miércoles, 30 de noviembre de 2011

¿"Cristo no pudo haber nacido el 25 de diciembre"?


Hay quienes manifiestan su total desacuerdo que se celebre la Navidad. El argumento es que Cristo no pudo haber nacido en la estación del invierno y, menos aún, el 25 de diciembre, por lo cual, es totalmente incorrecto celebrar la Navidad en la fecha tradicional.[1] Y, eso no es todo, pues algunos hasta califican de paganismo, consumismo y mundanal el celebrar la Navidad.
Mi interés no es polemizar, sino ofrecer información que podría ser útil para repensar esta cuestión y tener un mejor espíritu al tratar esta cuestión. Brevemente me centraré en la cuestión de la posibilidad de que el nacimiento de Jesús haya sido en el invierno.
J. Hampton Keathley III llamó mi atención hacia un artículo del Dr. Harold W. Hoehner. El fallecido Dr. Hoehner, profesor distinguido de Estudios del Nuevo Testamento en el Seminario Teológico de Dallas, era un especialista en cronología bíblica. Hoehner escribió:

Jesucristo entró en la historia de nuestro mundo, el cristianismo, por lo tanto, tiene base histórica. La columna vertebral de la historia es la cronología. Mientras que la historia es un relato sistemático de eventos en relación con una nación, institución, ciencia o arte; la cronología es la ciencia del tiempo. Busca establecer y acordar las fechas de los acontecimientos pasados en su secuencia correcta. Por lo tanto, la cronología sirve como un marco necesario sobre el cual los acontecimientos de la historia pueden ser encajados.[2]

La opinión del Hoehner era que a la luz de textos como Lucas 2:1, “parece que la evidencia nos llevaría a concluir que el nacimiento de Cristo se produjo en algún momento del invierno de 5/4 a.C.”[3]
Nuestra preocupación aquí no es con el año sino con el mes en que nació Cristo, o al menos la estación del año, es decir, invierno o primavera. ¿Una fecha durante el invierno está fuera de toda de duda? ¿Es posible o inclusive probable?
Se afirma que la tradición del 25 de diciembre como la fecha para el nacimiento de Cristo surgió en la época de Constantino (306–337 d.C.). Que esto fue una maniobra intencional para hacer coincidir la Navidad con la fiesta pagana de la Saturnalia o del surgimiento del sol desde las tinieblas.[4]
Hoehner señala que la fecha tradicional para el nacimiento de Cristo en el 25 de diciembre se remonta tan temprano como Hipólito (165-235 d.C.), discípulo de Ireneo, que fue discípulo de Policarpo, que fue discípulo del apóstol Juan. Aquí transcribo lo que Hipólito escribió:

Porque la primera venida de carne de Nuestro Señor, cuando nació en Belén, aconteció ocho días antes del primer día de enero, un día miércoles, en el cuadragésimo segundo año del reinado de Augusto, pero desde Adán, cinco mil quinientos años. Él sufrió en el año trigésimo tercero, ocho días antes del primer día de abril, un día viernes, el décimo octavo año de Tiberio César, en el consulado de Rufo y Rubelio. [Traducción mía]
γρ πρώτη παρουσία τοκυρίουμν ἡ ἔνσαρκος, ἐνγεγέννηταιν Βηθλεέμ, ἐγένετο πρὸ ὀκτκαλανδν ανουαρίων, ἡμέρτετράδι, βασιλεύοντος Αὐγούστου τεσσαρακοστὸν καδεύτεροντος, ἀπδὲ Ἀδὰμ πεντακισχιλιοστῷ καὶ πεντακοσιοστῷ ἔτει·παθεν δτριακοσττρίτῳ ἔτει πρὸ ὀκτκαλανδνπριλίων, ἡμέρπαρασκευῇ, ὀκτωκαιδεκάτῳ ἔτει Τιβερίου Καίσαρος, ὑπατεύοντοςούφου καὶ Ῥουβελλίωνος.[5]

Sin embargo, existe duda entre los eruditos acerca de la autenticidad de este pasaje, la razón es que un manuscrito del siglo X (el más antiguo disponible) incluye la frase πρὸ τεσσρωνπριλίων (“cuatro antes de abril”) justo antes de la frase πρὸ ὀκτκαλανδν ανουαρίων (“ocho días antes del primer día de enero”).[6] No obstante, hay quienes han argüido a favor de la autenticidad del texto.[7] Como lo expresa Johannes Quasten:

En el libro cuarto (c.23) aparece por primera vez en la literatura patrística el 25 de diciembre como fecha del nacimiento de Cristo y el 25 de marzo como la de su muerte. El autor afirma que Cristo nació en miércoles, 25 de diciembre, el año 42 del emperador Augusto. De ser auténtico este pasaje, sería de suma importancia para la historia de la fiesta de Navidad; pero parece ser una interpolación, aunque muy antigua.[8]

No obstante, como acertadamente señala Quasten, es una referencia muy antigua.
En la Iglesia Oriental el 6 de enero era la fecha para conmemorar el nacimiento de Cristo. Esta segunda fecha tradicional todavía es una fecha de invierno y no muy lejos del 25 de diciembre.
Crisóstomo (345-407 a.C.) en 386 declaró que el 25 de diciembre es la fecha correcta y de ahí pasó a ser la fecha oficial para el nacimiento de Cristo excepto en la Iglesia Oriental que aún conserva el 6 de enero.
Una de las principales objeciones ha sido que las ovejas durante los meses de invierno fueron guardadas, desde noviembre hasta marzo. Supuestamente, las ovejas no estaban fuera en los campos durante la noche. Sin embargo, esto no es tan concluyente como suena por las siguientes razones:[9]
1.      Pudo haber sido un invierno templado.
2.      No es totalmente cierto que las ovejas siempre eran guardadas durante los meses de invierno.
3.      Es cierto que durante los meses de invierno las ovejas fueron traídas desde el desierto, pero recordemos, Lucas nos dice que los pastores estaban cerca de Belén y no estaban en el desierto. Esto, más bien, indicaría que la navidad probablemente fue en los meses de invierno.
4.      La Mishná, Sheqalim 7.4 dice:
7:4    A         Un Ganado hallado entre Jerusalén y Migdal Eder –y en un rango equivalente en todos los lados de la ciudad-
B         [si es] macho, son considerados para ser ofrendas quemadas;
C         [si es] hembra, son considerados para ser ofrendas de paz.
D         R. Judá dice, “Aquello que es apropiado para las ofrendas de la Pascua son ofrendas de la Pascua [si se hallan] treinta días antes que el festival”.[10]

5.      Es decir, los pastores estaban alrededor fuera de Belén todo el año y el ganado digno de la Pascua estaba cercano en los campos al menos 30 días antes de la fiesta que podría ser en febrero (uno de los meses más fríos y más lluviosos del año). Así que diciembre es una fecha muy razonable.

James Kelso, profesor de Historia del Antiguo Testamento y Arqueología Bíblica en el Seminario Teológico Pittsburgh, un arqueólogo que pasó varios años viviendo en Palestina y que ha hecho una extensa investigación, dice esto:

La mejor temporada para los pastores de Belén es el invierno, cuando las fuertes lluvias hacen germinar un exquisito cultivo de césped nuevo. Después de las lluvias la una vez estéril tierra marrón desértica de repente es un campo de color verde brillante. Un año cuando excavando en Jericó del Nuevo Testamento, viví en Jerusalén y conduje a través de esta área dos veces cada día. En un solo punto del camino, pude ver a veces como cinco pastores con sus rebaños en una ladera. Un pastor se quedó con su rebaño en el mismo punto durante tres semanas, tan exuberante estaba la hierba. Pero tan pronto como las lluvias se detuvieron en la primavera, la tierra rápidamente tomó de nuevo su normal aspecto desértico.
Puesto que parece que haya habido un número de pastores que fueron a ver al niño Jesús, diciembre o enero serían los meses más probables.[11]

Estos datos indican que la fecha del 25 de diciembre no es una imposibilidad tal como a veces se argumenta. Creo que William Hendriksen, quien fue profesor del Nuevo Testamento en el Seminario Teológico Calvino, el cual a su vez cita a Lenski es acertadísimo y esto constituye una prudente conclusión:

No se puede probar ni refutar que Jesús haya nacido el 25 de diciembre. Sin embargo, estoy completamente de acuerdo con la afirmación de Lenski: “Aunque el 25 de diciembre es solamente tradicional… por lo menos es tradicional”.[12]

Si los ángeles, los pastores y los magos celebraron la venida de Jesús el Mesías, nosotros en respuesta devota podemos hacerlo movidos por nuestro amor a Quien nos amó primero. La encarnación del Hijo de Dios es una doctrina que la iglesia debe celebrar.
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Mateo 1:18: πρὶν ἢ συνελθεῖν αὐτοὺς ("antes que se juntasen")
Mateo 1:19: ἐβουλήθη λάθρᾳ ἀπολῦσαι αὐτήν ("quiso dejarla secretamente")
Mateo 1:19: Ἰωσὴφ δὲ ὁ ἀνὴρ αὐτῆς, δίκαιος ὢν ("José su marido, como era justo")
¿Los ángeles cantan?


[1] Cf. J. Hampton Keathley III, “Should Christians Celebrate Christmas?”, en línea: http://bible.org/article/should-christians-celebrate-christmas (visitado el 30 de noviembre del 2011).
[2] Harold W. Hoehner, “Chronological Aspects of the Life of Christ”, BibSac 130:520 (octubre, 1973): 338.
[3] Hoehner, op. cit., 350.
[4] Cf. Darrell L. Bock, Luke Volume 1: 1:1-9:50 (BECNT; Grand Rapids: Baker, 1994), 227.
[5] Comentarii in Danielem 4.23.3.
[6] Cf. Thomas J. Talley, The origins of the liturgical year (Collegeville: Liturgical Press, 1991), 86.
[7] Cf. T. C. Schmidt, “Hippolytus and December 25th as the date of Jesus’ birth”, en línea: http://www.chronicon.net/chroniconfiles/Hippolytus%20and%20December%2025th.pdf (visitado el 30 de noviembre de 2011).
[8] Johannes Quasten, Patrología I: Hasta el concilio de Nicea (3ª ed.; Madrid: BAC, 1978), 478.
[9] Cf. Keathley III, op. cit.
[10] Jacob Neusner, The Mishnah: A New Translation (New Haven: Yale University Press, 1988), 263.
[11] James Leo Kelso, An Archaeologist Looks At The Gospels (Word Books, 1969), 23-24. Citado por Keathley III, op. cit.
[12] William Hendriksen, Comentario Al Nuevo Testamento: El Evangelio Según San Lucas (Grand Rapids: Libros Desafío, 2002), 157.

martes, 18 de octubre de 2011

Cita citable

"Un Jesús sin nada de taumaturgo, idea propagada en la época de la Ilustración por pensadores como Thomas Jefferson, es un buen ejemplo de refundición de un profeta judío del siglo I para adaptarlo a la sensibilidad de una minoría intelectual moderna".
-John P. Meier  
Un judío marginal: Nueva visión del Jesús histórico (Navarra: Verbo Divino, 1999), II/1,41.

Interesante lo que afirma el profesor Meier, las obras que pretenden ser "vidas de Jesús" muchas veces son más expresión de los ideales de los escritores. Y, ¿acaso, no será la idea de un simple profeta judío del siglo I otra refundición de Meier?

domingo, 16 de octubre de 2011

Encabezado de Marcos (Mr 1:1)


Estoy exponiendo el evangelio de Marcos durante los días domingo por la noche. Dios mediante, espero poder publicar algunos alcances que espero sean de utilidad para un ulterior estudio de este santo evangelio.
El segundo evangelio abre con estas palabras:
Ἀρχὴ τοῦ εὐαγγελίου Ἰησοῦ Χριστοῦ [υἱοῦ θεοῦ].
ΑΡΧΗΤΟΥΕΥΑΓΓΕΛΙΟΥῙῩΧ̄ῩῩῩ(ΤΟΥ)Θ̄Ῡ
Esta oración independiente carece de predicado y funciona como un encabezado. A mi juicio, el sustantivo anarticulado Ἀρχή (“principio”) es polivalente, es decir, se puede aplicar a toda la obra y al prólogo, la porción comprendida en Mr 1:1-13 (ó hasta v. 15). El uso de sustantivos anarticulados en el inicio de un escrito se ajusta al estilo típicamente bíblico. Tanto el primer evangelio como también el libro de Apocalipsis tienen sustantivos anarticulados en sus encabezados. Esta clase de encabezados con sustantivos anarticulados aparece con frecuencia en los escritos proféticos. Esto sería una indicación que la oración de apertura del segundo evangelio constituye el encabezado de la obra. Debido al uso de esta palabra al inicio del texto griego del Génesis (Gn 1:1 LXX: ἐν ἀρχῇ ἐποίησεν ὁ θεὸς τὸν οὐρανὸν καὶ τὴν γῆν) y en el prólogo del cuarto evangelio (Jn 1:1: Ἐν ἀρχῇ ἦν ὁ λόγος, καὶ ὁ λόγος ἦν πρὸς τὸν θεόν, καὶ θεὸς ἦν ὁ λόγος), algunos han encontrado una intención por parte del autor del segundo evangelio en vincular su obra con el relato de la creación. Sin embargo, el uso de ἀρχή en Génesis y Marcos es diferente. Lo único que tienen en común es el uso de la misma palabra, pero su uso en Marcos es distinto de su uso en Génesis. En Marcos se trata no del principio de todo, sino del “principio [Ἀρχὴ] del evangelio [τοῦ εὐαγγελίου]”.

jueves, 15 de septiembre de 2011

¿Llamado al ministerio?

Probablemente hay cierta inexactitud en este tema. En realidad todos los cristianos son llamados al ministerio o a los ministerios (1P 4:10; 1Co 12:5). A mi juicio, lo que dice Berkhof puede ser iluminador para aquellos que tienen esta inquietud espiritual:
3. EL LLAMAMIENTO DE LOS OFICIALES Y SU INTRODUCCIÓN AL OFICIO. Debe hacerse distinción entre el llamamiento de los oficiales extraordinarios, como el de los apóstoles, y el de los oficiales ordinarios. Los primeros fueron llamados de una manera extraordinaria con un llamamiento inmediato de parte de Dios, y los últimos en una manera ordinaria y mediante la agencia de la iglesia. De un modo particular veremos lo tocante al llamamiento de los oficiales ordinarios.
a. El llamamiento de los oficiales ordinarios. Éste es doble:
(1) El llamamiento interno. A veces, se piensa que el llamamiento interno a un oficio en la iglesia consiste de algunas indicaciones extraordinarias de Dios para efectos que uno es llamado, –una suerte de revelación especial. Pero, esto no es correcto. Más bien, consiste en ciertas indicaciones providenciales y ordinarias dadas por Dios, e incluye especialmente tres cosas: (a) la conciencia de ser impelido hacia alguna tarea especial en el Reino de Dios, por amor a Dios y a su causa; (b) la convicción de que uno está al menos en una medida calificado intelectual y espiritualmente para el oficio requerido; (c) la experiencia de que Dios está claramente pavimentando el camino hacia la meta.
(2) El llamamiento externo. Este es el llamamiento que viene a uno por medio de la instrumentalidad de la Iglesia. No ha emanado del Papa (católico romano), ni de un obispo o colegio de obispos (Episcopal), sino de la iglesia local. Tanto los oficiales y los miembros ordinarios de la iglesia tienen parte en el llamamiento. Que los oficiales tienen una mano directriz en esto, pero sin la exclusión del pueblo, es evidente a partir de textos como Hech. 1:15-26; 6:2-6; 14:23. El pueblo fue reconocido aun en la elección de un apóstol, de acuerdo a Hech. 1:15-2. Parecería que en la época apostólica los oficiales dirigieron la elección del pueblo llamando la atención a las calificaciones necesarias que se requerían para el oficio, pero permitieron al pueblo tomar parte en la elección, Hech. 1:15-26; 6:1-6; 1 Tim. 3:2-13. Por supuesto, en el caso de Matías Dios mismo hizo la elección final.[1]
Dios dirija a aquellos que Él está convocando al ministerio de la palabra.

[1] Louis Berkhof, Systematic Theology (Grand Rapids: Eerdmans, 1938), 587-588.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Iniciando una congregación

La Gran Comisión en zonas urbanas no constituye un trabajo sencillo, y Dios se ha manifestado de un modo tremendo en nuestro trabajo en la ciudad de Trujillo, Perú. Estamos iniciando una congregación en la zona de Santa Isabel y San Salvador. Por la gracia de Dios, estamos ahora experimentando la urgente necesidad de conseguir un local más amplio. Nos estamos reuniendo en las casas de los hermanos, pero ahora nos falta espacio y sillas. Al mejor estilo bíblico, los hermanos generosamente abren las puertas de sus casas para albergarnos en nuestras reuniones semanales. Queremos tener nuestros tiempos de celebración, de culto a nuestro Señor Jesucristo y seguir trabajando para que más personas vengan al Camino.

Tenemos la carga por la proclamación del evangelio en nuestra ciudad y a las nuevas generaciones. Noto que una enorme deficiencia entre los cristianos es la evangelización a las nuevas generaciones. Pensamos que por nacer en nuestra familia, nuestros hijos ya son cristianos. Por ello, no debemos asumir que la proclamación sólo se hace allende. Se habla de cumplir el mandato de Cristo, pero es mejor cumplirlo que sólo hablar de él. Y, ¡qué gratificante es cumplir el mandato proclamar el Evangelio! Es un verdadero placer estar en medio de personas alcanzadas con el evangelio y que ahora buscan glorificar a Dios, es un placer porque nos deleitamos en el mismo Señor.
Por favor ayúdennos en oración por la necesidad de un local para nuestra naciente congregación.

sábado, 10 de septiembre de 2011

Los nombres escritos en el libro de la vida ¿desde cuándo? (Apocalipsis 13:8 y 17:8)


Es una idea popular que los nombres escritos en el libro de la vida Dios los escribe en el momento de la conversión. Algunos evangelistas sugieren a las personas que están dispuestas a hacer una profesión de fe que oren pidiendo que Dios escriba el nombre en el libro de la vida.
Aunque popular, parece que esta idea es diferente a lo que se afirma en el libro de Apocalipsis:
καὶ προσκυνήσουσιν αὐτὸν πάντες οἱ κατοικοῦντες ἐπὶ τῆς γῆς, οὗ οὐ γέγραπται τὸ ὄνομα αὐτοῦ ἐν τῷ βιβλίῳ τῆς ζωῆς τοῦ ἀρνίου τοῦ ἐσφαγμένου ἀπὸ καταβολῆς κόσμου.
Τὸ θηρίον ὃ εἶδες ἦν καὶ οὐκ ἔστιν καὶ μέλλει ἀναβαίνειν ἐκ τῆς ἀβύσσου καὶ εἰς ἀπώλειαν ὑπάγει, καὶ θαυμασθήσονται οἱ κατοικοῦντες ἐπὶ τῆς γῆς, ὧν οὐ γέγραπται τὸ ὄνομα ἐπὶ τὸ βιβλίον τῆς ζωῆς ἀπὸ καταβολῆς κόσμου, βλεπόντων τὸ θηρίον ὅτι ἦν καὶ οὐκ ἔστιν καὶ παρέσται (Ap 13:8; 17:8 NA27)
Y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo
La bestia que has visto, era, y no es; y está para subir del abismo e ir a perdición; y los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no están escritos desde la fundación del mundo en el libro de la vida, se asombrarán viendo la bestia que era y no es, y será. (Ap 13:8; 17:8 R60)
E. L. Carballosa comenta la expresión ἀπὸ καταβολῆς κόσμου que aparece en Ap 13:8, y Ap 17:8 en conexión con los nombres escritos en el libro de la vida:
Otra importante observación que debe hacerse tiene que ver con la frase “desde la fundación del mundo” o “desde el principio del mundo” (apò katabolêis [sic] kósmou). La frase no se refiere al comienzo de la historia de la humanidad, sino que tiene que ver con “la fundación del orden visible total en la que la creación está representada como un vasto edificio bajo las manos del Arquitecto Divino”. Dicha frase, además, está conectada con la expresión “no está escrito” (ou gégraptai), es decir, el nombre de cada uno de los adoradores de la bestia “no está escrito desde la fundación del mundo en el libro de la vida del Cordero”. La implicación es la siguiente: En el libro de la vida del Cordero están inscritos los nombres de todos los que han puesto su fe en el Mesías. Esa inscripción “fue hecha posible por la anticipación de la futura muerte del cordero en beneficio de ellos”. Este punto de vista es apoyado por el hecho de que en Apocalipsis 17:8, Juan se refiere de nuevo a “los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no están escritos desde la fundación del mundo en el libro de la vida…”. Aquellos cuyos nombres sí están inscritos en el libro de la vida del Cordero son los mismos que fueron escogidos por él antes de la fundación del mundo (Ef. 1:4).[1]
Ha habido debate acerca de si la frase preposicional ἀπὸ καταβολῆς κόσμου “desde la fundación del mundo” de Ap 13:8 modifica a (1) γέγραπται “estaban escritos”[2] o a (2) τοῦ ἐσφαγμένου “que fue inmolado”[3]. El orden de palabras favorece a (2), que la frase preposicional ἀπὸ καταβολῆς κόσμου modifica a la cláusula más cercana que es la cláusula relativa τοῦ ἐσφαγμένου.[4] Pero, parece que el uso de la misma frase Ap 17:8, en donde sin lugar a dudas modifica a γέγραπται, es decisivo en la interpretación de este texto. Así que, parece probable que la frase preposicional ἀπὸ καταβολῆς κόσμου modifica a γέγραπται.[5] Esta frase revela un punto de vista predestinacionista similar al expresado en Ef 1:4. John F. Walvoord opina que:
Algunas referencias la libro de la vida parecen indicar que es el libro de los vivientes, a saber, de todos los nacidos en el mundo, y que aquellos quienes no confían en Cristo son borrados de éste libro dejando sólo a aquellos quienes son salvos.[6]
El uso de esta expresión en el Antiguo Testamento, y de un modo particular en el libro del Éxodo (Éx 32.32-33) como también en el Antiguo Medio Oriente y el mundo greco-romano, favorece la opinión manifestada por Walvoord.[7]
De lo observado en estos textos, en Apocalipsis se indica que los nombres de los creyentes están escritos desde la fundación del mundo. 


[1] Evis L. Carballosa, Apocalipsis: La consumación del plan eterno de Dios (Grand Rapids: Portavoz, 1997), 260.
[2] LBA, Swete, Caird, Johnson, Chilton, Aune, Walvoord, Thomas.
[3] R60, Charles, Morris, Harrington, Beasley-Murray, Mounce, Wall, Michaels, Beale.
[4] Así Grant R. Osborne, Revelation (BECNT; Grand Rapids: Baker Academic, 2002), 503.
[5] Cf. Robert G. Bratcher y Howard Hatton, A Handbook on the Revelation to John (New York: United Bible Societies, 1993), 198-199.
[6] John F. Walvoord, The Revelation of Jesus Christ (Chicago: Moody, 1966), 202.
[7] Así, Douglas K. Stuart, Exodus (NAC 2; Nashville: Broadman & Holman Publishers, 2006), 684-688. Cf. Bruce Wells, “Exodus” en John H Walton, Zondervan Illustrated Bible Backgrounds Commentary (Old Testament) Volume 1: Genesis, Exodus, Leviticus, Numbers, Deuteronomy (Grand Rapids: Zondervan, 2009), 261.

“Bienaventurado el que lee…” (Ap 1:3)


Μακάριος ὁ ἀναγινώσκων καὶ οἱ ἀκούοντες τοὺς λόγους τῆς προφητείας καὶ τηροῦντες τὰ ἐν αὐτῇ γεγραμμένα, ὁ γὰρ καιρὸς ἐγγύς. (Ap 1:3 NA27)
Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca. (Ap. 1:3 R60)
Esta es la primera de las siete bienaventuranzas que aparecen en el texto del libro del Apocalipsis (Ap 14:13; 16:15; 19:9; 20:6; 22:7,14). La bienaventuranza tal como aparece en este texto no tiene aplicación individual. No se refiere a la lectura privada de esta profecía. El contexto milita claramente en contra de esta forma de entender la lectura, pues se nos habla de un lector y los oyentes. Se debe precisar que en la antigüedad sí se conocía la forma de leer silenciosamente. Pero, esta forma de lectura silenciosa no era una práctica muy común en el mundo antiguo, y las referencias a la misma son escasas.[1] Un ejemplo de lectura silenciosa aparece en el famoso relato de Agustín cuando estaba en la casa de Alipio, cuando oyó la voz infantil que le decía: tolle lege, tolle lege “toma y lee, toma y lee”, el Obispo de Hipona afirma aperui et legi in silentio “abrí y leí en silencio” refiriéndose al códice de la Sagrada Escritura.[2]
Es evidente que la palabra griega ἀναγινώσκω se refiere a la lectura que normalmente se hacía en voz alta, es “leer en voz alta para un auditorio público”[3]. Este texto se refiere fundamentalmente a la lectura comunitaria de la profecía. Resulta obvio que al considerarse que el texto de esta profecía se tenía que leer comunitariamente se está dando por sentado que el autor y los lectores entenderían que esta profecía es palabra de Dios autoritativa. Por otro lado, podemos comprender la centralidad de la Palabra de Dios en la adoración durante las reuniones de la iglesia apostólica. El estudio personal de las Escrituras tiene su lugar y resulta ser muy edificante, pero realmente es fabuloso poder disfrutar de la bienaventuranza expresada aquí cuando se lee-oye la Palabra de Dios en el seno de la communio sanctorum (comunión de los santos) siendo desafiados a la obediencia como un pueblo.


[1] Cf. David E. Aune, Revelation 1-5:14 (WBC 52A; Dallas: Word, 2002), 20. Plutarco (De Alex., 340A) afirma que Alejandro leía en silencio: “σιωπῇ πρὸς ἑαυτὸν ἀναγινώσκοντος” (nótese el uso del verbo σῐωπάω “guardar silencio”).
[2] Conf., 8.12.
[3] BDAG, 60.