No suelo escribir sobre cuestiones políticas no porque sea ajeno a tales asuntos, o que apoyo una actitud apolítica. Entiendo que hay suficientes principios en las Escrituras los cuales han informado, reformado y transformado mi discernimiento de la realidad socio-política peruana y latinoamericana. En la Biblia, Dios no es indiferente a los asuntos políticos, y por cierto que el enemigo de nuestras almas tampoco está al margen. Los profetas de Israel, el Señor Jesucristo y los escritores del Nuevo Testamento no permanecieron callados ante quienes estaban en el poder. Denunciaron no sólo a los grupos de poder que abusaron del pueblo, sino que denunciaron al sistema que legitimaba tal opresión. Usualmente los opresores del pueblo tenían en su haber, además, la corrupción. Si hay algo que en el período fujimorista sucedió, aquello queda muy bien descrito por lo que dijo Isaías:
Isaías 1:23 Tus príncipes, prevaricadores y compañeros de ladrones; todos aman el soborno, y van tras las recompensas; no hacen justicia al huérfano, ni llega a ellos la causa de la viuda.
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