Τάχα τις ἡγεῖται ἀνάξιον εἶναι τῆς ἀνδρείας τῆς Τιμοθέου τὴν παράκλησιν ταύτην· ἀλλ' οὐ Τιμοθέου ἕνεκεν τοῦτο εἴρηται, ἀλλὰ τῶν ἀκουόντων…[1]Quizá alguien pueda pensar algo indigno del valor de Timoteo en esta exhortación. Pero, no por Timoteo se dice, sino por los oyentes…
Estoy repasando las citas acerca de Timoteo en el NT para mis notas en un breve estudio para una clase en un congreso de jóvenes. Uno de los problemas que he
encontrado en los estudios bíblicos es la reconstrucción del carácter de los
personajes bíblicos. Las categorías psicológicas modernas que usamos muchas
veces no hacen justicia a los datos bíblicos, y por otro lado, la escasez de
los datos debería ser razón suficiente para no aventurarnos en descripciones
dogmáticas del carácter de un personaje bíblico. Lo que tenemos son atisbos de
los personajes. No soy agnóstico con relación a las probables reconstrucciones
del carácter de algún personaje bíblico. Mi punto es que debemos ser
conscientes de nuestras limitaciones y admitir que tenemos sólo algunos rasgos
sujetos a interpretación.
Por ejemplo, con cierta
frecuencia se señala la timidez de Timoteo. Es casi proverbial referirse a
ella. Esto ocurre entre los expositores modernos.[2] Según mi
parecer, hay factores contextuales que no se han tomado suficientemente en
cuenta respecto a los textos de prueba que sustentan la hipótesis del "tímido"
Timoteo.
Los textos en cuestión son 1Co 16:10 y 2Ti 1:7. Resulta
irónico que dos textos sean usados para aseverar el temperamento tímido de
Timoteo sin tomar en cuenta que la mayoría de referencias en Hechos, la
epístola a los Hebreos y las epístolas de Pablo nos muestran a un Timoteo con
suficiente valor y fuerza de personalidad como para ser el representante del apóstol
Pablo en varias congregaciones. Con relación a los textos de 1Co 16:10 y 2Ti
1:7, vale consultar el artículo de Christopher R. Hutson, “Was Timothy Timid? On the Rhetoric of Fearlessness (1 Cor
16:10–11) and Cowardice (2 Tim 1:7)”, BR 42 (1997): 58–73. Como Hutson arguye convincentemente, no hay
base para concluir que Timoteo era tímido.
Nada en las cartas de Pablo o en los Hechos refleja negativamente sobre el temperamento de Timoteo o sugiere que él era "cualquier cosa menos un evangelista fuerte, confiable, y sacrificado" (Hutson 1997: 65).[3]
Gordon Fee hace una breve y acertada semblanza de Timoteo que resumo así:
- En varias ocasiones, Pablo llama a Timoteo “mi hijo amado y fiel en el Señor” (1 Co 4:17; cf. Flp 2:22; 1 Ti 1:2; 2 Ti 1:2), y su “colaborador” (συνεργός) en el evangelio (Ro 16:21; cf. 1 Ts 3:2; 1 Co 16:10; Flp 2:22).
- Como su hijo, Timoteo era el compañero más íntimo de Pablo (1 Ti 4:6; 2 Ti 3:10-11; cf. 2 Ti 1:13; 2:2); compartía su punto de vista (Flp 2:20) y podía encaminar a las iglesias de acuerdo a esa perspectiva (1 Ts 3:2-3; 1 Co 4:17).
- Como colaborador, Timoteo se había encargado previamente de tres iglesias: Tesalónica (ca. 50 d.C; 1 Ts 3:1-10), Corinto (ca. 53-54 d.C.; 1 Co 4:16-17; 16:10-11), y Filipos (ca. 60-62 d.C.).
- También colaboró en seis de las cartas existentes de Pablo (1 y 2 Ts; 2 Co; Col; Flm; Flp; cf. Ro 16:21).
Actualmente, noto una tendencia a rechazar la imagen de un pelele
Timoteo, lo cual hace justicia al conjunto global de los textos del NT.[4]
[1] Juan
Crisóstomo, Hom. 1 Cor. (XLIV) 61.373.25 (NPNF,
12:263).
[2] Cf.
Walter Lock, A Critical and Exegetical Commentary on the Pastoral Epistles
(I & II Timothy and Titus) (Edinburgh: T. & T. Clark, 1924), 86; Donald
Guthrie, vol. 14, Pastoral Epistles: An Introduction and Commentary (TNTC;
Nottingham, England: Inter-Varsity, 1990), 141,144; G. F. Hawthorne, “Timothy”
en ISBE 4:858. Ver también, William Hendriksen, 1 y 2 Timoteo y Tito
(Grand Rapids: Desafío, 1979), 260; Simon J. Kistemaker, 1 Corintios
(Grand Rapids: Desafío, 1998), 656.
[3] David E. Garland, 1 Corinthians (BECNT; Grand
Rapids: Baker Academic, 2003), 759.
[4] Cf. Roy E.
Ciampa y Brian S. Rosner, The First Letter to the Corinthians (PNTC;
Grand Rapids; Cambridge: Eerdmans, 2010), 851 n28; William D. Mounce, Pastoral
Epistles (WBC 46; Dallas: Word, 2002), 477-479; Anthony C. Thiselton, The First Epistle to the Corinthians: A Commentary on the Greek Text (NIGTC; Grand Rapids: Eerdmans, 2000), 1331.