1 וּבֹעַז עָלָה הַשַּׁעַר וַיֵּשֶׁב שָׁם וְהִנֵּה הַגֹּאֵל עֹבֵר אֲשֶׁר דִּבֶּר־בֹּעַז וַיֹּאמֶר סוּרָה שְׁבָה־פֹּה פְּלֹנִי אַלְמֹנִי וַיָּסַר וַיֵּשֵׁב׃
2 וַיִּקַּח עֲשָׂרָה אֲנָשִׁים מִזִּקְנֵי הָעִיר וַיֹּאמֶר שְׁבוּ־פֹה וַיֵּשֵׁבוּ׃
1 Booz subió a la puerta y se sentó allí; y he aquí pasaba aquel pariente de quien Booz había hablado, y le dijo: Eh, fulano, ven acá y siéntate. Y él vino y se sentó. 2 Entonces él tomó a diez varones de los ancianos de la ciudad, y dijo: Sentaos aquí. Y ellos se sentaron.
Cuando uno se da a la tarea de entender las narraciones históricas del AT, entonces el conocimiento del trasfondo histórico y cultural constituye una necesidad.[1] No es opcional.
El hecho de "acudir a la puerta" despertaba mi curiosidad, cuando niño. Es en este punto que debemos consultar fuentes que nos ayuden a comprender la situación histórica y cultural.
¿Qué significaba "ir a la puerta" en el contexto específico de Booz? Se debe precisar que הַשַּׁעַר, se refiere a “la puerta de la ciudad”, pues שׁער por lo general "se refiere a la puerta de una ciudad o poblado (y muy raramente a la puerta de una fortaleza, palacio o templo)."[2]
Como se aprecia en el dibujo (fuente: Bible Architecture), la puerta salomónica de Gezer (ca. s. X aC, cf. Excavation of King Solomon's Gate) tenía compartimientos o cámaras.
La puerta de la ciudad era el lugar donde se resolvían los asuntos civiles. "Acudir a la puerta" era la expresión idiomática equivalente a "ir al tribunal".[3] Como lo señala R. de Vaux:
En cada ciudad, las disputas y procesos eran solventados por los ancianos, es decir los jefes de las familias del clan, los notables del lugar. Se sentaban a la puerta de la ciudad, donde se discutían todos los negocios de la comunidad, cf. Gen 23,10; Job 29,7; Prov 24,7; 31,23. A estos tribunales aluden los profetas cuando reclaman el respeto a la justicia “en la puerta”, Am 5,10.12.15; Zac 8,16. La ley deuterocanónica designa a “los ancianos de la puerta de la ciudad”, Dt 21,19; 22,15, o a “los ancianos de la ciudad”, Dt 19,12; 21,3-8; 25,7s, como jueces de ciertas causas. Un ejemplo concreto del funcionamiento de estos tribunales nos lo proporciona Rut 4,1-12. Booz se sienta a la puerta de la ciudad, detiene al pariente que tiene derecho de rescate sobre el campo de Noemí y escoge diez ancianos. Éstos se sientan a su lado. El caso se expone y se discute entre las dos partes; el hombre renuncia a su derecho, y Booz toma como testigos a los ancianos y a todo el pueblo. Cuando el juicio comporta una pena, son los ancianos los que la imponen, Dt 22,18-19. Cuando se trata de una pena capital, la ejecución tiene lugar inmediatamente a cargo de los testigos presentes, Dt 21,18-21. Tal uso viene ilustrado por la historia de Nabot: los ancianos y los notables hacen comparecer a Nabot; dos falsos testigos le acusan de haber maldecido a Dios y al rey, crimen que merece la muerte, cf. Éx 22,27; Lev 24,14. Entonces "se le saca fuera de la ciudad, se le lapida y muere", 1Re 21,11-13. A los miembros de estos tribunales populares se dirigen las recomendaciones de Éx 23,1-3.6-8; cf. Lev 19,15.35: no deben atestiguar en falso, ni inclinarse hacia la mayoría contra la justicia, ni aceptar regalos; deben absolver al inocente y condenar al culpable. Los ancianos desempeñan también su papel en los tribunales mesopotámicos. Más claramente aún entre los hititas, los ancianos eran los encargados de administrar la justicia presididos por un funcionario real.[4]
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[1] Cf. Grant R. Osborne, The Hermeneutical Spiral: A Comprehensive Introduction to Biblical Interpretation (2a ed.; Downers Grove, Ill.: InterVarsity, 2006), 158-179.
[2] Fredric W. Bush, Ruth, Esther (WBC; Dallas: Word, 1998), 196. Cf. BDB, 1044.
[3] Daniel Isaac Block, Judges, Ruth (NAC; Nashville: Broadman & Holman, 1999), 704.
[4] Roland de Vaux, Instituciones del Antiguo Testamento (Barcelona, Herder, 1976), 217-218.