianismo americano. Como resultado, muchas personas no hacen un sólido compromiso con la vida y la responsabilidad congregacional. El Nuevo Testamento es claro - amar a Cristo es amar a la iglesia. Kevin y Ted proporcionan una poderosa palabra de corrección, ofreciendo argumentos convincentes y una visión de la vida de la iglesia que no sólo es convincente, sino inspiradora. Este libro profundizará tu amor por la iglesia - y por Cristo."

Lo que dice Mohler acerca del cristianismo americano bien puede afirmarse en un futuro no muy lejano del cristianismo latinoamericano.
Es refrescante saber que dos pastores jóvenes sean ejemplares en su amor por la iglesia de Cristo.


* Kevin DeYoung es el pastor principal de la University Reformed Church en East Lansing, Michigan.

Papías y su testimonio sobre la autoría de Marcos

El testimonio de Papías, acerca del autor del segundo Evangelio, prácticamente fue aceptado por la tradición posterior. Eusebio registra lo que Papías afirmó:

“Καὶ τοῦθ' ὁ πρεσβύτερος ἔλεγεν· Μάρκος μὲν ἑρμηνευτὴς Πέτρου γενόμενος, ὅσα ἐμνημόνευσεν, ἀκριβῶς ἔγραψεν, οὐ μέντοι τάξει, τὰ ὑπὸ τοῦ κυρίου ἢ λεχθέντα ἢ πραχθέντα· οὔτε γὰρ ἤκουσεν τοῦ κυρίου οὔτε παρηκολούθησεν αὐτῷ, ὕστερον δέ, ὡς ἔφην, Πέτρῳ, ὃς πρὸς τὰς χρείας ἐποιεῖτο τὰς διδασκαλίας, ἀλλ' οὐχ ὥσπερ σύνταξιν τῶν κυριακῶν ποιούμενος λογίων, ὥστε οὐδὲν ἥμαρτεν Μάρκος, οὕτως ἔνια γράψας ὡς ἀπεμνημόνευσεν· ἑνὸς γὰρ ἐποιήσατο πρόνοιαν, τοῦ μηδὲν ὧν ἤκουσεν παραλιπεῖν ἢ ψεύσασθαί τι ἐν αὐτοῖς.”

Fragmenta 2.15
Mi intento de traducción:

Y el anciano dijo esto: Marcos habiendo sido un intérprete de Pedro, escribió con exactitud, aunque no con orden, cuanto recordaba de las cosas dichas o hechas por el Señor. Porque él no había oído al Señor ni le había seguido, sino que más tarde, como he dicho, (anduvo) con Pedro, quien daba las instrucciones de acuerdo a las necesidades, pero sin intentar hacer un relato ordenado de las palabras del Señor; así que Marcos no cometió error alguno escribiendo ciertas cosas tal como las recordaba. Pues tuvo cuidado de hacer sólo una cosa: no omitir nada de lo que había oído, y no falsificar nada.
Para el profesor D. Guthrie "Tan fuerte es el testimonio cristiano primitivo con respecto a que Marcos fue el autor de este evangelio, que tan sólo necesitamos mencionar esta atestación".[1]
* La cita en la obra de Eusebio es Hist. eccl. 3.39.15.
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[1] Donald Guthrie, New Testament Introduction (4ª ed.; Downers Grove: InterVarsity, 1990), 81.

jueves, 19 de agosto de 2010

Moisés Silva y la frase πίστις Χριστοῦ

Gracias a Esteban Vázquez, pude percatarme que Moisés Silva ha hecho una recensión, aparecida en la revista Themelios (disponible aquí), acerca de: Michael Bird y Preston Sprinkle (eds.), The Faith of Jesus Christ: Exegetical, Biblical and Theological Studies (Peabody: Hendrickson, 2010).

Con respecto al debate en su totalidad, yo creo en lo personal, quizá ingenuamente, que la evidencia no es del todo ambigua –o para ponerlo con mayor precisión, que las ambigüedades en los datos son claramente solucionadas por medio de muchas declaraciones inequívocas de Pablo. Si por medio de pistis Christou (que de un modo aislado puede ciertamente significar una cantidad de cosas) el apóstol quería decir ya sea “fe de Cristo” o “fidelidad de Cristo”, hubiera sido ridículamente fácil para él hacer claro ese punto más allá de cualquier disputa. Entre las varias posibilidades, por ejemplo, él podría haber indicado –en los mismos contextos– una o dos maneras en las cuales Jesús creyó y cómo aquellos actos de fe fueron relevantes para el asunto en cuestión. O podría habernos dicho –otra vez, en los mismos contextos– que su mensaje de dikaiosynē (“justicia, justificación”) es verdadero a causa de que Christos pistos estin (“Cristo es fiel”). ¿Qué habría sido más sencillo? Y, considerando la importancia teológica de este problema, se podría pensar que él pudo haber hecho un esfuerzo especial para aclarar las cosas.
En cambio, si se ha de creer en algunos eruditos, Pablo no tenía suficiente sentido común para darse cuenta de que la frase pistis Christou es ambigua. Y para empeorar las cosas, sin querer, ¡engañó a sus lectores al usar el verbo pisteuō con Christos como objeto directo vez tras vez justo en los mismos pasajes que tienen la frase ambigua! Su torpeza resultó un éxito espectacular, ya que en el curso de casi dos milenios, prácticamente todos los lectores –incluidos los antiguos eruditos para los cuales el griego era su lengua materna– entendieron que la frase quiere decir “la fe en Cristo” y no dieron ninguna pista que podría significar otra cosa.

Merecen toda la atención estas palabras del profesor Moisés Silva.
*Puede descargarse en PDF.