martes, 22 de enero de 2013

La iglesia y el narcisismo

El mito de Narciso vino a designar dentro de la psiquiatría un trastorno de la personalidad, que según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV) el trastorno narcisista de la personalidad es un patrón de grandiosidad, necesidad de admiración y falta de empatía. Es sorprendente la similitud que hay entre esta definición y la conducta de muchos líderes evangélicos. El Manual continúa su descripción de este trastorno así (mis comentarios describiendo hipotéticamente la conducta del líder narcisista evangélico los he puesto entre corchetes [cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia]): 
... empieza al comienzo de la edad adulta y que se da en diversos contextos [como la iglesia]. 
... Es habitual en ellos el sobrevalorar sus capacidades [son infalibles o se creen las voces autorizadas de una denominación, hablan a nombre de todos] y exagerar sus conocimientos [no hay otros como ellos, defensores oficiales de la doctrina tal como ellos la conciben] y cualidades [son insustituibles ¡qué sería de la iglesia sin ellos!], con lo que frecuentemente dan la impresión de ser jactanciosos y presuntuosos [algo proscrito entre evangélicos y por lo mismo muy bien disimulado fácilmente con una falsa modestia, pues son humildemente infalibles]. Pueden asumir alegremente el que otros otorguen un valor exagerado a sus actos [pregonan la mucha bendición que otros reciben de sus ministerios o acciones y cuentan las alabanzas recibidas, o los "likes" a sus comentarios en sus cuentas de facebook] y sorprenderse cuando no reciben las alabanzas que esperan y que creen merecer [son incomprendidos, mártires de la fe]. Es frecuente que de forma implícita en la exageración de sus logros se dé una infravaloración (devaluación) de la contribución de los demás [a los "otros" les falta más estudio exegético, los "demás" se dejan llevar por sus prejuicios teológicos]. A menudo están preocupados por fantasías de éxito ilimitado, poder, brillantez, belleza o amor imaginarios [tienen el proyecto internacional que salvará a la iglesia y todos tienen que adherirse a la agenda de ellos, a su visión]. Pueden entregarse a rumiaciones sobre la admiración y los privilegios que "hace tiempo que les deben" [son los "ungidos" o los "iluminados" con autoridad teológica] y compararse favorablemente con gente famosa o privilegiada [como esto también es proscrito en el mundo evangélico, vale compararse con Pablo, el gran Apóstol].
Los sujetos con trastorno narcisista de la personalidad creen que son superiores, especiales o únicos y esperan que los demás les reconozcan como tales [obviamente no lo dirán, pero cuando afirman algo lo hacen con la autoridad del magister dixit-"el maestro lo dijo"-y su palabra es inapelable, además gustan de epítetos antepuestos a su nombres o apellidos]. Piensan que sólo les pueden comprender o sólo pueden relacionarse con otras personas que son especiales o de alto status [sólo otros "ungidos", "iluminados" o pastores con gran experiencia los entenderían] y atribuyen a aquellos con quienes tienen relación las cualidades de ser "únicos", "perfectos" o de tener "talento" [proclaman su amistad con grandes teólogos, doctores, reverendos, "ungidos", "apóstoles"]. Los sujetos con este trastorno creen que sus necesidades son especiales y fuera del alcance de la gente corriente [nunca consultarían o buscarían consejo con un cristiano de a pie pues ellos necesitan a otros líderes que sí les entiendan a su nivel]. Su propia autoestima está aumentada (por reflejo) por el valor idealizado que asignan a aquellos con quienes se relacionan [ellos valoran mucho a sus "consiervos" por encima de los miembros de iglesias que sólo son "laicos"]. Es probable que insistan en que sólo quieren a la persona "más importante" (médico, abogado, peluquero, profesor [pastor, apóstol, teólogo]) o pertenecer a las "mejores" instituciones [institutos bíblicos, seminarios], pero pueden devaluar las credenciales de quienes les contrarían [quienes les cuestionan es porque carecen de entrenamiento, iluminación o alguna entidad del mal les ha oscurecido el entendimiento].
Generalmente, los sujetos con este trastorno demandan una admiración excesiva. Su autoestima es casi siempre muy frágil. Pueden estar preocupados por si están haciendo las cosas suficientemente bien y por cómo son vistos por los demás [luego de un sermón les encanta escuchar halagos]. Esto suele manifestarse por una necesidad constante de atención y admiración. Esperan que su llegada sea recibida con un toque de fanfarrias y se sorprenden si los demás no envidian lo que ellos poseen. Intentan recibir halagos constantemente, desplegando un gran encanto. Las pretensiones de estos sujetos se demuestran en las expectativas irrazonables de recibir un trato de favor especial [quieren que se les trate como la mujer de Sunem lo hizo con Eliseo]. Esperan ser atendidos y están confundidos o furiosos si esto no sucede [son intolerantes a la frustración, no aceptan un "no" por respuesta]. Por ejemplo, pueden asumir que ellos no tienen por qué hacer cola y que sus prioridades son tan importantes que los demás deberían ser condescendientes con ellos [se les debe tolerar sus faltas y "errores" -a veces llamados pecados], por lo que se irritan si los otros no les ayudan en su trabajo "que es tan importante" [condenan vehementemente la falta de cooperación]. Esta pretenciosidad, combinada con la falta de sensibilidad para los deseos y necesidades de los demás, puede acarrear la explotación consciente o inconsciente del prójimo. Esperan que se les dé todo lo que deseen o crean necesitar, sin importarles lo que les pueda representar a los demás. Por ejemplo, estos sujetos pueden esperar una gran dedicación por parte de los demás y pueden hacerles trabajar en exceso sin tener en cuenta el impacto que esto pueda tener en sus vidas [les ordenan a quienes están bajo su autoridad que hagan las cosas a la manera de ellos pues esto es lo "mejor" sin importarles el costo]. 
La psiquiatría denomina "trastorno" a este tipo de conducta, pero la fe evangélica clasifica esta conducta en la categoría de "pecado". Cuan distante está este tipo de conducta de la esperada en aquellos que ocupan el liderazgo de la iglesia:
Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada: Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey. Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria. (1 P. 5:1-4)

miércoles, 16 de enero de 2013

Ordenar y permitir

He notado que a veces en diferentes exposiciones acerca de la voluntad de Dios y la responsabilidad humana se hacen distinciones difusas. Un teólogo considera que Dios soberanamente ordenó que en el universo creado haya la posibilidad del mal. Otro teólogo dice que esto no es así, sino que Dios permitió el mal, pues decir que ordenó es hacerle autor. (Como si permitir no fuera tan comprometedor como ordenar). ¡Vaya solución! Esta sutileza parece satisfacer a ciertos teólogos. Pero, ¿acaso el verbo "permitir" realmente libera a Dios de cualquier autoría del mal? En rigor, ¿hay diferencia real entre "ordenar" y "permitir"? Estas diferenciaciones sutiles lamentablemente han sido divisivas. Para ilustrar este tipo de razonamiento quiero citar este trozo de este libro católico Institución Christiana (1799, pp. 21-22), traducido del francés por Pedro Joseph: 
P. Que entendeis quanndo decis que Dios lo gobierna todo?
R. Entiendo que Dios arregla todas las cosas con su providencia, y que nada sucede en el mundo sin órden suya ó á lo ménos sin su permision.
P. Que diferencia poneis entre la órden de Dios, y su permision?
R. Que hay unas cosas que Dios ordena y executa, y otras solo permite que sucedan.
P. Que cosas con las que Dios ordena y executa?
R. Dios lo ordena y obra todo, excepto el pecado, del qual no puede ser autor.
P. Que es lo que Dios permite únicamente que suceda, sin mandarlo ni obrarlo?
R. Solo el pecado.
P. Que entendéis quando decis que en órden al pecado Dios solo se ha permitiéndole? Quereis decir que Dios concede al hombre permiso para obrar el mal?
R. No es ese el sentido en que Dios permite el pecado. Estas palabras significan simplemente que siendo el hombre por si mismo capaz de pecar, Dios no le impide el uso de este poder y que obre mal.
P. No pudiera Dios impedir que los hombres pecasen?
R. Seguramente podría si quisiese; porque nada es imposible á Dios.
P. Porque pues permite Dios el pecado?
R. Le permite por una sabiduría profunda é impenetrable á nuestra corta capacidad. Todo quanto podemos saber en la materia es lo siguiente: 1.° Que pertenece al órden de la providencia no impedir que unas criaturas capaces de pecar, pequen en efecto si ellas quieren; y que experimenten en su caída la fragilidad de su naturaleza. 2. ° Si Dios no impide el pecado, es porque su omnipotencia sabe sacar bien del mismo mal, y hacer que el desórden del pecado entre en el órden de su justicia. Se sirve de la malicia de los malos para probar á los buenos para exercitar su paciencia, y para que resplandezca en ellos el poder de su gracia. Hace por una parte que aparezca su misericordia en aquellos que preserva ó libra del pecado; y por otra, la severidad de su justicia en el castigo de los que viven y mueren en el pecado. Enfin sin querer sondear la profundidad de los consejos del Altísimo, nos basta ver sensiblemente que Dios dexa cometer una multitud de pecados y desórdenes que pudiera impedir, para persuadirnos que siendo la misma santidad y justicia, obra en ello con soberana sabiduría; y para adorar con un santo temor la conducta de su providencia; suplicándole nos preserve del pecado, ó nos saque de él si hemos tenido la desgracia de cometerle. 
O esta afirmación más breve, más cercana en el tiempo, y más desconcertante del teólogo bautista arminiano Roger Olson (http://www.patheos.com/blogs/rogereolson/2012/08/john-piper-gods-sovereignty-and-sin/): 
Estas son preguntas separadas. El pecado es una forma del mal y por tanto una condición, no una sustancia. Todos los cristianos, hasta donde conozco, siempre han estado de acuerdo que el mal no es una “cosa”, una sustancia, como un germen. Todos los cristianos también están de acuerdo que aún el mal está bajo el reino de Dios en el sentido que él lo permite y lo limita. (Bueno, eso es, a menos que tú consideres a los teólogos del proceso como cristianos).
En esta lógica de Olson, Dios deja de ser autor del mal al permitirlo y limitarlo, y a la vez ese mal continúa estando bajo el reino de dicho Dios.
Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie (Stg.1:13).
En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad, (Ef. 1:11).
Para explicar la soberanía de Dios sin que sea el autor del mal se ha recurrido a estas explicaciones: el decreto y la permisión. La Biblia presenta ambas afirmaciones (la de la soberanía Divina y la presencia del mal) en tensión, y a veces es mejor admitir nuestra incapacidad de explicar satisfactoriamente dicha tensión porque nuestras explicaciones crean más problemas de los que resuelven.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Mateo 1:19: ἐβουλήθη λάθρᾳ ἀπολῦσαι αὐτήν ("quiso dejarla secretamente")

En la navidad generalmente se recuerda a los personajes relatados en los evangelios, pero con muy poca frecuencia se resalta la figura de José. La tradición lo ha colocado en un segundo plano en contraste con María, atribuyéndole importancia por su función legal como padre adoptivo de Jesús. Mi intención es releer el texto en su trasfondo histórico y atisbar el carácter de este joven pero muy noble hombre. Un aspecto de su carácter es su actitud compasiva. La justicia de José no radicaba en la observancia irrestricta de la norma del divorcio, sino en el divorcio llevado con discreción, en privado. Aunque el adulterio estaba penalizado con la muerte por apedreamiento, no queda muy claro a la luz de la evidencia histórica que las cortes judías durante el período del Segundo Templo hayan ejecutado sentencias capitales que podían ser objetadas por los procuradores romanos.[1] Sin embargo, el adulterio era un delito que en la lex Iulia de adulterii no fue tomado como un crimen capital en su totalidad.[2] A pesar de que la ley judía prescribía la pena de muerte para la infidelidad sexual (Dt. 22:21-24), sin embargo en el período del Segundo Templo la ejecución era materia de controversia. Es debatible si María corría el peligro legal de ser juzgada y lapidada. Por ejemplo, en el apócrifo Susana se aprueba la pena de muerte para una mujer adúltera (44-45), pero en Enoc eslavo se relata que el hermano de Nir descubrió que su esposa estaba embarazada y el niño no era suyo pero no le condenó a muerte (71.6-7).[3] Lo que no es debatible constituye el estatus de deshonra que ocasionaría a su prometido y a su familia. María al aceptar la voluntad de Dios se exponía a una terrible situación que desde nuestra cultura occidental perdemos de vista. No menos fue la vergüenza que tendría que enfrentar José. En la cultura mediterránea, la ley romana, señaló como proxeneta a un esposo que no se divorció de su esposa infiel.[4] La situación constituía una suma vergüenza para José. Las familias en el mundo mediterráneo antiguo preferían la muerte de su hija a que viviera toda su vida con deshonra. Era manifestación de virtud que una mujer prefiriera morir a vivir con la deshonra, pues cuanto más público fuera el hecho más pública sería la deshonra y la humillación para María, su esposo y su familia.[5] José como era justo no quiso exponer (δειγματίζω) públicamente en desgracia a María.[6] El adverbio λάθρᾳ indica que quería hacerlo en secreto sin que muchos lo sepan[7], es decir, lo menos público posible evitando ir a una corte pública. No quiere decir que era totalmente secreto, pues la carta de divorcio o repudio requería que sea entregada delante de dos testigos.[8] A pesar de la gravedad y la terrible deshonra, José no quiso actuar vengativamente, más bien tenía planeado actuar con misericordia y compasión hacia María. ¡Puede decirse que en la vida de José el texto de Oseas 6:6 era una realidad! “Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos”.
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Mateo 1:19: Ἰωσὴφ δὲ ὁ ἀνὴρ αὐτῆς, δίκαιος ὢν ("José su marido, como era justo")
¿Los ángeles cantan?
 ______________________ 
[1] Cf. Josefo, Guerras de los Judíos 2.117. 
[2] Cf. A. N. Sherwin-White, Roman Society and Roman Law in the New Testament (Grand Rapids: Baker, 1978), 42. 
[3] Cf. Tal Ilan, Jewish Women in Greco-Roman Palestine (Tübingen: J. C. B. Mohr; Peabody: Hendrickson, 1996), 136. 
[4] Cf. Pseudo-Fociles, Sentencias 177-178, en James H. Charlesworth, The Old Testament Pseudepigrapha and the New Testament (New Haven; Londres: Yale University Press, 1985), 2:580. 
[5] Cf. Craig S. Keener, The Gospel of Matthew: A Socio-Rhetorical Commentary (Grand Rapids; Cambridge: Eerdmans, 2009), 93. 
[6] Cf. BDAG, 214. 
[7] Cf. BDAG, 581. 
[8] H. Strack y P. Billerbeck, Kommentar zum Neuen Testament aus Talmud und Midrasch (6 vols.; Munich: Beck, 1926–61), 1:304-305.

martes, 18 de diciembre de 2012

Saludo por navidad de CSNTM

Me pareció muy interesante el saludo de nuestros amigos de CSNTM que traduzco y publico aquí:
El Mesías de Händel es una de las mayores y más conocidas obras corales en la historia de la música occidental, pero son populares muchas ideas equivocadas acerca de esta obra maestra. Por ejemplo, ¿sabía usted que el Mesías se estrenó en Dublín, Irlanda? La mayoría de la gente cree que el Mesías se llevó a cabo por primera vez en Londres. Esta creencia probablemente surgió debido al lugar de residencia de Handel, que era Londres, o por el hecho de que el Mesías ganó popularidad en Londres en lugar de Dublín. Otro mito común es que el Mesías es un oratorio estrictamente de Navidad. Esto también es un error común. El Mesías se compone de tres partes. La primera parte trata del nacimiento de Cristo, la segunda parte de la pasión de Cristo, resurrección y ascensión, y la última parte de los temas del juicio final. Sólo la primera parte del Mesías se ocupa de lo que los cristianos celebramos en Navidad. Un último dato interesante: Handel, aunque nacido en Alemania, vino a vivir a Inglaterra. Pero, recibió gran parte de su formación musical en Halle -el mismo lugar a donde Kurt Aland escapó en 1959 durante la ocupación comunista de Alemania del Este. Aland entonces comenzó el famoso INTF en Münster. A pesar de los mitos que rodean el Mesías, los cristianos han cantado durante siglos esta canción para demostrar su amor y adoración por la persona de Cristo. Tenemos la esperanza para los Amigos de CSNTM que esta temporada de Navidad sea llena de recuerdos no sólo del nacimiento de Cristo, sino también su muerte, sepultura y resurrección.

Regalos textuales

Un anuncio de nuestros amigos de Evangelical Textual Criticism nos comparten el anuncio de la Biblioteca de los Rollos del Mar Muerto On-Line en la siguiente dirección electrónica: 
También anunciaron que el Códice Beza está ahora disponible On-Line, ver las imágenes aquí: 
Y, ahora nos contaron que el Códice Alejandrino On-Line, ver las imágenes aquí: 
Creo que debemos estar muy agradecidos por el acceso a tan valiosa información. Bendiciones a quienes invierten su vida en esta ciencia.

Ya está disponible la 28 edición del Nuevo Testamento Griego Nestle-Aland

Vía Daniel Wallace, recibo con expectativa la 28 edición del Nuevo Testamento Griego Nestle-Aland (un excelente regalo por navidad). Esta edición está disponible On-Line: http://www.nestle-aland.com/en/read-na28-online/
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¿Los ángeles cantan?

lunes, 17 de diciembre de 2012

Mateo 1:19: Ἰωσὴφ δὲ ὁ ἀνὴρ αὐτῆς, δίκαιος ὢν ("José su marido, como era justo")

José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. (Mt. 1:19 R60)
Ἰωσὴφ δὲ ὁ ἀνὴρ αὐτῆς, δίκαιος ὢν καὶ μὴ θέλων αὐτὴν δειγματίσαι, ἐβουλήθη λάθρᾳ ἀπολῦσαι αὐτήν. 
Estoy escribiendo algunas reflexiones relacionadas con la navidad, ahora me enfocaré en José. El carácter de José y de María son mejor apreciados sobre su trasfondo cultural. Ellos tuvieron que enfrentar a una sociedad muy estricta. En las sociedades de medio oriente consideraron que una pareja comprometida no podía estar a solas por 20 minutos porque eso significaría que habían tenido cópula sexual.[1] José era justo al planear divorciarse de María y al no querer exponerla, en ambos casos se evidencia como una persona justa (¡y a muy temprana edad!). La palabra δίκαιος designa a una persona justa en el sentido legal y espiritual, y con toda probabilidad José es justo en ambos sentidos. Los esponsales incluían arreglo económico y era un asunto legalmente serio por lo cual era muy raro romper un compromiso salvo alguna causa de suma gravedad. José no tenía opción en el marco de las normas sociales del judaísmo del Segundo Templo. La sociedad en la cual vivió José no daba una segunda oportunidad a los adúlteros. La ley judía exigía que un hombre acuse a su esposa inmediatamente en caso de descubrir que ella no había sido una virgen.[2] El guardián de la virginidad de una desposada era su propio padre, quizá para disminuir la vergüenza pública la familia de María podía haberla enviado lejos. Pero, el texto no dice que María fue llevada a otro lugar. Recordemos que Nazaret no era una gran ciudad, sino una aldea pequeña donde las noticias correrían con mucha rapidez. El embarazo no podía ocultarse, y a pesar de las explicaciones que María hubiera ofrecido a José (que el texto no registra que hizo tal cosa), José no tenía razones suficientes para no divorciarse. Aceptar a María no sería bien visto, pues se consideraría que era un hombre extremadamente débil.[3] Es ahí donde Dios interviene por medio de la Revelación. Una lección es el carácter piadoso de José que se enfoca más en Dios porque finalmente acepta la voluntad de Dios. A José le importa más obedecer a Dios que su propia reputación o imagen pública.
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¿Los ángeles cantan?
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[1] Carol Delaney, “Seeds of Honor, Fields of Shame” en Honor and Shame and the Unity of the Mediterranean (edit. David D. Gilmore; Washington: American Anthropological Association, 1987), 41. 
[2] Cf. p. Ketubot 1.4, §4. 
[3] Craig S. Keener, The Gospel of Matthew: A Socio-Rhetorical Commentary (Grand Rapids; Cambridge: Eerdmans, 2009), 91.

Mateo 1:18: πρὶν ἢ συνελθεῖν αὐτοὺς ("antes que se juntasen")

18 El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo. (Mt. 1:18 R60) 
Τοῦ δὲ Ἰησοῦ Χριστοῦ ἡ γένεσις οὕτως ἦν. μνηστευθείσης τῆς μητρὸς αὐτοῦ Μαρίας τῷ Ἰωσήφ, πρὶν ἢ συνελθεῖν αὐτοὺς εὑρέθη ἐν γαστρὶ ἔχουσα ἐκ πνεύματος ἁγίου. 
Mateo nos relata el origen (navidad) de Yēšû el Mesías, ben Dāwid (hijo de David). Nuestro autor quiere dejar muy en claro a sus lectores que Jesús no tuvo un origen humano. El orden de palabras es inusual, pero se explica por el contexto. Se debe conectar esta perícopa con la genealogía precedente. Se nos informa que María estaba desposada con José. Ya hemos visto que los esponsales (μνηστεύω) se llevaban a cabo a muy temprana edad. Por ejemplo, Agripa I antes de morir en el año 44 d.C. desposó a sus dos hijas Mariamme (nacida el 34/35 d.C.) y Drusila (nacida el 38/39 d.C.) de 10 y 6 años [1]. Para nosotros tal práctica de comprometer a tan temprana edad es inaceptable, pero no así en dicho contexto histórico-cultural. La primera etapa de ’ērûsîn y qîddûšâ (los esponsales o compromiso) era elegir a una esposa. Las familias en medio oriente generalmente comenzaban y efectuaban los arreglos. Los varones contaban con 18 años y las mujeres 12 ó 12½ años.[2] La segunda etapa consistía en el arreglo oficial que era un acuerdo prenupcial delante de testigos, tanto varón como mujer entraban en el estado de compromiso, es decir, desposados. Este acuerdo era legalmente vinculante, era como un contrato que confería derechos legales al hombre sobre la mujer y sólo podía romperse mediante un proceso formal de divorcio.[3] Aunque había casos en que los desposados vivían en la casa del padre del esposo, en Galilea la mujer no dejaba la casa paterna hasta la boda.[4] La norma en cualquier caso era abstenerse de las relaciones maritales manteniendo su pureza sexual hasta la ceremonia de bodas. La infidelidad sexual durante la etapa de los esponsales fue considerada como adulterio cuya pena era la muerte por lapidación (cf. Lv. 20:10; Dt. 22:23–24). La ceremonia de bodas se llevaba a cabo 12 meses después del compromiso o esponsales[5]. Entre los romanos (desde el tiempo de Augusto) la ley requería un plazo de dos años.[6] El texto de Mateo no nos especifica el tiempo que llevaban comprometidos, pero vemos que José y María a pesar de su temprana edad mantenían su pureza sexual ya estando comprometidos.
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[1] Joachim Jeremias, Jerusalén en tiempos de Jesús: Estudio económico y social del mundo del Nuevo Testamento (2ª ed.; Madrid: Cristiandad, 1980), 376, n. 54. 
[2] Cf. m. ’Abot. 5:21; b. Qiddushim 29b–30a. 
[3] Cf. m. Ketubot 1:2; 4:2. Se les trataba como “esposo” y “esposa”. 
[4] Cf. m. Ketubot 1:5; b. Ketubot 9b, 12a; Clinton E. Arnold, Zondervan Illustrated Bible Backgrounds Commentary Volume 1: Matthew, Mark , Luke (Grand Rapids: Zondervan, 2002), 11. 
[5] Cf. m. Ketubot 5:2; m. Nedarim 10:5. 
[6] Cf. Dio Cassius, Roman History 54.16.7

sábado, 15 de diciembre de 2012

Navidad, José, María y la adolescencia

http://uploads5.wikipaintings.org/images/bartolome-esteban-murillo/the-holy-family-with-the-little-bird.jpg

La navidad ha inspirado a los artistas que usando su imaginación han pintado las escenas relatadas en los evangelios. Desde mi infancia imaginé a José como un hombre mayor muy barbudo (casi anciano) y a su esposa, María, como una mujer adulta pero más joven que José. Como en los evangelios luego no se menciona a José, concluía que debió ser muy anciano cuando se casó y posiblemente había fallecido antes de que Jesús iniciara su ministerio. Todas estas ideas fueron alimentadas y reforzadas por el arte tradicional. Dejando atrás mi imaginación infantil, lo más probable es que José haya tenido entre 18 a 20 años al momento de desposar a María, pues esa era la edad normal para contraer matrimonio en el caso de los varones.[1] De acuerdo a la Mishná era aconsejable que un varón se case a los 18 años, a los 20 asuma la responsabilidad de proveer para la familia (m. ʾAbot 5:21). Se consideraba que un varón de 20 años y aún soltero gastaba todo el día en el pecado (b. Qiddushin 29b). Los judíos de la diáspora contraían matrimonio aproximadamente a los 22 años.[2] En el caso de las mujeres, la edad normal para contraer matrimonio era 12 a 12½ años.[3] Se consideraba como un mal proceder no dar en matrimonio a una hija una vez pasada la pubertad (m. Sanhedrin 76b; Pesiqta de Rab Kahana 11:6), había casos inusuales de mujeres casándose a los veinte. Los varones tenían que asumir responsabilidades de adulto a los 13 años (m. ʾAbot 5:21; ʾAbot de Rabbi Nathan 16A; Pesiqta de Rab Kahana Suplemento 3:2), y José a los 18 o 20 años ya reunía los requisitos para poder casarse.[4] 
En nuestra cultura occidental se considera la adolescencia como una etapa de crisis de identidad. Psicólogos, sociólogos y educadores consideran la adolescencia como una etapa del desarrollo que plantea una problemática constante. A contrapelo de lo que sucede en nuestra cultura, en la Biblia, y especialmente en las narraciones acerca del nacimiento de Jesús, José y María (dos adolescentes con toda probabilidad) son un modelo de fe, humildad y obediencia a la voluntad de Dios.
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[1] Joachim Jeremias, Las Parábolas de Jesús (3ª ed.; Estella: Verbo Divino, 1974), 159. 
[2] Corpus Inscriptionum Iudaicarum, 1:409, §553. 
[3] Hermann L. Strack y Paul Billerbeck, Kommentar zum neuen Testament aus Talmud und Midrasch (München: Beck, 1924), 374. 
[4] Craig S. Keener, The Gospel of Matthew: A Socio-Rhetorical Commentary (Grand Rapids; Cambridge: Eerdmans, 2009), 88.

Navidad y Papá Noel

La navidad es una celebración cristiana. Pero, la cultura consumista y materialista que nada tiene que ver con los valores cristianos la ha deformado usando la figura de Papá Noel. Sin embargo, Papá Noel no es cristiano, es hijo de esta cultura consumista y alienante. Aunque se trata de asociar a dicho personaje con Nicolás de Mira, francamente Papá Noel nada tiene que ver con Nicolás de Mira el cual no es ni mito ni leyenda, el cual sí fue cristiano. Nicolás no estaba en los centros comerciales para estimular el consumo. Nicolás no vivía en el polo norte, era un pastor que vivía entre la gente. Nicolás no esperaba diciembre para acordarse de la gente, Nicolás amaba a su prójimo y visitaba a los pobres. Nicolás era un discípulo de Jesús. Jesús no nació en un centro comercial, sino en una pequeña aldea, entre los pobres. Jesús se solidarizó con los seres humanos para darnos la liberación de nuestros pecados proveyendo un sacrificio sustitutorio. Como dice Pablo en su carta a los Gálatas 4:4-5:
4 Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, 5 para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos.
Navidad está dentro del plan eterno de redención y eso se debe celebrar.
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