lunes, 27 de septiembre de 2010

La identificación del dador del pacto (Éx 20.1)


20:1
 וַיְדַבֵּר אֱלֹהִים אֵת כָּל־הַדְּבָרִים הָאֵלֶּה לֵאמֹר׃
וַיְדַבֵּר conjunción waw consecutiva + Pi’el imperfecto 3ª persona masculino singular “y habló”
אֱלֹהִים nombre masculino plural “Dios”
אֵת partícula que señala objeto directo
 כָּל־ nombre masculino singular constructo “todas”
הָדְּבָרִים artículo definido + nombre masculino plural “las palabras”
 הָאֵלֶּהartículo definido + adjetivo demostrativo masculino plural “estas”
לֵאמֹר preposición + Qal infinitivo constructo “diciendo”
Si la propuesta de Mendenhall es correcta, entonces tendríamos aquí la identificación del dador del pacto. Lo que se enfatiza en este versículo, por tanto, no es propósito ni la naturaleza de las diez palabras, sino la fuente de las palabras. El Dador del pacto es Dios mismo, son Sus palabras. Dios habló y eso debía ser suficiente para ellos. Cf. Éx 20.22.

sábado, 25 de septiembre de 2010

Los diez mandamientos y los tratados de suzeranía


De acuerdo a Raymond F. Collins[1] el estudio del decálogo dio un paso adelante cuando George E. Mendenhall comparó los textos del pacto bíblico con un grupo de tratados hititas de suzeranía.[2] Mendenhall señaló que el contenido de Éx 19-24, Jos 24 y el libro de Deuteronomio era similar al de los tratados hititas de “suzeranía”.
Una evaluación de los tratados hititas del segundo milenio a.C. como de los tratados asirios del primer milenio a.C. revela varias clases de tratados. Algunos fueron conocidos como tratados de “paridad”, en los cuales partes iguales entran en un acuerdo comprometiéndose bajo juramento. De especial interés son los tratados conocidos como tratados de “suzeranía” en los cuales un gobernante más débil se subordina a sí mismo junto con su reino (como vasallos) ante un gobernante más poderoso denominado “suzerano”. En 1931 Viktor Korošec [3] publicó una investigación en la cual describió la estructura de los tratados y los aspectos legales de los mismos.
1.      La identificación del dador del pacto. Esta introducción del tratado usualmente empieza con la fórmula “Las palabras de…”, seguida por el nombre del rey hitita, su genealogía, sus títulos, terminando con el epíteto de “el héroe”.
2.      El prólogo histórico. En esta sección el rey hitita hacía un recuento de las obras realizadas en beneficio del vasallo. La motivación para esta sección fue que ese pasado servía como la base sobre la cual el vasallo estaba obligado a obedecer las estipulaciones del pacto. El concepto que subyace en el prólogo histórico es el de reciprocidad. El recuento del pasado recalcaba los beneficios otorgados por el rey poderoso implicando un compromiso de gratitud por parte del vasallo.
3.      Las estipulaciones. En esta sección se describían los intereses del gran rey que el vasallo debía proteger y obedecer.
4.      La provisión para el depósito y la lectura pública periódica. El depositar una copia del tratado en el templo era un acto que indicaba que el tratado era incluido entre los intereses de la deidad local y el pacto quedaba bajo la protección de la deidad. El pacto era sacralizado, y su lectura periódica garantizaba la fidelidad de las futuras generaciones.
5.      La lista de testigos para el tratado. Los testigos, “la tercera parte”, eran exclusivamente deidades o elementos deificados del mundo natural. Por lo regular, la lista era muy larga e incluían los cielos, la tierra, las montañas, los ríos…
6.      Las bendiciones y las maldiciones. Esta sección del tratado describía en detalle las consecuencias de la obediencia y desobediencia con la cual los testigos del tratado recompensaban o castigaban al vasallo.
7.      La ceremonia de ratificación. Por medio de un ritual se formalizaba el tratado bajo juramento. El ritual consistía frecuentemente del sacrificio de un animal.
8.      La imposición de las maldiciones. En caso de violación del tratado, el suzerano declaraba las maldiciones y privaba al vasallo de su protección.[4]
Los tratados poseían varios elementos comunes, pero no todos los elementos de los tratados se hallaban en cada tratado. La comparación hecha por Mendenhall entre los tratados de suzeranía y los pactos bíblicos provocó un amplio debate entre los eruditos. El erudito reformado Meredith G. Kline argumentó que el libro de Deuteronomio estaba estructurado de acuerdo a las características de los tratados internacionales del segundo milenio a.C.[5] No sólo esto, sino que las dos tablas del decálogo, de acuerdo a Kline, poseen notables similitudes con los tratados de suzeranía.[6] Al igual que Kline, Kenneth A. Kitchen apoyó esta tesis que el libro de Deuteronomio seguía el patrón de los tratados hititas.[7]
Este tema de la comparación de los pactos bíblicos con los tratados de suzeranía ha generado un amplio debate entre los eruditos. Hay eruditos muy respetados que consideran esta explicación de los pactos bíblicos como la más probable. Esto tiene implicaciones exegéticas muy significativas. Termino con estas reflexiones de E. C. Lucas a este respecto:
El significado histórico es bastante obvio. Si la evidencia de que el pacto del Sinaí se expresó en la forma de los tratados de los siglos XIV y XIII antes de Cristo es sólida, esto apoya la antigüedad de las tradiciones del pacto mosaico en el marco del Antiguo Testamento. El principal, aunque de ninguna manera el único, significado teológico de la forma del tratado es lo que ello implica acerca de la manera en que se deben considerar la ley del pacto, y sus maldiciones y bendiciones. Existe el peligro (y éste es el que los israelitas no siempre evitaron) de entenderlas en una estricto base quid pro quo. La obediencia ganará el favor y la garantía de una recompensa. Sin embargo, esto confunde pacto con contrato. Los tratados hititas no son contratos. Son dones de gracia dados por el señor para definir y confirmar una relación existente (de ahí el prólogo histórico). El vasallo mantiene las estipulaciones del pacto no para ganar el favor, sino como una respuesta de gratitud por los beneficios del señor. El punto de las bendiciones y las maldiciones es que el vasallo fiel sigue disfrutando de estos beneficios, mientras que la infidelidad persistente (que en el contexto del tratado se considera como una expresión de grosera ingratitud) en efecto pone fin a la relación expresada por el pacto. Sin embargo, el fin no es necesariamente definitivo. El señor podía ejercer misericordia y renovar la relación con un vasallo arrepentido.[8]

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[1] Raymond F. Collins, “Ten Commandments”, ABD 6:384.
[2] George E. Mendenhall, “Ancient Oriental and Biblical Law”, BA (1954) 17: 26-45. Véase también la monografía de Mendenhall, Law and Covenant in Israel and the Ancient Near East (Pittsburgh: Presbyterian Board of Colportage, 1955). George Emery Mendenhall es un autor y profesor emérito del Departamento de Estudios del Cercano Oriente en la Universidad de Michigan.
[3] Viktor Korošec, Hethitische Staatsverträge: Ein Beitrag zu ihrer juristischen Wertung (Leipziger Rechtswissenschaftliche Studien, 60; Leipzig: Theodor Weicher, 1931).
[4] Cf. George E. Mendenhall y Gary A. Herion, “Covenant”, ABD 1:1180-1182.
[5] Cf. Meredith G. Kline, “Dynastic Covenant”, WTJ 23 (1960/61): 1-15. Ver también su estructura del libro de Deuteronomio.
[6] Cf. Meredith G. Kline, “The Two Tables of the Covenant”, WTJ 22 (1960): 133-146.
[7] Cf. Kenneth A. Kitchen, On the Reliability of the Old Testament (Grand Rapids: Eerdmans, 2003), 283-312.
[8] E. C. Lucas, “Covenant, Treaty, and Prophecy”, Themelios 8.1 (Setiembre 1982): 19-23.

viernes, 24 de septiembre de 2010

Filipenses 4.13

Filipenses 4.13
Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
πάντα ἰσχύω ἐν τῷ ἐνδυναμοῦντί με

Un hijo le pidió a su padre que participe con él en una carrera. El padre, quien tenía un problema en el corazón, no se negó. Luego de participar en la carrera, el hijo le pedía participar en carreras y maratones. Un día el hijo le pidió para participar en la prueba del "hombre de acero". El padre aceptó, pero no sabía de qué se trataba. El "hombre de acero" era una triatlón. Si deseas ver lo que pasó haz clic aquí para ver el video. Y sabrás por qué usé la cita de Filipenses, aunque en el contexto Pablo la aplica a sus necesidades físicas de subsistencia, creo que tiene una aplicación más amplia.
Filipenses 4.13 es un versículo que ha sido mal interpretado. Esta cita de D. A. Carson mostrará lo que estoy diciendo:
Este versículo es a menudo arrancado de su contexto. Pablo no pretende ser una especie de “superman”, porque es cristiano y Dios está de su lado. La palabra “todo” en este versículo ciertamente no es ilimitada, como si se pudiera leer a Pablo diciendo: “yo puedo resucitar a los muertos” o “yo puedo caminar sobre el agua” o “yo les puedo mostrar cómo la fusión fría es una posibilidad práctica”. Por la misma razón, el versículo no debe ser desplegado por los líderes de la iglesia bien intencionados pero mal informados que están tratando de manipular a los miembros de la iglesia a hacer algo que realmente no creen que podrían hacer: “Pero señora Jones, usted no puede decir que no acepta nuestra invitación para enseñar a niños de diez años, sólo porque usted nunca antes ha enseñado una clase de escuela dominical, o simplemente porque usted siente que no tiene los dones, el llamamiento o el interés en esta área. Después de todo, Pablo nos enseña que podemos hacer todas las cosas en Cristo que nos fortalece”. Eso es horrible.[1]
Así es, coincido con D. A. Carson ¡es horrible tal interpretación! Por ello, es saludable darle una ojeada a algunos aspectos de la exégesis de este texto. Aquí hago un sumario. Y luego, releer el texto con esta información (cf. el excelente sumario de J. Harold Greenlee, An Exegetical Summary of Philippians [Dallas: Summer Institute of Linguistics, 1992], Flp 4.13).

Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
πάντα ἰσχύω ἐν τῷ ἐνδυναμοῦντί με.

πάντα (adjetivo indefinido acusativo plural neutro) tiene una posición enfática al inicio de la frase que alude a la expresión ἐν παντὶ καὶ πᾶσιν “en todo y por todo” del v. 12 (Fee). Se debe señalar que πάντα se refiere primariamente al tema de la escasez y de la abundancia. Pero, eso no significa que esta frase quede limitada a dicho ámbito. Esta frase expresa la realidad total de la vida del apóstol.
ἰσχύω (indicativo presente activo primera persona singular) significa “tener fuerza” (Beare, Plummer), “tener la fuerza para” (LN 74.9), “ser fuerte” (Lenski, Moule), “ser suficientemente fuerte”, “tener poder” (BDAG), “tener el poder” (Hawthorne), “ser hábil” (BDAG, LN). La frase πάντα ἰσχύω “soy fuerte, capaz de hacer frente a todo” (Reumann) en el tiempo presente indica un estado general o atemporal, o un estado de continuidad, significando que Pablo siempre tiene esta fortaleza que proviene de Cristo. La voz activa del verbo se enfoca en la suficiencia de Pablo.
La preposición ἐν con objeto dativo significa “en”, “en union con”, “cuando unido con”, “en conección con”, “a través de”, “por medio de”. Esta preposición señala la fuente de la fortaleza de Pablo. El significado es evidente: es por medio de la unión espiritual con Cristo. Jesucristo es quien le da a Pablo la fortaleza.
El nombre Χριστῷ no aparece en los manuscritos más antiguos (א* A B D* I 33 629 1739 pc lat co). Al parecer, dada la importancia de la frase “en Cristo” en esta carta, los escribas dieron por sentado que se trataba de Cristo e hicieron explícito lo que para Pablo estaba implícito (cf. Fee, aparato crítico de NA27). Es decir, que aunque no aparece en los manuscritos antiguos el nombre de Nuestro Señor, casi la totalidad de eruditos coincide que Pablo se refiere a Jesucristo.
ἐνδυναμοῦντί (participio presente activo de ἐνδυναμόω) “capacitar” (LN 74.6), “hacer (a alguien) capaz” (LN, Moule), “habilitar” (LN, Lenski), “dar poder”, “hacer fuerte”, “fortalecer” (BDAG). La frase participial τῷ ἐνδυναμοῦντί “Aquél quien me capacita”, usa el presente para indicar un fortalecimiento continuo.
Así el versículo puede ser traducido: “Soy fuerte, capaz de hacer frente a todo, a través de Aquél que me fortalece”. Y podemos concluir con el Dr. Carson:
La palabra “todo” que usa Pablo está limitada por el contexto. Su punto es que en cualquiera de las circunstancias en que se encuentra, ya sea con el rico y el poder o con el pobre y la carencia de poder, ya sea predicando a considerables multitudes con unción o encarcelado en una prisión inmunda, ha aprendido a abandonarse en Dios y a estar contento. Dios puede hacer todas estas cosas, todo lo que Dios le asigna a hacer, a través de Aquél que le fortalece. Que el evangelio avance, que se haga la voluntad de Dios en mí y a través de mí, Pablo está diciendo, yo estoy contento, porque puedo confiar en Aquél que siempre me fortalece para hacer lo que me asigna.[2]
Aunque Pablo usa un lenguaje común de su época, que los mismos filósofos estoicos usaban (Barclay) para referirse a su autosuficiencia, el apóstol se opone a esta filosofía. La suficiencia de Pablo no estaba en sus facultades, este texto lo que enseña es que para Pablo ¡Cristo era suficiente! Precisamente muchas aplicaciones de este texto están en contra de lo que enseña el texto mismo. No se trata de la autosuficiencia del creyente, sino de la suficiencia de Cristo. El punto es que Pablo con mayor frecuencia se encontró en medio de situaciones adversas. Y aprendió a no resaltar "Todo LO PUEDO", sino "Todo lo puedo EN CRISTO que me fortalece". ¡Lo mejor es que aunque falte todo, Cristo lo sea todo para nosotros!

Referencias Bibliográficas

F. F. Bruce, Philippians (NIBC; Peabody: Hendrickson, 1989), 151.
Gerald F. Hawthorne, Philippians (WBC 43; Dallas: Word, 2004), 266-267.
Gordon D. Fee, Paul's Letter to the Philippians (NICNT; Grand Rapids: Eerdmans, 1995), 434-436.
John Reumann, Philippians (AB; New Haven; London: Yale University Press, 2008), 656-657.
Markus Bockmuehl, The Epistle to the Philippians (BNTC; Peabody: Hendrickson, 1997), 262.
Marvin Richardson Vincent, A Critical and Exegetical Commentary on the Epistles to the Philippians and to Philemon (ICC 38; New York: Scribner's, 1897), 145-146. Vista completa aquí.
Moisés Silva, Philippians (2a ed.; BECNT; Grand Rapids: Baker, 2005), 202-205.
Peter Thomas O'Brien, The Epistle to the Philippians (NIGTC; Grand Rapids, Mich.: Eerdmans, 1991), 526-527.
Richard R. Melick, Philippians, Colossians, Philemon (NAC 32; Nashville: Broadman & Holman, 1991), 154-155.
William Barclay, The Letters to the Philippians, Colossians, and Thessalonians (edic. rev. ; Philadelphia: Westminster, 1975), 83-85.


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[1] D. A. Carson, Basics for Believers: An Exposition of Philippians (Grand Rapids: Baker, 1996), 119.
[2] Ibid.

martes, 21 de septiembre de 2010

Escribiendo las letras mayúsculas en griego



Fuente: covingtoninnovations.com

Escribiendo las letras minúsculas en griego

Sigue la dirección que indican las flechas. Practica y verás cuán divertido es escribir en griego.


Fuente: covingtoninnovations.com

Todas las mayúsculas griegas tienen la misma altura de nuestras mayúsculas. Seis minúsculas son altas: β, δ, ζ, θ, λ, ξ, once se prolongan bajo la línea: γ, χ, con la mitad de su figura; las otras, con un pequeño rasgo: β, ζ, η, μ, ξ, ρ, ς, φ, ψ.[1]

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[1] Cf. Bruno Corsani, Guía para el estudio del Griego del Nuevo Testamento (Madrid: Sociedad Bíblica, 1997), 16.

Diagrama de preposiciones griegas

El siguiente diagrama ilustra los usos espaciales que las preposiciones tienen en algunas instancias. El círculo representa el objeto de la preposición.[1]





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[1] Daniel B. Wallace, Greek Grammar Beyond the Basics (Grand Rapids: Zondervan, 1996), 358.

Alfabeto griego

Hay 24 letras en el alfabeto Griego. En el siguiente cuadro se muestra de izquierda a derecha la letra en mayúscula, luego en minúscula, el nombre de la letra en griego y cómo se pronuncia en español, y finalmente la letra (y por ende, la pronunciación) equivalente en español.




Las letras griegas tienen nombres distintos a los nombres de las letras del alfabeto español.
Además de la iota (ι), hay otras vocales que también se pronuncian "i" las cuales son ita (η) e ypsilon (υ).
La letra σίγμα sigma en minúscula tiene dos formas de escritura: σ se usa en cualquier posición de una palabra. La forma ς se usa siempre que es la letra final de una palabra.
La letra γ cuando se combina con otra γ o con las consonantes κ o χ se pronuncia como una "n": ἄγγελος, ányelos "mensajero, ángel"; ἐγγύς, enyís "cerca"; ἄγκιστρον, ánkistron "anzuelo"; ἔλεγχος, élenjos "evidencia, prueba".
Las letras ζ, ξ, ψ son letras dobles porque su pronunciación combina dos sonidos consonantales simples: ζ = ds como el zumbido; ξ = ks como en extra; ψ = ps como en rapsodia.

Para otros temas relacionados con el griego, ver:
Idioma griego

La pronunciación del griego κοινή por parte de Erasmo

Mi preferencia por la pronunciación moderna para el griego κοινή en mi lectura del Nuevo Testamento griego, a mi juicio, está justificada. Basta con leer el documentado artículo del Dr. Caragounis para repensar seriamente en seguir usando la denominada pronunciación erasmiana. Este es el sumario del artículo escrito por el Dr. Chrys C. Caragounis, "The error of Erasmus and un-Greek pronunciations of Greek", Filología Neotestamentaria 8 (1995): 151-185.
Al estudiante de NT se le enseña a pronunciar el griego de modo distinto del del griego moderno, pero no son generalmente conocidos los factores y circunstancias que dieron origen a esta llamada pronunciación "científica" del griego, introducida por Erasmo de Rotterdam.
El autor expone en primer lugar cómo el origen de la pronunciación erasmiana se debió a que el estudioso suizo Lorituus de Glarus le informó de que habían llegado a París unos estudiosos griegos que pronunciaban el griego de modo diferente al acostumbrado en Europa (que entonces coincidía con el usado en Grecia). Como consecuencia, Erasmo publicó inmediatamente el Dialogus. Aunque más tarde descubrió que se trataba de un fraude y volvió a la antigua pronunciación, la "novedad" se extendió rápidamente y acabó por desbancar en Occidente la pronunciación griega del griego.
El artículo señala a continuación las circunstancias históricas que hicieron posible el error de Erasmo, expone la pronunciación histórica del griego y sus diferencias con la erasmiana y estudia la evolución de la pronunciación y de la grafía de la lengua griega desde sus orígenes.
Aduciendo una copiosa documentación, establece los criterios para la pronunciación del griego, en primer lugar, de las vocales y diptongos, luego de las consonantes. Se refiere a continuación a los acentos, espíritus y otros elementos de prosodia. Entre los corolarios de estudio resaltan tres: 1) La pretensión erasmiana de pronunciar el griego "científicamente", es decir, según el modo antiguo, encuentra dificultades insuperables. 2) La pronunciación griega del griego es una condición sine qua non para la crítica textual. 3) Desde el punto de vista pragmático, la pronunciación griega facilitaría el contacto científico con Grecia y abriría el camino a la riqueza del griego bizantino y del moderno. Se vería así el NT griego como parte de una unidad viva mayor, la lengua, el pensamiento y la literatura griegas como un todo.

El artículo del Dr. Caragounis es demoledor. Personalmente en otro artículo he expresado mi rechazo por la pronunciación erasmiana que hasta ahora no deja de ser enseñada en los seminarios.

sábado, 18 de septiembre de 2010

Martin Hengel y el desarrollo de la devoción por Cristo

Martin Hengel critica la postura que Wilhelm Bousset defendió con respecto al origen de la devoción por Cristo:
Ya no se puede simplemente repetir lo que dice Bousset, cuando afirma que 'donde el apóstol apela a la tradición, no es la tradición de Jerusalén, sino principalmente se trata de la tradición de la comunidad cristiana gentil de Antioquía', y 'sólo indirectamente la de la comunidad de Jerusalén'.

Y, frente a lo que se cree de un largo y lento desarrollo, Hengel añade:
Al principio no hubo un 'desarrollo muy rápido', sino una 'explosión'.[1]
Frente a los datos históricos, la crítica de Hengel es demoledora.

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[1] Martin Hengel y Anna Maria Schwemer, Paul between Damascus and Antioch: The Unknown Years (Lousville: Westminster John Knox, 1997), 283-284.