miércoles, 27 de noviembre de 2013

El rico y Lázaro ¿una leyenda egipcia/judía?

Desde la publicación de la monografía de Hugo Gressmannn, Vom reichen Mann und armen Lazarus: Eine literargeschichtliche Studie (Abhandlungen der königlichen preussischen Akademie der Wissenschaften phil.-hist. Kl. 7; Berlin: Königliche Akademie der Wissenschaften, 1918) (se puede leer aquí), muchos estudiantes de la Biblia consideraron el relato acerca del rico y Lázaro (Lc. 16:19-31) como una reelaboración de un cuento antiguo de origen egipcio. Fitzmyer resume la propuesta de Gressmann así:
... [La investigación de Gressmann] llamó la atención de los investigadores sobre una historia egipcia, escrita en lengua demótica al dorso de un documento griego, fechado el año siete del emperador Claudio (año 47 d. C); la historia se refiere a la retribución, en el más allá, de las penalidades sufridas en la vida presente. Un niño egipcio, reencarnación de Si-Osiris y engendrado milagrosamente por Satme Khamuas, lleva a su padre a visitar el reino de los muertos, Amente. Su intención es mostrarle la suerte que han corrido dos personajes diferentes: uno, un rico que, al morir, fue llorado por todo un coro de plañideras, lo amortajaron con los vestidos más finos y selectos y le hicieron un funeral de lo más suntuoso; el otro, un pobre desgraciado, un mendigo que, al morir, no fue objeto de duelo, sino que se lo llevaron en una parihuela y lo enterraron en una fosa común en la ciudad de Menfis. Ahora, ahí está el rico, con un pivote de las bisagras de su puerta clavado en la órbita de su ojo derecho, que le produce un tormento atroz; pero en otro recinto está Osiris, rey de Amente, sentado en su trono y, junto a él, radiante de felicidad, está el mendigo, engalanado con los vestidos del rico. Entonces, Si-Osiris dice a su padre: “Cuando tú llegues a Amente, ojalá te traten como a ese mendigo y no como al otro, el desgraciado ricachón”.[1] 
Los detalles de esta historia se pueden leer en F. L. Griffith, Stories of the High Priests of Memphis [Oxford: Clarendon, 1900] 42–43 (ver aquí). Gressmann sostuvo que la leyenda egipcia fue introducida en el judaísmo por medio de los judíos alejandrinos cristalizándose en el cuento del publicano rico Bar Maʿyan (j Ḥagiga 77d [2:2]). El relato talmúdico cuenta acerca de dos hombres santos en Ascalón que comían y bebían juntos, y estudiaban la Torah juntos. Uno de ellos murió y no se le hizo un duelo apropiado. Pero, cuando Bar Maʿyan, el publicano del pueblo, murió todo el pueblo hizo duelo por él. El amigo sobreviviente comenzó a llorar por la aparente injusticia. En esa circunstancia se le aparece en sueños el amigo difunto quien le dijo que había cometido un solo pecado, mientras el publicano rico había hecho una sola obra buena. El entierro sin duelo fue el castigo por ese único pecado que consistió en ponerse primero la filacteria de la cabeza antes de la que se coloca en la mano (¡!). La obra meritoria de Bar Maʿyan fue un banquete que hizo para sus concejales los cuales no llegaron y convidó al pobre para que la comida no se desperdicie. Al cabo de unos días el santo vio en sueños a su compañero paseando entre jardines, huertos y fuentes de agua. En cambio, vio a Bar Maʿyan con la lengua fuera, junto a un río que no podía alcanzar.[2] 
Como dice Bauckham, si la versión judía en el Talmud palestino es aparentemente la misma historia egipcia, esto no se puede decir del relato registrado en Lucas. Gressmann resaltó sus semejanzas, pero no se prestó mucha atención a las diferencias que son cruciales. Bauckham alista estas diferencias: 
  1. La historia egipcia y su versión en el Talmud comienzan con la forma de trato en los entierros del rico y el pobre que juega un rol clave, mientras que en el relato de Lucas no hay ninguna referencia al entierro de Lázaro. El énfasis en el relato lucano está en las condiciones de vida. 
  2. Las leyendas egipcia y judía contienen una revelación del destino de los dos hombres después de la muerte. Esta revelación es dada a uno de los personajes de la historia que había presenciado sus entierros. Esto no sucede en el relato lucano, los oyentes o lectores saben lo que sucede a Lázaro y al rico sin que haya un personaje de la historia que revele. Este contraste no es tan simple porque en el mismo relato bíblico el rico pide una revelación para advertir a sus hermanos pero se rechaza la posibilidad esa revelación de los destinos de Lázaro y el rico posteriores a la muerte. 
  3. En las historias egipcia y judía los destinos del rico y del pobre dependen de sus obras. El destino del pobre se debe al hecho de que sus buenas obras superan en número a sus malas acciones, mientras que el destino del rico se debe al hecho de que sus malas obras superan en número a sus buenas acciones. La historia judía convierte en recompensa el noble entierro del rico por una buena obra que hizo, y el entierro ignorado del pobre fue el castigo por un solo pecado. En cambio en el relato de Lucas no hay ninguna referencia a las buenas obras de Lázaro o a las malas obras del rico. La razón que se da es “Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado” (Lc. 16:25).[3] 
Hay quienes han usado las conclusiones de Gressmann para afirmar que Jesús sólo usó un cuento egipcio. Pero, luego de prestar atención a estas diferencias, coincido con Bauckham cuando afirma 
Este análisis debe dejar en considerable duda la suposición de que la historia egipcia era verdaderamente la fuente de la parábola, como Gressmann arguyó y muchos le han seguido en esa afirmación.[4] 
Por eso, hay razones de peso para cuestionar a quienes catalogan de "cuento egipcio" el relato del rico y Lázaro.

____________________
[1] Joseph A. Fitzmyer, S.J., El evangelio según Lucas III: traducción y comentario. Capítulos 8,22-18,14 (Madrid: Cristiandad, 1985), 749. 
[2] Cf. Jacob Neusner, The Jerusalem Talmud: A Translation and Commentary (Peabody,: Hendrickson, 2008), j Ḥagiga 77d (2:2). 
[3] Cf. Richard Bauckham, "The rich man and Lazarus: the parable and the parallels" en The fate of the dead: Studies on the Jewish and Christian Apocalypses (Leiden: Brill, 1998), 99-100. 
[4] Bauckham, op. cit., 101.

martes, 19 de noviembre de 2013

Visitando Maranatha Baptist Bible College

Dios me ha dado la oportunidad de visitar el campus de Maranatha Baptist Bible College. Ha sido un tiempo de mucha edificación, comunión, aprendizaje y desafíos. Ahora a trabajar en los proyectos que tenemos por delante y que todo sea para alabanza de la gloria de Dios.

domingo, 27 de octubre de 2013

El hombre cojo de nacimiento en Hechos 3:1-10

Quiero meditar un poco en este hombre. La perspectiva de lo que hoy denominamos enfermedades en tiempos bíblicos era un tanto diferente. Por ejemplo, en Hch. 3:2 se nos dice que había un hombre cojo (χωλός jōlos, NVI: "lisiado", Biblia del Peregrino: "paralítico"). Este adjetivo aparece 5 veces en Mt., 1 vez en Mr., 3 veces en Lc., 1 vez en Jn., 3 veces en Hch. y 1 vez en He. 12:13 (un total de 14 veces). 
Los escritores clásicos usaron este adjetivo para referirse a un impedimento para caminar ya sea por un problema en los pies o en otra parte de las piernas. Posteriormente esta palabra se usó para referirse a una deformidad o problemas en las manos. 
El AT fue escrito en hebreo y la palabra para cojo es פסח pissēaḥ. En la traducción del AT al griego llamada la Versión de Los Setenta se usa χωλός jōlos que traduce pissēaḥ. A partir de lo que dice Lv. 21:18, en el judaísmo de esos tiempos se consideraba esta discapacidad como un defecto, una deficiencia física, y no como una enfermedad en el sentido moderno. Esta condición descalificaba a un varón de cumplir el oficio sacerdotal. Es probable que alguien no sólo se sorprenda, sino que se escandalice de este tipo de regulaciones. Pero, eso sería muy precipitado porque en la visión del mundo que hay en la Biblia el pecado ha arruinado todo, incluso el mundo físico. La imperfección corporal es evidencia de aquel problema que es el mal cósmico, el pecado. La perfección corporal era vista como una expresión externa de la idea de santidad. En nuestras sociedades no somos realmente conscientes de la naturaleza destructiva del pecado. Sólo se le estudia desde un punto de vista moral o "espiritual" como si no afectase la totalidad del ser. A la vez, este texto nos muestra que para acercarse a Dios la norma es la perfección. 
El dolor emocional experimentado por el hombre cojo de Hch. 3 debió haber sido muy profundo. Un hombre cojo no sólo sufría por su discapacidad, sino también por la imposibilidad de acercarse a Dios. Angustia espiritual era probablemente la experiencia interna vivida todos los días por aquel hombre cojo del capítulo 3 de Hechos desde que fue consciente de su condición. En cambio, cuántos líderes religiosos dentro de aquél santuario gozaban de "perfección" física, aptos para los rituales levíticos, pero tan inconscientes de su propia perversidad. El cojo dependiendo de las limosnas y los líderes religiosos enriquecidos traficando con las almas. El cojo dependiendo de que otros le transporten, los líderes religiosos en cambio llenos de poder por su posición. Es por eso que nuestro hombre cojo está más lleno de la esperanza mesiánica que aquellos religiosos que creían ser ya parte del reino de Dios. 
Este hombre cojo probablemente tenía en su mente, como buen judío aquél pasaje del profeta Isaías 33:23 y 35:5-6. Jesús le mandó a decir a Juan el Bautista que su ministerio consistía que los cojos andasen (Lc. 7:22). Y, como Jesús, la iglesia continúa llevando la esperanza mesiánica a los cojos. Al ser sanado en el nombre de Jesús, este cojo es hecho perfecto, puede acercarse a Dios, puede entrar al templo. Pero, es en el nombre de Jesús, no como una fórmula mágica, sino como El Único Nombre en el cual hay salvación. Me llama la atención que hay un cojo judío siendo sanado, pero hay también cojos samaritanos (Hch. 8:7) y un cojo gentil en Listra (Hch. 14:8) indicando que el Mesías no sólo salva a y es la esperanza de Jerusalén y Judea, sino también de Samaria y hasta lo último de la tierra (Hch. 1:8).

domingo, 6 de octubre de 2013

Algunas reflexiones sobre Hechos 2:37

Como mencioné estoy exponiendo el libro de Hechos. La lectura de la Biblia, y de este libro en particular, me lleva a repensar varias cosas. Comparto algunas reflexiones aquí. El capítulo 2, versículos 1-41, puede dividirse en 3 partes: el acontecimiento de la venida del Espíritu Santo (vv. 1–13), luego tenemos la explicación de Pedro y la consiguiente exaltación de Jesús como Señor y Cristo (vv. 14–36), y finalmente tenemos la reacción (vv. 37-41). Insisto en que Jesucristo continúa siendo el Actor principal del relato. El capítulo 2 es Jesús el Cristo cumpliendo Su promesa, dotando de poder y Presencia del Espíritu a Su iglesia, para hablar el evangelio de Jesús el Mesías.
Con respecto a la reacción de las personas, v. 37 dice:
Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? 
El aoristo κατενύγησαν es muy gráfico pues el verbo κατανύσσομαι literalmente significa ser perforado o apuñalado (BDAG, 523), en este caso se usa aquí de un modo figurado para indicar que los oyentes experimentaron un dolor muy agudo. Aquél dolor lo experimentaron al oír la palabra predicada por Pedro. Merece destacarse que el dolor lo sintieron en el corazón (καρδία). Actualmente el corazón es un símbolo solamente de lo sentimental, pero en aquellos tiempos el corazón representaba el centro y la fuente de toda la vida interna, es decir, los pensamientos, los sentimientos y la voluntad (BDAG, 508). Aquí "corazón" está en singular entendiéndose distributivamente (D. L. Bock, Acts [BECNT; Grand Rapids: Baker, 2007], 141.), o sea, cada persona experimentó el dolor en su propio corazón.
Las personas fueron tocadas por la penetrante y aguda espada del Espíritu en lo más profundo de sus conciencias, pero esto no era suficiente. El Espíritu les ha convencido de su pecado (Jn. 16:8), y dan un paso más. Ellos dirigieron su pregunta a Pedro y también a los otros probablemente porque previamente al discurso de Pedro hubo una difusión políglota en la cual intervinieron los otros apóstoles. Los oyentes se dirigen respetuosamente (A. T. Robertson, Comentario Al Texto Griego Del Nuevo Testamento [Barcelona: Clie, 2003], 277) a Pedro y a los demás apóstoles como "varones hermanos" una expresión muy frecuente en Hechos (1:16; 2:29,37; 7:2,26; 13:15,26,38; 15:7,13; 22:1; 23:1,6; 28:17). La pregunta "¿qué haremos?" nos recuerda lo que preguntaban las personas a Juan el Bautista cuando estaba predicando del arrepentimiento (Lc. 3:12,14). También, nos recuerda la pregunta hecha a Jesús: "Y he aquí un intérprete de la ley se levantó y dijo, para probarle: Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna?" (Lc. 10:25). En este contexto probablemente la pregunta sea sincera y no como aquella hecha por el intérprete de la ley.
Aquí, algunos pensamientos, y quiera Dios que podamos repensar nuestra homilética y nuestra misión:
  • A pesar de toda esta descripción: dolor en la conciencia e interés en qué hacer, todavía esta multitud debe arrepentirse y creer en la Persona y la Obra de Jesús el Mesías (vv. 38-41).
  • La reacción ante la palabra de Cristo como ocurrió aquí nos ilustra la clase de reacción esperada ante el evangelio. 
  • Hoy, a la inversa de Pedro, podemos estar preocupados en disminuir lo más posible el dolor de conciencia al hombre moderno y postmoderno. 
  • A nuestra predicación le agregamos anestésicos para evitar dolor en la conciencia, cuando es urgente despertar las conciencias.

viernes, 4 de octubre de 2013

Algunos detalles acerca del artículo definido en hebreo

Los gramáticos del hebreo generalmente afirman que el artículo era originariamente un demostrativo (Joüon-Muraoka § 35; R. Meyer § 32; Gesenius § 35). Gesenius consideraba al artículo como una clase de pronombre demostrativo. Joüon-Muraoka ve todavía una fuerza demostrativa un tanto débil, pero retenida en el artículo.
  1. Esto significa que el artículo definido señala identidad. Los gramáticos consideran al artículo definido como un identificador.
  2. En hebreo no hay artículo indefinido, pero eso no significa que no haya esa categoría. Usualmente la ausencia del artículo definido y el contexto indican la categoría indefinida de un sustantivo que se enfoca en la clase. Los gramáticos consideran al indefinido como clasificador.
Un detalle interesante es que en nuestra traducción (Reina-Valera 1960) de Gn. 3:24 se lee:
"y una espada encendida que se revolvía por todos lados"
Pero, en hebreo el sustantivo "espada" no es indefinido, sino definido porque usa el artículo:
הַחֶ֙רֶב haḥereb, así podría traducirse: "y la espada encendida que se revolvía por todos lados".
El artículo aquí no se refiere a una mención previa (anáfora) porque no se ha mencionado ninguna espada (por eso en español nos sorprende el artículo), sino resalta lo definido y único de la espada, además, se trataría de algo conocido para el lector aunque no se menciona nuevamente en la Biblia exactamente con los mismos términos. Hasta donde he podido leer, sólo Nahum M. Sarna advierte este detalle (Genesis [JPS Torah Commentary; Philadelphia: Jewish Publication Society, 1989], 30.)

El artículo hebreo delante de guturales y la letra reš (ר)

Cuando la primera letra es gutural*, y por consiguiente no admite dageš, se dan las siguientes variantes:
a) delante de palabras que empiezan con las letras ˒alef א, ˓ayin ע y reš ר el artículo es הָ:
הָאוֹר hāʾôr "la luz" (Gn. 1:4)
הָראֹשׁ hārōš "la cabeza" (Lv. 1:8)
b) delante de he ה het ח el artículo sigue siendo הַ:
הַהֵיכָל hahêkāl "el templo" o "el palacio" (1 R. 6:17)
הַח֫שֶׁךְ haḥōšek "la oscuridad" o "la tiniebla" (en Gn. 1:4,18; Dt. 5:23; Ec. 2:13; 11:8; Is. 60:2 se traduce como "las tinieblas", en plural, pero en hebreo es singular)
c) delante de hā הָ y ʿā עָ sin acento y delante de ḥā חָ acentuado o sin acento (átono), la vocal del artículo es un segôl:
הֶהָרִים hehārîm "las montañas" (Gn. 7:19,20)
d) delante de hā הָ y ʿā עָ acentuadas la vocal del artículo es un qameṣ, הָ:
הָהָר hāhār "la montaña" (Éx. 3:12)

* Se considera gutural (del latín guttur = "garganta") a las siguientes letras hebreas: א (˒alef), ה (he), ח (het) y ע (˓ayin). La letra ר (reš) comparte características en común con las guturales.

Escribiendo las letras hebreas

 fuente: akhlah.com
Para conocer el valor numérico y la pronunciación equivalente en español, por favor vea esta entrada Alfabeto hebreo.
Le puede interesar: Artículo definido en hebreo.

Alfabeto hebreo



Valor numérico
Nombre (transcripción académica)
Pronunciación de los nombres en español
Imprenta
Sonido
final
inicio

1
ʾā́lĕf
álef

א
Muda
2
bêt
bet

בּ
B como en Barco




ב
V como en Vaca
3
ǵîmĕl
guimel

ג
G como en Gato
4
dā́lĕt
dálet

ד
D como en Dedo
5
hēʾ
je

ה
H inglesa como en Hat
6
vāv
vav

ו
V como en Valor
7
źăyĭn
zayin

ז
Z italiana como en piZZa
8
ḥêt
jet

ח
J como en Jarra
9
ṭêt
tet

ט
T como en Toro
10
yôd
yod

י
Y como en Yoyo
20
kāf
caf

כּ‍
K como en Kilo



ך
כ‍
J como en BaCH
30
lā́mĕd
lámed

ל
L as in Lote
40
mēm
mem
ם
מ‍
M como en Mamá
50
nûn
nun
ן
נ‍
N como en Niño
60
sā́mĕkh
sámej

ס
S como en Silla
70
ʿắyĭn
ayin

ע
Oclusión glótica (muda)
80
pēʾ
pe

פּ
P como en Papá



‍ף
פ
F como en Familia
90
ṣā́dê
tsade
ץ
צ‍
TS como en TSetsé
100
qôf
cof

ק
K as in Key
200
rêš
resh

ר
R como en Radio
300
śîn
sin

שׂ
S como en Silla

šîn
shin

שׁ
SH como en SHámbar
400
tāv
tav

ת
T como en Toro