Afirmaciones de este tipo son comunes entre nosotros. La misma palabra "aoristo" es asociada con cierto conocimiento esotérico e inaccesible, que sólo las almas iluminadas pueden acceder a él.
Una obra seminal que ha ayudado a la desmitologización del aoristo es el artículo del profesor Frank Stagg publicado en 1972 (¡!). El artículo está disponible en internet, se intitula "The abused aorist".
Por ejemplo, en Marcos 1.11 leemos "Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia [εὐδόκησα indicativo aoristo de εὐδοκέω “tener complacencia”]". Obviamente no entendemos que Dios tuvo complacencia en Su Hijo sólo una vez en algún punto de la eternidad.
Me parece acertado lo que dice el profesor Stephen Levinsohn:
"Termino con una advertencia final. Si al hacer la exégesis de un pasaje, se tienen en cuenta los rasgos discursivos del texto griego, por lo general el resultado NO será una nueva interpretación del pasaje. Pero el hecho de haber tenido en cuenta tales rasgos permitirá al exegeta poder escoger entre las diversas interpretaciones existentes".
________
[1] Stephen H. Levinsohn, "La aplicación del estudio de los rasgos discursivos a la exégesis del Nuevo Testamento", 9.
No hay comentarios:
Publicar un comentario