Aunque no esté de acuerdo con las propuestas teológicas del teólogo metodista José Míguez Bonino, su evaluación sobre la cuestión de la justicia en el marco de las instituciones sociales es pertinente.
La justicia es la primera virtud de las instituciones sociales, como la verdad lo es de los sistemas de pensamiento. Una teoría, por muy atractiva y esclarecedora que sea, tiene que ser rechazada o revisada si no es verdadera; de igual modo, no importa que las leyes e instituciones estén ordenadas y sean eficientes; si son injustas han de ser reformadas o abolidas. Cada persona posee una inviolabilidad fundada en la justicia que incluso el bienestar de la sociedad como un todo no puede atropellar… La única cosa que nos permite asentir a una teoría errónea es la falta de una teoría mejor; análogamente una injusticia sólo es tolerable cuando es necesaria para evitar una injusticia aún mayor. Siendo las primeras virtudes de la actividad humana, la verdad y la justicia no pueden estar sujetas a transacciones.[1]
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[1] José Míguez Bonino, Poder del evangelio y poder político (Buenos Aires: Kairós, 1999), 39.
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