martes, 1 de septiembre de 2009

E. Carballosa y el Género del Apocalipsis


Al interpretar un texto de la Biblia, se debe precisar el género literario al cual pertenece. Cosa no tan fácil con el libro del Apocalipsis. La cuestión del género al que pertenece dicho libro es muy debatida. Al inicio del libro se sugiere que “pertenece a tres tipos de obras literarias, o sea lo apocalíptico, lo profético y lo epistolar”[1]. Ya me he referido al Dr. Carballosa (aquí, y las vídeo-conferencias sobre Apocalipsis están disponibles aquí). El Dr. Carballosa afirma lo siguiente con respecto al género del libro del Apocalipsis:
El libro pertenece al género apocalíptico. Este tipo de literatura posee las siguientes características: (1) El mensaje se comunica a través de símbolos y visiones; (2) la presencia de un mensajero celestial que declara o interpreta el significado de dichos símbolos; (3) la fuerza del mensaje es eminentemente profética y, más aún, escatológica; y (4) esta literatura se escribió primordialmente en un entorno exílico. En ese sentido, el Apocalipsis pertenece al mismo género literario que los libros de Daniel, Ezequiel y Zacarías.[2]
Sin embargo, el Dr. Carballosa hace una aclaración:
De ningún modo debe confundirse el Apocalipsis canónico, es decir, que aparece en la literatura inspirada del Nuevo Testamento, con los apocalipsis pseudoepigráficos que circularon entre los judíos y los cristianos de los primeros siglos de nuestra era. Obras tales como el Cuarto Libro de Esdras, el Libro de Enoc, los Testamentos de los Doce Patriarcas, el Apocalipsis de Baruc, los Oráculos Sibelinos (sic), etc., no fueron escritos bajo la supervisión del Espíritu Santo y, por lo tanto, no caben dentro del Canon Sagrado.[3]
Sin embargo, hay autores que insisten en lo contrario, que el libro del Apocalipsis a pesar de ser un caso singular pertenece a esta clase de apocalipsis.[4]

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[1] George R. Beasley-Murray, Apocalipsis (NCB Siglo Veintiuno, edición electrónica).
[2] Evis Luis Carballosa, Apocalipsis: La consumación del plan eterno de Dios (Grand Rapids: Portavoz, 1997), 15.
[3] Ibid.
[4] Cf. Philipp Vielhauer, Introducción al Nuevo Testamento, los apócrifos y los padres apostólicos (Salamanca: Sígueme, 1991), 496-544.

miércoles, 26 de agosto de 2009

"el mucho estudio (וְלַהַג) es fatiga de la carne" (Ecl. 12.12)

Retrato del Erudito de Domenico Feti (1589-1623)
(imagen: amfirstbooks.com)
Es común la protesta en contra de la investigación bíblica. Se cree que el estudio es incompatible con la obra del Espíritu Santo. Generalmente se apela a Ecl. 12.12:
Ahora, hijo mío, a más de esto, sé amonestado. No hay fin de hacer muchos libros; y el mucho estudio (וְלַהַג) es fatiga de la carne.

Duane A. Garrett (foto: sbts.edu)



Resulta particularmente curioso que en el AT heb. la palabra לַהַג (“estudio, i.e., devoción a los libros”[1]), sea usada negativamente por el autor de Eclesiastés. Pero, como afirma el Dr. Duane A. Garrett, profesor “John R. Sampey” de interpretación del Antiguo Testamento en el Southern Baptist Theological Seminary,


El contraste no es entre el estudio de la sabiduría canónica versus el de la sabiduría no-canónica, sino entre el fracaso en apreciar la sabiduría por un lado y el celo excesivo por el estudio en el otro lado[1]

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[1] BDB, 529.

[2] Duane A. Garrett, Proverbs, Ecclesiastes, Song of Songs (NAC 14; Nashville: Broadman & Holman, 1993), 344.

martes, 25 de agosto de 2009

Artículos sobre el movimiento de prosperidad

Esta vez, me parece significativo resaltar dos artículos publicados ayer por el Dr. Juan Stam acerca del movimiento de la prosperidad:
  1. ¿Es bíblica la teología de la prosperidad?
  2. El evangelio y la riqueza: el paradigma cristológico (2 Cor 8-9)
En algunos artículos anteriores he comentado la forma en que interpretan la Biblia los maestros de la prosperidad. No ha sido uno de mis temas favoritos. Por ejemplo, comenté la forma cómo se manipula un pasaje como καλοῦντος τὰ μὴ ὄντα ὡς ὄντα (Ro. 4.17) para afirmar que nuestras palabras tienen "poder creativo". Me remití a Oral Roberts y D. Yonggi Cho cuando interpretan 3 Juan 2; luego di un vistazo al verbo εὐοδόω "prosperar" (3 Jn. 2). Más adelante, me llamó la atención un vídeo donde se apreciaban las falacias exegéticas cometidas por un predicador de la prosperidad. Luego consulté la interpretación de Gordon D. Fee sobre 3Jn. 2 contra la de David Yonggi Cho et al.

jueves, 20 de agosto de 2009

"No juzguéis" Mt. 7.1

En un artículo que escribí hace poco, destaqué una cita del Dr. Carson en donde nos advierte a que revisemos nuestras actitudes a la hora de evaluar las falacias exegéticas. Bueno es empezar por evaluar las propias. Por mi parte, me siento terriblemente responsable de muchas falacias que pronuncié. Ha sido una bendición acceder al púlpito a temprana edad, y a la vez, una condenación pesa sobre mí (Stg. 3.1: εἰδότες ὅτι μεῖζον κρίμα λημψόμεθα sabiendo que recibiremos mayor condenación”). Si bien es cierto, creía sinceramente que había interpretado rigurosamente la Biblia, en realidad estaba sinceramente equivocado. No puedo retroceder en el tiempo, pero puedo autoexaminarme, autoconfrontarme y corregir lo erróneo de mi metodología exegética. Tengo el derecho de estar en desacuerdo con mi anterior exégesis defectuosa. Sería una tragedia mayúscula permanecer impávido sin enmendarme.

Un texto que es pertinente respecto a la autocrítica y la autoevaluación es Mt. 7.1-5. De este pasaje, el v. 1 es el más famoso. Es breve y fácil de memorizar aún en griego:

Μὴ κρίνετε, ἵνα μὴ κριθῆτε

“No juzguéis, para que no seáis juzgados.”

Lo lamentable con este texto es que sencillamente ha sido malentendido. Por ejemplo, el Dr. Stam ha escrito varios artículos en donde cuestiona a la luz de la Biblia la veracidad de las enseñanzas divulgadas por algunos que se autodenominan “apóstoles.” En tales discusiones, Mt. 7.1 es esgrimido casi como un cliché para defender a los implicados. Peor aún, uno de los “apóstoles” enseñó que se debe dejar de juzgar. Lo absurdo de esto es que quienes usan este texto también están ejerciendo el juicio crítico, a saber, quienes citan Mt. 7.1 están convencidos que el proceder de personas como el hermano Stam están en lo incorrecto (¡!). (Ver respuesta del hermano Stam)

Si este texto existiera aislado en el NT, y si fuera el único, el mandato parecería absoluto. Pero, un principio muy sencillo para recordar es que un texto se debe entender en su contexto.

El verbo que usa Cristo es κρίνω que significa “juzgar, emitir un juicio sobre, expresar una opinión.”[1] Ahora, κρίνετε es un imperativo presente, lo que indicaría que Jesús está prohibiendo la práctica de un hábito (o la continuación de una acción).[2] A esto preguntamos ¿Jesucristo prohíbe toda clase de juicio? La respuesta es definitivamente no. Porque el Señor Jesucristo mismo indica la existencia de personas que identifica como “perros y cerdos” (Mt. 7.6), y advierte acerca de los falsos profetas (7.15-20).[3] Además, Jesucristo asume que debemos hacer juicios éticos con relación al hermano que peca como lo evidencia el texto de Mt. 18.15-17. En Jn. 7.24, el Señor Jesús ordena: μὴ κρίνετε κατʼ ὄψιν, ἀλλὰ τὴν δικαίαν κρίσιν κρίνετε “No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio” (nótese el imperativo presente). Por otro lado, Cristo mismo fue muy severo en sus críticas en contra de los fariseos. El apóstol Pablo juzgó el caso de un corintio en 1Co. 5.3: “he juzgado” κέκρικα (indicativo perfecto de κρίνω, el mismo verbo de Mt. 7.1). Lo significativo es que Pablo entiende que en dicha sentencia la iglesia en pleno está llamada a participar. Y eso no es todo, en 1Co. 5.12 hace una pregunta retórica: “¿No juzgáis (κρίνετε) vosotros a los que están dentro?” La respuesta a esta pregunta es: sí (cf. el mismo verbo κρίνω en 1Co. 6.2-3; 10.15; 11.13). Considérese la forma más enfática διακρίνω “evaluar prestando una cuidadosa atención,” de ahí, “emitir un juicio, juzgar”[4] en 1Co. 14.29 cuando se trata de las profecías, i.e., ¡los profetas no estaban exonerados de la evaluación crítica!). Pablo anatemiza a los que pregonan el falso evangelio (Gá. 1.8-9: “sea anatema” ἀνάθεμα ἔστω, este último es un verbo imperativo; cf. Flp. 3.2; 1Jn. 4.1). El ejemplo clásico son los bereanos (Hch. 17.11). De todos modos, se debe precisar como dice el Dr. Carballosa: “Una cosa es criticar en el sentido bíblico y otra cosa es ser un criticón y un censurador de todo lo que no gusta.”[5] Esto último, por supuesto, es incorrecto. Sin embargo, debe quedar claramente establecido que el juzgar de acuerdo a los parámetros bíblicos no es opcional, sino que es un mandato, y por lo tanto, un deber. La negligencia en cumplir este deber ha producido una omisión de la disciplina en la iglesia además de la introducción de enseñanzas heréticas.

¿Qué clase de juicio desaprueba el Señor Jesús? Sencillamente hay que leer el resto del pasaje (Mt. 7.2-5):

2 Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido. 3 ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? 4 ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? 5 ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.

Jesucristo desaprueba el juicio hipócrita. La hipocresía es la máscara de piedad con la que cuestionamos, pero debajo de la máscara están ocultas nuestras propias faltas que permanecen intactas y exceptuadas del juicio. Exigimos en los demás lo que no nos esforzamos en cumplir nosotros mismos. Censuramos en los demás lo que toleramos en nuestra propia vida. Condenamos a los demás sin percatarnos que estamos peor. Honestamente, debemos empezar por nuestra propia vida y de este modo poder ayudar a los demás.

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[1] BDAG, 567 s.v. κρίνω 2a.

[2] Cf. Daniel B. Wallace, Grammar Greek Beyond the Basics: An Exegetical Syntax of the New Testament (Grand Rapids: Zondervan, 1996), 724-25.

[3] D. A. Carson, Matthew. Expositor's Bible Commentary en CD-ROM.

[4] BDAG, 231 s.v. διακρίνω 3b.

[5] E. Luis Carballosa, Mateo 1-14: La Revelación de la Realeza de Cristo (Grand Rapids: Portavoz, 2007), 259.

Pedido de oración por nuestro traslado a Trujillo

No he tenido mucho tiempo para publicar. Mi familia y yo vamos a trasladarnos a la ciudad de Trujillo para ministrar en la iglesia bautista de “Fe.” Estamos en dichos preparativos. Les pido sus oraciones por tal razón. Estaremos muy agradecidos.
Por otro lado, tengo un asunto que me ha rondado estos días que lo compartiré.

lunes, 3 de agosto de 2009

Sismo de 5.0 en Ica

Otro sismo se acaba de sentir por aquí (03:10 pm), a 32 km al Sur-Este de Ica (Dpto. Ica ). De acuerdo al Instituto Geofísico del Perú ha sido de 5.0 Richter.

jueves, 30 de julio de 2009

Desmitificando a Bultmann


Estoy leyendo el libro de Rudof K. Bultmann, Historia de la Tradición Sinóptica (Salamanca: Sígueme, 2000). Tiene un "Prólogo a la Edición Castellana" (pp. 9-53) escrito por Xabier Pikaza. Y como es obvio, no es lo mismo leer acerca de Bultmann que leer a Bultmann. En realidad, eso se podría decir de cualquier autor. En mi caso particular, encuentro difícil de aceptar su postura filosófica. Pero, sigo leyéndolo.

Hallan inscripción aramea del siglo I en el monte de Sión


Foto: israelnationalnews.com


Una inscripción supuestamente en arameo que data del siglo I ha sido hallada en la zona del monte de Sión. La inscripción consta de 10 líneas. Según el Dr. Shimon Gibson se trataría de un hallazgo sin precedentes. Douglas Mangum y Jim West tienen artículos al respecto. Creo que las noticias de hallazgos arqueológicos recientes siempre son emocionantes.

sábado, 25 de julio de 2009

Himno Nacional del Perú

El 28 de julio se celebra en nuestro país el día de independencia. Aquí, el Himno Nacional del Perú interpretado por el tenor peruano Juan Diego Flores. La letra es obra del iqueño José de la Torre Ugarte y Alarcón.
Enlace: http://www.youtube.com/watch?v=yPmXQwARm2k



En especial, me gusta la última estrofa:
En su cima los Andes sostengan
la bandera o pendón bicolor,
que a los siglos anuncie el esfuerzo
que ser libres, por siempre nos dio.
A su sombra vivamos tranquilos,
y al nacer por sus cumbres el sol,
renovemos el gran juramento
que rendimos al Dios de Jacob
.
El "Cóndor Pasa" es la melodía andina representativa de nuestro país:

miércoles, 22 de julio de 2009

Peligro al criticar las falacias exegéticas



Quién no recuerda a los ancianos criticones de los muppets. Sólo se dedicaban a criticar. Verlo en los muppets era gracioso. Pero, no lo es cuando sucede en la iglesia. Tampoco en la exégesis. Hay quienes piensan que es divertido analizar las falacias cometidas por algunos predicadores. En mi caso, me resulta trágico, doloroso. Uno de mis autores favoritos es el Dr. D. A. Carson, profesor de Nuevo Testamento en Trinity Evangelical Divinity School en Deerfield, Illinois. Su valioso libro Exegetical Fallacies cambió profundamente mi modo de entender la exégesis.


Precisamente en este libro, el Dr. Carson advierte del peligro que acarrea el estudio de las falacias cometidas en la exégesis y la crítica.

Lo primero es que el negativismo persistente es espiritualmente peligroso. La persona que se traza como ambición de su vida el descubrir todo lo que es incorrecto —ya sea incorrecto con la vida o alguna parte de ella, como la exégesis—se expone a la destrucción espiritual. La gratitud a Dios tanto por las cosas buenas como por Su protección y propósito soberanos aún en las cosas malas, será la primera virtud a seguir. A esto le seguirá rápidamente la humildad, cuando el crítico, muy bien informado acerca de los defectos y la falacias (¡especialmente las de otros!), llega a sentirse superior a quienes él critica. La competitividad espiritual no es una virtud cristiana. El constante negativismo es un alimento que proporciona muchas calorías al orgullo. No he observado que los estudiantes de seminario, por no decir conferencistas de seminario, estén especialmente exentos de este peligro.[1]

Con gratitud a Dios y humildad debemos continuar con la tarea de la exégesis. Y si corresponde exponer las falacias cometidas, que Dios guarde nuestro corazón. Y, en todo, que Dios sea glorificado.


Cuando viene la soberbia, viene también la deshonra; Mas con los humildes está la sabiduría.
Pr. 11.2

Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.
1P. 4.11


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[1] D. A. Carson, Exegetical Fallacies (2ed.; Grand Rapids: Baker, 1996), 22.