miércoles, 1 de abril de 2009

sábado, 28 de marzo de 2009

Polémica en el grupo de Crítica Textual (yahoo groups)

Revisando mi e-mail de yahoo, me sorprendió leer los mensajes en el grupo de Crítica Textual. Leí la respuesta del Dr. D. Wallace al Dr. B. Ehrman a propósito de un comentario de éste último. Y, me hago la misma pregunta que Tim Ricchuiti, ¿por qué se ha cerrado el hilo de discusión cuando se estaba poniendo muy interesante? Lamentablemente no he podido oír el audio ni he leído la transcripción del diálogo sostenido por Bart D. Ehrman y Daniel B. Wallace en el Greer-Heard Forum 2008: The Textual Reliability of the New Testament (gracias a Tim Ricchuiti tengo una idea panorámica de lo que fue, ver aquí).
Realmente aprecio la labor de los críticos textuales. Sin embargo, tengo algunas inquietudes. Una de ellas surge de lo que he leído. A veces me pregunto, ¿cómo es que alguien que representa de un modo inexacto las afirmaciones de otra persona (habiéndole escuchado "en vivo" y "cara a cara" en el idioma materno y actual), pueda entender y reconstruir lo que sucedió con los escribas hace cerca de 2000 años atrás en otro idioma, cultura y espacio geográfico?

jueves, 26 de marzo de 2009

Estudio de trasfondo y 1 Corintios

Mientras más tiempo estoy con el texto de la primera carta del apóstol Pablo a los Corintios, soy más consciente de lo que Gordon D. Fee, en mi opinión uno de los exégetas más brillantes, afirma:
Al igual que para cualquier otro documento del Nuevo Testamento –y más que para la mayoría de ellos-, los diversos factores sociológicos, económicos y religiosos que configuran el ambiente de la ciudad de Corinto ejercen una profunda influencia sobre nuestra forma de comprender las cartas que dirigió Pablo a la iglesia de dicha ciudad.[1]

Pablo les recuerda a los creyentes en Corinto que son “los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos” (ἡγιασμένοις ἐν χριστῶ ἰησοῦ, κλητοῖς ἁγίοις), es decir, como pueblo de Dios deben reflejar el carácter de Dios. Pero, como Fee comenta:
De paso podría señalarse que éste no es en modo alguno el fuerte de los cristianos corintios; desde demasiados puntos de vista parecen mucho más ser como Corinto que el pueblo santo de Dios en Corinto.[2]


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[1] Gordon D. Fee, Primera Epístola a los Corintios (Grand Rapids: Nueva Creación-Eerdmans, 1998), 3.
[2] Ibid., 37-38.

martes, 17 de marzo de 2009

El "método del dedo" para estudiar la Biblia


Hay una anécdota ficticia, pero muy graciosa, que ilustra el “método” que muchas personas usan para leer la Biblia. John F. McArthur la cuenta de este modo:





Tal vez usted ha escuchado la historia familiar del hombre que, buscando dirección para una decisión importante, decidió cerrar los ojos, abrir su Biblia, "pasar el dedo por la página y conseguir dirección de cualquier versículo que su dedo iluminara. Su primer intento lo llevó a Mateo 27:5: “(Judas) se fue y se ahorcó.” Pensando que ese versículo realmente no era de mucha ayuda, determinó probar de nuevo. Esta vez su dedo se detuvo en Lucas 10:37, y las palabras de Jesús eran: “Ve y haz tú lo mismo.” No dispuesto a rendirse, probó una vez más. Esta vez su dedo vino a parar en las palabras de Jesús en Juan 13:27: “Lo que estás haciendo, hazlo pronto.”[1]



Muy gracioso ¿no? El problema es que muchas personas consideran que es una manera legítima de leer la Biblia.



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[1] John F. MacArthur, Los Carismáticos: Una perspectiva doctrinal (Miami: Mundo Hispano, 2003), 86.

viernes, 13 de marzo de 2009

Estrabón y 1 Corintios

Estrabón, geógrafo griego, escribió en su obra Geografía acerca del templo de Afrodita en el Acrocorinto que “era tan rico que era propietario de más de mil [χιλίας] esclavas del templo [εροδούλους], cortesanas [ταίρας]”[1] Esta cita ha sido considerada por algunos expositores como una descripción de la Corinto romana de los días del apóstol Pablo. A esta cita se alude como trasfondo de las epístolas de Pablo a la iglesia corintia. Pero, Estrabón se refería a la ciudad de Corinto antes de ser destruida en el 146 aC.[2] En el contexto, Estrabón indica que cuando visitó Corinto (ca. 29 dC), el Acrocorinto tenía en su cima un “templo pequeño” [ναΐδιον] de Afrodita.[3] Al parecer las excavaciones revelan que debido al tamaño del santuario, dicho templo no podría albergar tal cantidad de esclavas.[4] ¿Esto significa que la Corinto romana era ajena a los pecados de índole sexual? No. Nuevamente, de acuerdo a la evidencia, Corinto era una ciudad corrompida por los pecados de índole sexual. Sin embargo, la cita de Estrabón no describiría la Corinto de los días de Pablo.


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[1] Geogr. 8.6.20 (ver trad. en inglés aquí, ver texto griego aquí y todo el libro 8 en griego aquí).


[2] Aún la cita de Estrabón acerca de la cantidad de esclavas del templo de Afrodita es debatible (¿exageración provocada por la rivalidad?).


[3] Geogr. 8.6.21: μν ον κορυφ ναΐδιον χει φροδίτης.


[4] De acuerdo a J. Murphy-O’Connor la prostitución sagrada nunca fue una costumbre griega, Corinto sería la excepción; además no se podría explicar el silencio de otros autores acerca de esto (St. Paul's Corinth: Texts and Archaeology [Collegeville, Minn.: Liturgical, 1990], 56).

Actualización: Mike ya me ha hecho notar cómo el español acentúa los nombres de un modo tan diferente al griego: Estrabón vs. Στράβων.

martes, 10 de marzo de 2009

κορινθιάζεσθαι y 1 Corintios

Aristófanes (ριστοφάνης), considerado como el poeta cómico más distinguido de Grecia, acuñó el verbo κορινθιάζομαι[1] “corintiar”, es decir, vivir o actuar como corintio, “práctica de la fornicación” (LSJ, 981). Algunos expositores del NT han apelado al uso de este verbo (cf. κορινθιάζεσθαι) para describir la moralidad de la ciudad de Corinto en los días del apóstol Pablo. Si bien es cierto que Aristófanes usó dicho verbo, en realidad se refería a la antigua Corinto griega, antes que fuese destruida en 146 aC.[2] Aristófanes no se refería a la Corinto romana que conoció Pablo. Usar el verbo κορινθιάζομαι para describir la Corinto romana de los días de Pablo constituiría un anacronismo.[3] Esto no significa que la Corinto de los días de Pablo fuera menos corrupta que la Corinto antigua con relación a pecados de índole sexual.[4] Pero, nuestra reconstrucción del contexto histórico debe basarse en evidencia que se relacione con la época en cuestión. Por otro lado, con relación a los pecados de índole sexual, Corinto no era ni peor ni mejor que otras metrópolis del imperio. Al parecer, el éxito y prosperidad de esta ciudad provocó la envidia de quienes no disfrutaban de tal bonanza, y de este modo, “escritores atenienses hicieron de Corinto el símbolo del amor comercializado.”[5]



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[1] Fgm. 354 (ver el texto aquí).

[2] Filetero (ver aquí) y Polioco (ver aquí) escribieron juegos titulados ΚΟΡΙΝΘΙΑΣΤΗΣ, “El Proxeneta”. Platón, para referirse a una prostituta usa la expresión Κορινθίαν κόρην, “muchacha corintia” (Resp. 404d, ver el pasaje específico aquí, y todo el libro III aquí).

[3] Cf. David E. Garland, 1 Corinthians (BECNT; Grand Rapids: Baker, 2003), 240.

[4] De acuerdo a Dio Crisóstomo (Orat. 8.5-10), había muchas rameras (τς ταίρας) en la Corinto romana.

[5] Cf. J. Murphy-O’Connor, “Corinth”, The Anchor Yale Bible Dictionary (New York: Doubleday, 1992), 1:1135-1136.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Pronunciación moderna del alfabeto griego

No es mi interés polemizar acerca de la pronunciación del griego del NT, sino compartir mi preferencia. La pronunciación moderna ¡me suena mejor! Este es un vídeo con la pronunciación moderna del alfabeto griego que encontré en la página Yutube de digitalbl1ss (hay otros vídeos con documentales en griego moderno con subtítulos en inglés).

Este es el enlace:
http://www.youtube.com/watch?v=ZSpbpOtF9qI

Memorizando versículos (Ro. 3.23-24; 2Ti. 317)

Continúo con la memorización de textos en griego (y en hebreo), aunque ahora mi tiempo es aún más limitado. En el caso de los textos en griego, los recito en voz alta usando la pronunciación del griego moderno.

Estos son los versículos que he memorizado estos días:

23 πάντες γὰρ ἥμαρτον καὶ ὑστεροῦνται τῆς δόξης τοῦ θεοῦ 24 δικαιούμενοι δωρεὰν τῇ αὐτοῦ χάριτι διὰ τῆς ἀπολυτρώσεως τῆς ἐν Χριστῷ Ἰησοῦ·
Ro. 3.23-24

ἵνα ἄρτιος ᾖ ὁ τοῦ θεοῦ ἄνθρωπος, πρὸς πᾶν ἔργον ἀγαθὸν ἐξηρτισμένος.
2Ti. 3.17 (ya memoricé al versículo anterior 16, con este ya los recito ambos)

En un anterior artículo expliqué acerca de la pronunciación del griego que uso. La pronunciación moderna del alfabeto griego (Ελληνικό αλφάβητο) se puede oír aquí, y se pueden descargar los archivos de sonido por cada letra.

martes, 3 de marzo de 2009

ἀγράμματος: ¿Pedro y Juan sabían leer y escribir? (Hch. 4.13)


La Organización de Estados Iberoamericanos anunció la disminución del analfabetismo en el Perú al 3.7%. “Según estándares internacionales, una región se declara libre de ese flagelo cuando tiene un índice menor al 4 por ciento.” Esta es una noticia un tanto diferente a la que, por ejemplo, anunció el diario Perú21: “Los índices de analfabetismo en el Perú cayeron de 12.8% a 7.1%, lo cual representa una reducción de 5.7%, respecto al último estudio realizado en 1993 por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).” A pesar de toda la tecnología disponible, el manejo de las estadísticas del analfabetismo es complejo y más cuando detrás hay intereses políticos. Ahora, si queremos reconstruir los niveles de capacidad de escribir y leer en el mundo antiguo (en particular el s. I), debemos reconocer las dificultades y limitaciones que tenemos. Existen estudios que tratan de indagar acerca de si Jesús y sus apóstoles sabían leer y escribir. Con relación a si los apóstoles –en particular Pedro y Juan- sabían leer y escribir, una cita del NT es particularmente significativa:
Θεωροῦντες δὲ τὴν τοῦ Πέτρου παρρησίαν καὶ Ἰωάννου καὶ καταλαβόμενοι ὅτι ἄνθρωποι ἀγράμματοί εἰσιν καὶ ἰδιῶται, ἐθαύμαζον ἐπεγίνωσκόν τε αὐτοὺς ὅτι σὺν τῷ Ἰησοῦ ἦσαν
Hch. 4.13
RV60: Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras [ἀγράμματοί] y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús.

Las autoridades judías usan el adjetivo ἀγράμματος que significa primariamente “incapaz de escribir” (BDAG, 15; LSJ, 14)[1]. Pero, ¿eso significa que Pedro y Juan eran incapaces de leer o escribir, analfabetos? Si fueron analfabetos, ¿quién o quiénes escribieron las obras atribuidas a ellos? O, ¿el adjetivo ἀγράμματος puede tener otro significado (polisemia)? La NETBible tiene la siguiente nota de estudio:
No educados, no significa “analfabetos,” esto es, incapaces de leer o escribir. Entre los judíos de la época del NT hubo una capacidad de leer y escribir casi universal, especialmente como resultado de la propagación de escuelas de las sinagogas. El término se refiere al hecho de que Pedro y Juan no tuvieron un entrenamiento rabínico formal y de este modo, ante los ojos de sus acusadores, no estaban calificados para exponer la ley o enseñar públicamente. La objeción es similar a la de Hechos 2:7.

NVI traduce “gente sin estudios [ἀγράμματοί] ni preparación [ἰδιῶται]”.
De hecho, se indica que ἀγράμματος se refiere a una persona que “no ha adquirido una educación formal (refiriéndose primariamente al entrenamiento formal)” (LN, 27.23).
De acuerdo al profesor C. K. Barrett,
Para ἀγράμματος, la palabra opuesta no sería el γραμματικός sino (en el uso del NT) el γραμματεύς: de ahí, un hombre sin entrenamiento de escriba en la ley.[2]
El Dr. Craig A. Evans tiene una explicación similar:
Las palabras ἀγράμματοί e ἰδιῶται no se deben traducir “indoctos e ignorantes,” como en la versión King James (y ASV). Ser un ἀγράμματος es la falta de entrenamiento de un escriba (así LSJ) y, de hecho, es lo opuesto a γραμματεύς el “escriba” profesional. Ser ἀγράμματος no necesariamente significa ser incapaz de leer.[3]
La afirmación de que en la época del NT “hubo una capacidad de leer y escribir casi universal”, la encontramos en LN, 27.23 (citada por NETBible). Si la mayoría de los judíos del s. I eran letrados, ¿qué evidencia tenemos para dicha afirmación? Alguien que ha investigado la cuestión de la capacidad de leer y escribir en la antigüedad, y en particular en el s. I, es el profesor Alan Ralph Millard, Profesor “Rankin” de Hebreo e Idiomas Semíticos Antiguos (1992-2003), profesor emérito de la Universidad de Liverpool. El profesor Millard escribe:
A la luz de la evidencia de todas las fuentes parece que la capacidad de leer y escribir abarcó más allá de los palacios y templos de Israel y Judá hacia asentamientos muy pequeños. Esto quiere decir que los oráculos proféticos, himnos, leyes pudieron haber circulado en forma escrita desde una época muy temprana para ofrecer una autoridad y un control sobre la tradición oral. En la discusión de la historia de los libros del AT, el rol de la capacidad de leer y escribir del israelita merece que se otorgue una mayor prominencia.[4]

Al parecer, Pedro y Juan sabían leer y escribir, pero no habían sido educados en las escuelas rabínicas formalmente. La obra de Dios no se hace basados en la sabiduría humana, ni acumulando PhD de varios seminarios (lo cual no es malo). La obra de Dios, la proclamación del evangelio, se hace con el poder del Espíritu Santo (Hch. 1.8).
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[1] Cf. “no letrado, i.e. iliterato: -sin letras” (James Strong, Nueva Concordancia Strong Exhaustiva: Diccionario [Nashville, TN: Caribe, 2002], 2); “no versado en la erudición de las escuelas judías” (Joseph Henry Thayer, Greek-English Lexicon of the New Testament, 8).
[2] C. K. Barrett, A Critical and Exegetical Commentary on the Acts of the Apostles (ICC; Edinburgh: T&T Clark, 2004), 1:234. Siguen esta misma interpretación por ejemplo Simon J. Kistemaker, Exposition of the Acts of the Apostles (NTC; Grand Rapids: Baker Book House, 1990), 157; John B. Polhill, Acts (NAC; Nashville: Broadman & Holman, 1992), 145; John MacArthur, Acts (Chicago: Moody, 1994), 135; Ben Witherington III, The Acts of the Apostles: A Socio-rhetorical Commentary (Grand Rapids: Eerdmans, 1998), 195; Raúl Caballero Yoccou, Hechos (CBCN; Miami, FL: Unilit, 1992), 1:128.
[3] Craig A. Evans, “Jewish Scripture and the Literacy of Jesus”, 42.
[4] A. R. Millard, “Literacy: Ancient Israel”, The Anchor Yale Bible Dictionary (David Noel Freedman ed.; New York: Doubleday, 1992), 4:340. Para ver otros artículos de Alan R. Millard, ver aquí.

viernes, 27 de febrero de 2009